Después de la pasada temporada para olvidar, el fútbol regresaba al estadio municipal de La Romareda un 22 de agosto. Los blanquillos se estrenaron ante su afición con goleada y Lanzarote sería el encargado de sentenciar el encuentro. Desde ese día hasta el último encuentro ante el Alcorcón, Manu Lanzarote se ha hinchado de anotar goles.

El futbolista catalán disipó las dudas de su continuidad renovando con la entidad zaragocista por una campaña más. Llegó en el mercado invernal del pasado curso y pocos meses fueron suficientes para que mostrará su calidad sobre el terreno de juego. Por ello, era imprescindible contar con él un año más.

El Real Zaragoza comenzaba la Liga con buenas sensaciones situándose líder y el guante de oro en el pie de Lanzarote empezó a lucirse. Un gol contra el UCAM Murcia y otro tanto anotado ante el Lugo, sirvieron para su buen arranque.

Ante una SD Huesca que puso las cosas difíciles en el derbi aragonés, el extremo no vio portería. Finalmente, se consiguió ganar el choque in extremis con un gol de Casado.

Todo se ponía a favor para el conjunto de Luis Milla hasta que llegó al Ciutat de Valencia. El buen inicio de los granotas también era digno de admirar y el equipo maño sufrió su primer varapalo de la temporada. Se mostró nerviosismo y desorden en el campo, algo no habitual en la pretemporada y los primeros encuentros de Liga. Pero hubo algo que no apagaron. La zurda de Lanzarote perforó dos veces la meta valenciana.

El primero tanto fue de falta directa tras un extraordinario disparo que se coló en la escuadra de Remiro. El segundo vino precedido de una falta por banda derecha y la perfecta rosca en el lanzamiento fue imposible para el guardameta rival.

El último espectáculo de Manu Lanzarote fue ante los aficionados zaragocistas. No se cumplió ni los cinco minutos del partido que el catalán ya estaba haciendo de las suyas. El primer gol de la tarde llegó a balón parado con la ayuda de David Rodríguez. Tenía a los espectadores acostumbrados a sus tantos de falta, pero sorprendió con el segundo. Manu se disponía a botar un córner desde la banda derecha, pero se transformó en un gol olímpico.

El jugador abandonó sustituido el terreno de juego con una gran ovación. Y es que el Real Zaragoza juega a lo que Manu Lanzarote quiera.