Encendidos los focos, alumbrado el verde césped de Mestalla como si de una alfombra se tratase, no cabía duda el partido iba a dar comienzo. A la izquierda el Valencia, a la derecha el Sevilla y en el centro el quinteto arbitral portando el motivo por el que estaban todos congregados, el balón. Bufandas al aire, el fútbol iba a empezar.

Solo un minuto después, Carlos Soler orientó la jugada para la otra banda, la izquierda, dejando el esférico a Gonçalo Guedes que controlará para intentar sorprender a Sergio Rico. Intentó emular su primer gol y acabó deteniendo el cancerbero.

Las siguientes dos ocasiones estuvieron propiciadas por fallos defensivos de Parejo y Paulista. Perdieron el balón en la zona cercana a la portería de Norberto Murara y provocaron dos tiros rivales: el primero fuera de los tres palos y el segundo detenido por el brasileño.

Cerca de cumplir los cinco minutos, Carlos Soler tuvo la quinta ocasión del partido. Un síntoma de cómo iba a ser este choque entre dos titanes del fútbol español. Un centro del canterano ché iba a envenenarse lo suficiente para pasar raspando la cruceta izquierda.

A partir de esta jugada, ambos equipos se iban a repartir las oportunidades, eso sí, sin poder finalizarlas con fortuna. Ejemplo de esto es un centro de José Luís Gayà a ras de suelo con destino a Guedes, que venía en carrera para únicamente tener que empujarla. Con quien no contaban es con el portero hispalense, que se lanzó a por el balón sin contemplaciones y finalizar la jugada.

Si aún no ha quedado claro, el juego en esta parte pasaba por las bandas. Carlos Soler encaraba a sus rivales y tras hacer, no uno sino, dos recortes logra sacar un pase casi al fondo del campo para que Rodrigo intentase una chilena, aunque no lo lograría.

Antes de terminar la primera mitad, Rodrigo Moreno dejaba el balón de espuela para Guedes que, después de cabalgar desde el medio del terreno de juego por toda la banda derecha de Mestalla, iba a zafarse de dos defensores para, desde la punta del área de Sergio Rico, golpear el balón con efecto y potencia para quitarle las telarañas a la portería. Dos minutos más de añadido y con el pitido final el árbitro señalaba los vestuarios.

Se reanudaba el encuentro, la presión de Kondogbia hacía recuperar el balón a los locales, este se lo cedió a Soler que vío a Rodrigo desmarcado y asiste a Zaza, que tras marcharse del defensor golpeo el balón al palo opuesto de la portería para anotar el segundo y mantener su idilio con el gol.

El partido iba a continuar con ocasiones para ambos equipos, pero en mayor medida del Sevilla. Los de la capital andaluza iban a provocar ocasiones desde las bandas que terminaba siempre rematando Muriel, a veces fuera de los tres palos y otras con paradas providenciales de Neto, quien se había empeñado en dejar su portería a cero.

¿Ya saben por quien pasa el juego ofensivo del Valencia? Guedes iba a ofrecer en bandeja el tercer tanto del partido al recientemente ingresado en el campo Santi Mina quien iba a definir a las mil maravillas y aseguraba así el partido, los tres puntos y la segunda plaza en la clasificación.

Aunque el recital de buen fútbol no iba a acabar aquí. El gallego, para devolverle el favor al portugués, le dejaba solo con un pase en profundidad. Guedes, con la melodía de los mejores artistas del mundo de la música de fondo, iba a definir con la calidad de una estrella picando el balón por encima del portero haciendo imposible que pudiera detenerlo.

Después de este último gol iba a llegar el final del partido. El Valencia es uno de los equipos más goleadores de La Liga con la friolera de 10 goles a favor en los últimos dos partidos. Además, los de Marcelino han sumado 21 de los 27 puntos posibles, datos que invitan al aficionado a soñar despierto.