Gary Neville no da con la tecla, el Valencia está muy gris, apagado, no arranca. Tras un pésimo arranque de temporada con Nuno Espírito Santo, no parece que el técnico inglés haya aportado nada diferente que antes no se viese. El equipo sigue sin encontrar un estilo de juego y un modelo que le defina, y los números hablan por sí solos. Tan sólo ha logrado tres puntos de 15 posibles en Liga, alzándose con la victoria únicamente en Barakaldo y en Mestalla ante el Granada, ambas en Copa del Rey. Un bagaje muy pobre que no parece solucionar la crisis de los chés.
Si algo se le ha achacado al técnico desde su llegada ha sido su falta de experiencia en los banquillos. Tan sólo ha sido entrenador ayudante en la selección de su país, Inglaterra, por lo que desde el principio contaba con varios puntos en su contra. A pesar de ello, a principios de diciembre, los mandatarios valencianistas cedieron el testigo al británico, en busca de una solución a los graves problemas deportivos, contando con un inicio muy irregular en el campeonato doméstico y la eliminación de la máxima competición continental.
El Valencia no encuentra una seña de identidad de la que presumir. Es cierto que ante el Real Madrid se mostró como un equipo aguerrido y que dio la cara hasta el final, pero no debemos pararnos ahí. La veracidad de que los futbolistas dieron la cara ante el conjunto blanco es innegable, al igual que lo son las múltiples carencias tácticas del equipo de Mestalla. Por tanto, se debe exigir mucho más a un entrenador de un equipo de nivel como este Valencia.
Ha utilizado a casi toda la plantilla en busca de un sistema de juego
Hasta tres sistemas de juego diferentes ha utilizado Gary Neville desde su llegada el mes pasado. Comenzó utilizando el ya habitual 1-4-3-3 ante el Eibar y Getafe, partidos que acabaron con sendos empates. Ante el equipo madrileño, introdujo una variante que viene utilizando desde entonces, la posición de Dani Parejo como pivote en el tridente del centro del campo. Además, ha utilizado y cedido más minutos a jugadores que no contaban con el agrado de Nuno, los casos de Rodrigo De Paul o Danilo Barbosa.
Llegó el derbi contra el Villarreal, y el valencia se presentó en El Madrigal con un nuevo sistema de juego, 1-3-5-2. Cancelo y Barragán actuaron como carrileros en este encuentro, en busca de abrir el campo y atacar las bandas del conjunto de Marcelino. Alcácer y Negredo formaron la dupla atacante en busca de los centros de ambos carrileros. Sin embargo, la apuesta falló de nuevo. Los locales se hicieron con el partido tras un golazo espectacular de Bruno Soriano. Nuevo ajuste táctico y nuevo partido sin ganar.
Contra el Real Madrid se volvió al 1-4-3-3, donde se confirmó la reconversión de Parejo y el buen estado de André Gomes en partidos de entidad. El partido finalizó con empate y la parroquia valencianista se dio por satisfecha al comenzar el año sumando un punto. Y de nuevo, la pasada jornada, otro cambio en el esquema. La visita a Anoeta se preparó con un 1-4-4-2, en ocasiones mostrado como un 1-4-2-3-1. Enzo y Parejo en el medio, con Mina y De Paul en las bandas. En la punta, Rodrigo y Alcácer serían los encargados de hacer goles, con el hispano-brasileño buscando recibir el balón en la media punta para que el de Torrent pudiera hacerse un hueco entre los centrales. El partido finalizó 2-0 y confirmó que este Valencia de Neville y sus sistemas mantienen el estado de luto en la capital del Turia.