Las noches de magia son aquellas que nada más llegar al epicentro de la acción, notas algo especial. El aire se respira diferente, lo que tocas lo palpas como si fuera la última vez y todo lo saboreas como un manjar único. Eso era Mestalla. El plato principal estaba claro, el Valencia recibía al FC Barcelona.
Las calles repletas recibieron al equipo local y con ambos equipos preparados en el túnel de vestuarios, saltaban al campo. Tras recordar al expresidente del Valencia CF, Jaume Ortí, iba a empezar a rodar el balón sobre el tapete verde.
Los protagonistas se intercambiaban los primeros golpes con posesiones largas y teniéndose mucho respeto. Balones que no se dirigían entre los cuatro palos, pero que empezaban a agitar el encuentro. Sendas defensas seguían manteniendo la compostura en la zona defensiva, impidiendo que el marcador se moviera.
Los primeros 25 minutos tendría un claro dominador. Los de la Ciudad Condal controlaban el balón encerrando a los locales en su propio campo. Messi era el principal quebradero de cabeza para un Kondogbia que pasó inadvertido en el encuentro.
Sería a partir de una jugada polémica cuando el partido iba a romperse. Un pase desde la banda derecha a Lionel Messi que golpeó con dureza el balón, provocando un rechace al interior de la portería. Una rápida reacción de Neto hizo que el árbitro no diera el gol por válido e indicase continuar una jugada que parecía clara. Una rápida contra que acabaría con un disparo de Simone Zaza por la derecha del palo.
Los blaugrana seguían atacando y generando ocasiones pero siempre se encontraban con Norberto Murara. Las faltas, remates de cabeza... todas las ocasiones acababan igual. Gran culpa de esto también la tuvo el tandem formado por Gabriel Paulista y Ezequiel Garay. Los zagueros muy atentos a las ocasiones cortaban cualquier posibilidad de acercarse al aérea. Derecha, izquierda o centro, da igual por donde lo intentaran se topaban con ellos.
El Valencia iba a tener una ocasión más antes de marcharse a los vestuarios. Un balón que condujo Guedes desde el centro del campo, zafándose de Busquets iba a terminar con un pase en la esquina del área rival que Zaza no iba a poder rematar con facilidad. La jugada no iba a ver puerta.
Tras unos minutos sin muchas ocasiones y con una polémica, el árbitro iba a señalar los vestuarios a los jugadores. Se acababa la primera parte.
La electricidad llegaba al juego y... ¡los goles!
Al reinicio del partido los blanquinegros iban a salir con más tranquilidad y generando ocasiones de gol. Una jugada entre Guedes y Gayà, deja al canterano solo quien acaba centrando el balón a Zaza. El italiano lo tenía difícil y estuvo cerca de conseguir su objetivo.
El partido se volvía loco. Una jugada del Barça iba a ser el inicio de una contra del Valencia con un corte sutil de Rodrigo Moreno. Este le daba el balón a Guedes en la banda derecha, quien dejaría atrás a Umtiti y probaría el tiro, aunque acabaría en las manos de Ter Stegen.
Pero, ¿no era una noche mágica? Guedes iba a poner un balón a Gayà que conduciría el balón hasta el borde del área, donde cedería el balón a Rodrigo Moreno que sólo tendría que empujar el balón. Rodrigo Moreno se puso la peluca naranja de Jaume Ortí y la locura llegaba a Mestalla.
Ernesto Valverdre pronto iba a hacer los tres cambios para intentar darle un vuelco a la situación. Esta fue la principal razón de que el Barça cogiera aire y a falta de diez minutos para el final, Messi pusiera un balón milimetrado a Jordi Alba para batir a Neto y poner las tablas en el marcador.
Aquí no se iba a quedar todo. Tras esta ocasión, el Valencia iba a intentar anotar el segundo. La primera ocasión clara iba a ser una contra llevada a cabo por Andreas Pereira. El jugador cedido por el Manchester United se llevó el balón por la banda derecha para finalizar estrellando el balón en el lado derecho de la red, aunque por fuera.
La siguiente jugada iba a significar el final del partido. Santi Mina roba un balón que acaba en los pies de Guedes quien le devolvió el balón al gallego que terminó centrandoel esférico para que Zaza intentará de volea perforar la portería del belga. Algo que no conseguiría y tirado en el suelo lamentándose de esa ocasión, concluía el encuentro.