El análisis de la zaga valencianista

El trío configurado por Garay, Mangala y Abdennour ha sido la nueva apuesta de Cesare Prandelli para este nuevo Valencia: examinamos los pros y los contras de este experimento.

El análisis de la zaga valencianista
Ezequiel Garay despejando el esférico | Valencia CF
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Por Adrián Lázaro Díaz

Dependiendo de la nostalgia individual, hace no tanto tiempo que el Valencia presumía por los campos de España el gozar de una de las mejores defensas del campeonato. Marchena, Ayala y Carboni configuraban una mítica zaga que consiguió el último título liguero valencianista. Sin embargo, la actualidad defensiva en la capital del Turia se desarrolla de una manera muy dispar respecto a la de aquel entonces.

Ezequiel Garay, Eliaquim Mangala y Aymen Abdennour ha sido el resultado de los continuos e infinitos cambios de entrenador en la entidad che. Los tres mencionados estructuran una renovada zona defensiva que ahora se compone de cinco hombres debido al sistema táctico implantado por Cesare Prandelli. Muy a la italiana.

En la corta etapa pre-Prandelli dirigida por Pako Ayestarán, el Valencia perdió los cuatro partidos disputados al no contar con una solidez en la zaga. Vezo, Santos y Abdennour se alternaban con el objetivo de ganarse un puesto que no se veía cubierto de una cierta garantía. El resultado fue evidente: diez goles encajadados y ningún punto conseguido. A pesar de la a priori mejora en ataque de los che, tampoco Voro logró dejar a cero el casillero, aunque sí que se apreció la evolución en el resto de líneas.

Tras cinco renqueantes partidos en los que la victoria en Gijón no tapó los desastres organizativos frente a Celta, Barcelona o Deportivo, el Efecto Prandelli apareció en Sevilla. Ante el equipo de Nervión, el italiano hizo gala del histórico juego de su nación implantando un sistema con cinco defensas en el que Santos no participaría. Con Gayà y Montoya aportando eficacia en bandas, Abdennour y Mangala se adelantarían a un Garay que trata de ejercer una función de líbero. Algo que parecía haberse perdido con el fútbol moderno.

Sin embargo, los resultados no son los esperados. De nuevo, cuatro goles encajados en dos encuentros. Tanto sevillanos como malagueños han sabido adentrarse en los incalculables espacios que la zaga valencianista no consigue cerrar. Puede deberse a errores de concentración o simplemente, tratando de ser positivos, a una falta de adaptación aún temporal.

Lo que sí es seguro es que Garay está desarrollando un papel crucial en dicha línea, pues el argentino se ha erigido como el principal precursor del cambio. Cortando cualquier balón a su alcance sin miedo y sellando los huecos que sus compañeros provocan, cumple con creces el objetivo marcado por técnico.

De manera desemejante, Mangala y Abdennour continúan con fallos más habituales a categorías inferiores. Con despejes en falso, marcajes fallidos y sin salida en corto del balón, el juego del Valencia se ve bastante dificultado en materia defensiva. Y ello repercute en el ataque, pues Mario Suárez, quien también se ha ganado a pulso un puesto de titular como mediocampista más atrasado, está viendo la multiplicidad de su trabajo en labores de recuperación, lo cual afecta de manera mayúscula a la basculación en ataque.

El fútbol es un deporte de equipo. Parece una obviedad o un tópico leído y oído miles de veces, pero en Valencia es necesario recordarlo y procesarlo. Los errores de coordinación que se cometen semana tras semana han provocado la situación tan abismal que se está viviendo. A tan solo un punto se encuentra el equipo de ocupar un puesto en el farolillo rojo. Y para evitarlo, gran parte pasa por dar un paso hacia delante en materia zaguera: olvidar el pasado y construir el presente aprendiendo de los errores. 

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Sobre el autor
Adrián Lázaro Díaz
Periodista de mucha altura. Me refiero a mis ciento noventa y tres centímetros, la calidad es cuestionable. Creando líneas y más líneas para VAVEL cubriendo al Atlético de Madrid y la Premier League.