Volvía el fútbol a la preciosa Urdaibai. En esta ocasión, se enfrentaban dos conjuntos en momentos contrarios, el Gernika y el Real Unión de Irun. Los de Luaces llegaban al duelo en un gran momento de forma, tras haber conseguido un heroico triunfo con nueve jugadores en medio del diluvio en Zubieta (0-1). Por contra, los irundarras no están pudiendo dar buenas sensaciones y llegaban a la Ciudad de la Paz con 20 puntos y acumulando tres duelos sin vencer, desde que batieran al Logroñés en su feudo. La victoria era tremendamente necesaria para uno de los fundadores de la Liga, allá por 1929.

Formaciones iniciales

En una tarde algo fresca y lluviosa en Gernika, Luaces apostó por los siguientes jugadores para afrontar el enfrentamiento. Diego Carrio fue el portero, Murgoitio actuó en el lateral izquierdo, Carracedo y Torrealdai centrales y Kevin Calle en la diestra. Por delante, sala de máquinas para Gorka Larrucea y Otiñano. Por delante, línea de tres con Entziondo, Etxabe y Madrazo. En punta, Txema Pan. En el banquillo, Ander Larrucea, Iruskieta, Pecharroman, Iker Bilbao, Barron Abaroa y Pradera.

El Real Unión formó con los siguientes futbolistas. Otaño bajo los palos, Sagastibelza en la izquierda, Esnaola y Ekhi en el centro de la zaga y Estrada en el otro costado. Centro del campo para Mikel Alonso y Rodellar. Por delante, El Haddadi, Juan Domínguez y Orbegozo. Por delante, como punta Galán. En el banquillo, solamente cinco convocados: Gayoso, Sequeira, Capelete, Josu Hernáez, Letamendia.

Mucha brega, poco juego

Pablo Fernández Pérez decretó el comienzo del choque. Comenzaron presionantes los visitantes, que por medio de Orbegozo forzaron una falta lateral. El Gernika, como siempre, quería dar ritmo al duelo, si bien no conseguía ser preciso. El balón surcaba con frecuencia el cuelo vizcaíno, que se debatía entre la lluvia y el sol. Los de Santana pretendían buscar un juego tranquilo, buscando controlar el juego pero sin amenazar la meta contraria. Los de Luaces, en cambio, querían “rock and roll” y salían disparados hacia la portería contraria cada vez que podían. La primera local la tuvo Gorka Larruzea, que en un saque de falta envió el balón algo alto. Poco después, un balón largo para Madrazo fue solventado por Otaño, que salió fuera del área. En el rechace, Entziondo apenas pudo proponer un tiro raso y fácil para un Otaño que ya había vuelto a su posición.

Diego Carrio atrapa la bola (fuente SD Gernika)
Diego Carrio atrapa la bola (fuente SD Gernika)

La diferencia de propuestas era palpable. El Gernika le metía ritmo y funcionaba a auténticos arreones. El fútbol apenas se veía por ningún lado, el duelo era muy físico y casi no había jugadas en los últimos metros. Parecía que el balón parado iba a decidir el duelo y así iba a llegar la más clara. En un saque de esquina, un balón peinado por un jugador blanquinegro estuvo a punto de significar el 0-1. La primera para los guipuzcoanos iba a llegar en torno a la media hora, en un lanzamiento directo de falta de Mikel Alonso. Diego Carrio controló perfectamente el disparo y lo mandó a córner, En esa acción, un barullo dentro del área pudo ser el primero de los del Gal. El choque cogió ritmo lentamente, aunque seguían sin pasar demasiadas cosas.

Revolución local antes del descanso

Los forales, en otro de sus impulsos, volvieron a intentarlo con un disparo de Txema Pan. El "9" pegó un zapatazo desde fuera del área que estuvo a punto de colarse por la escuadra. Un minuto después, Madrazo exigió a Otaño una buena respuesta. En los últimos minutos, el Gernika pasó a asediar la meta contraria. Entziondo fue una pesadilla para la zaga visitante. Los de Irun parecían noqueados, mientras que los vizcaínos encontraban sus mejores minutos de juego. Los zuribelz pusieron una marcha más al duelo y los de Santana lo acusaron. “Menos mal que llegó el descanso”, pensaría la hinchada del Bidasoa.

Un lance del partido (SD Gernika)
Un lance del partido (SD Gernika)

Tras la reanudación, el Gernika siguió apretando y dispuso de la primera clara. Txema Pan asistió a Madrazo, que solo ante Otaño, la cruzó en exceso y no pudo subir el primero al simultáneo. Quiso reaccionar el Real Unión, tratando de colgar envíos al área. Les duró poco el ímpetu a los fronterizos, que poco a poco volvieron a buscar el juego calmado y parsimonioso. Luaces quiso meter pólvora al verde. Así, entraron Abaroa y Pradera. Ninguno de lo dos contendientes se atrevía en demasía a proponer juego ofensivo. Los guipuzcoanos supieron enfriar momentáneamente el duelo, hacer que pasaran los minutos y desplegar algo de juego por banda. Entre Estrada y El Haddadi buscaban generar peligro a base de centros. Pero todos esos envíos fueron blocados por el portero, sin ningún problema.

La constancia acabó dando frutos

En una acción aislada, pudo nuevamente adelantarse el Gernika. Un seco disparo de Txema Pan desde la media luna del área rebotó violentamente contra el larguero. Salvo esas acciones ofensivas, el Real Unión logró el control del partido a base de ir ganando balones divididos y mover la pelota con criterio en el centro del campo. Sin embargo, al pasar los tres cuartos, todas las luces se apagaban en los visitantes. Los pases no llegaban, los disparos no entrañaban apenas peligro y los centros eran una bendición para Diego Carrio, que mostraba una gran seguridad. No tenían ningún tipo de mordiente los de Santana.

En la jugada más estúpida, pudo llegar el primero del Real Unión. El Haddadi robó a un despistado Carracedo, se plantó sólo, pero no encontró el fondo de la red. Instantes después, Madrazo colgó un centro-chut al que Entziondo no pudo llegar. El duelo encaraba sus últimos minutos y el Gernika volvió a coger buenos minutos de juego. Barron hacía presencia en el verde. El técnico visitante no sabía qué hacer ni encontraba alternativas. Cuando todo parecía destinado a un empate final, Abaroa conectó un derechazo desde la frontal que se convirtió en el 1-0. Era el minuto 89 y Urbieta estalló, consciente de la importancia que tenía vencer hoy. Y más aún lo hizo cuando el colegiado pitó el final. 26 puntos tras 16 jornadas, y lo que es más importante, doce de distancia con el descenso. Toda una recompensa al buen trabajo.

Un jugador local intenta superar la oposición de otro visitante (fuente SD Gernika)
Un jugador local intenta superar la oposición de otro visitante (fuente SD Gernika)

Estado de gracia vs depresión total

Los de Luaces se medirán el sábado a las 16:00 al Arenas en Gobela. Los visitantes se quedan con 20 puntos y se acercan un poco más al descenso. A ocho ya de playoff, el Real Unión no puede continuar ni un partido más así, exhibiendo debilidades jornada tras jornada. Sin propuesta clara ni identidad, los de Santana juegan temerosos. No quieren arriesgar ni conceder. Su pasividad les hace estar muchos minutos a merced del rival. En Segunda B no se puede jugar a ritmo parsimonioso. Jugar fuera de casa, está siendo un suplicio para ellos. En cuanto los rivales aprietan, llegan los problemas. Nueva oportunidad para ellos, que recibirán el próximo fin de semana al líder Mirandés en Gal.

Puntuaciones VAVEL

Abaroa 3
Madrazo 2
El Haddadi 1