Tras el partido ante el Sporting de GIjón, el conjunto blanco llegaba al Camp Nou con la obligación de mejorar, ya no solo para dar una buena imagen, sino para mantener alejado al Barça en la clasificación. En los momentos previos al partido, se podía observar esa necesidad de sacar algo positivo del Camp Nou en las caras de todos los jugadores. Los culés, tras tres empates seguidos, dos en Liga y uno en Copa, necesitaban acercarse al Real, mientras que los blancos mostraban una cara confiante, algo que los hizo salir uy enchufados al campo.

Orden

Desde el primer minuto del encuentro, se pudo ver un Real Madrid con mucho orden, conscientes que la obligación de ganar caía del lado blaugrana. Por ello, los blancos se replegaron, con un 4-4-2 evidente, pero con los delanteros por detrás de un balón que el Barça dominó. Pero los locales no transformaban esa superioridad en ocasiones de gol y Zidane comenzó a darse cuenta que era el momento clave para la salida de su equipo al ataque. 

Y así fue, el Real Madrid comenzó a adelantar líneas, con Modric e Isco en la construcción de un juego que gustó bastante al aficionado blanco. Fruto de esas elaboraciones, tan prácticas como bonitas, entre los dos jugones madridistas, la línea ofensiva tuvo sus primeras ocasiones. Cristiano Ronaldo en hasta dos ocasiones y Benzema en una buena acción individual, tuvieron el gol, pero Ter Stegen y los defensas, evitaron ese tanto que tanto daño hubiera hecho en el Camp Nou.

Esta primera parte tan táctica y ordenada, sobre todo por parte de los madrileños, llegó a su fin con las quejas de los jugadores merengues a Clos Gómez, ya que el colegiado no había pitado ninguno de los tres penaltis de los que se quejaba el madridismo

El desconcierto 

Después de una gran primera parte de los de Zidane, todo hacía indicar, que en la segunda los visitantes subirían aún más las líneas para buscar la victoria, al igual que en el último clásico liguero del mes de abril. Pero el descanso le había venido muy bien a Luis Enrique, que desde el banquilo había visto las carencias de su equipo en la primera mitad, lo que le sirvió para cambiarlo en el descanso y sorprender al Real Madrid.

A pesar de los 5 minutos buenos de los blancos tras el descanso, la charla del entrenador culé llegó a sus jugadores, que comenzaron a irse a por la victoria. Una victoria que el Barça comenzó a soñar tras una buena falta botada por Neymar con un toque exquisito, la cual Luis Suárez se encargó de meter en la portería, aunque en ligero, pero casi inapreciable, fuera de juego, como así demostraron las imágenes posteriores al partido. 

Con el gol y con una gran decisión de Luis Enrique, que se apresuró para sacar a Iniesta, quien se llevó la gran ovación del Camp Nou, el conjunto blaugrana se hizo con el control y las ocasiones del partido. El Real Madrid no se encontraba cómodo en el campo, y con la salida del campo de Isco, en favor de Casemiro, el conjunto blanco perdió creación, y ante la sopresa de todos, también defensa, ya que el brasileó, aunque había jugado ante la Cultural, llevaba dos meses parado por una lesión, lo que le hizo estar perdido en el centro del campo. Eso lo aprovecharon Neymar y Messi para tener dos ocasiones muy claras, que ambos desperdiciaron, y que hubiesen puesto la puntilla al conjunto madrileño.

Territorio Sergio Ramos

El Camp Nou celebraba la victoria de su equipo y los 3 puntos que le recortaban al Real Madrid, pero en la afición merengue había un sentimiento positivo visto en otras grandes ocasiones, y que finalmente se daría.

Una falta favorable a los blancos bastante lejana sería el detonante de la explosión de alegría madridista. Arda Turan mostraba su premonitorio nerviosismo en la frontal del área, donde el arbitro le llamó la atención. Y vino la falta. Luka Modric puso un centro de los suyos, con una técnica envidiable y el balón aéreo le llegó al de casi siempre en el minuto 90, a Sergio Ramos, que remató con el alma madridista y con su gran cabeza, y puso un 1-1 que, a posteriori, supo a victoria en el lado blanco.

Pero, aún le quedaba una al Barça. Varios rebotes después, cercanos a la portería merengue, el balón llegó a la cabeza de Sergi Roberto, que desde la frontal del área se impulsó con fuerzas e hizo a Casemiro sacar el balón debajo de los palos.

Con el nudo en la garganta en la afición del Real Madrid, se llegó a un final que supo a victoria en Chamartín y, dejó el sabor amargo de un empate a última hora en el Camp Nou.