Los 'Hispanos' vuelven a semifinales

Pasan los años, pasan los campeonatos, se acumulan las dificultades que rodean al balonmano español, se suceden los acontecimientos y la selección española de balonmano sigue luchando por las medallas. El Europeo de Balonmano 2016 pasará a la historia como uno de los campeonatos internacionales más extraños y emocionantes jamás disputados y España será recordada como una de las cuatro selecciones que llegaron a semifinales.

Los 'Hispanos' no han conseguido en este torneo realizar su mejor juego, el que demostraron en Mundiales y Europeos pasados, el que han realizado durante fases de clasificación y partidos amistosos varios, o el que hace unas semanas desplegaron en el Torneo Internacional de España. No han llevado a su plenitud el juego táctico que les caracteriza, pero su lucha les lleva donde, esta vez, no han conseguido llegar las grandes potencias de este deporte.

La última jornada de la 'main round' ha sido una sucesión de sorpresas y resultados que han dejado boquiabiertos al mundillo y han hecho estallar algún que otro corazón. Francia y Dinamarca, las dos grandes dominadoras junto a España de los últimos años, lo tenían todo a su favor para llegar a unas nuevas semifinales, pero sus inesperados y respectivos tropiezos ante Noruega y Alemania les han dejado en la cuneta.

Conscientes de que la victoria de Alemania les obligaba al triunfo, los 'Hispanos' han salido algo tensos al partido decisivo contra Rusia y han tenido que remar de nuevo a contracorriente para lograr su objetivo. Tras rehacerse de una mala primera mitad, en la segunda se han parecido más al equipo excelente de otras ocasiones, dominando el marcador y jugando con el tiempo en los instantes finales.

Bajo la batuta de Valero Rivera

Hace años el líder de la selección española era Valero Rivera. Era un señor que desde el banquillo hacía los cambios, trazaba las jugadas, elegía el sistema defensivo y arengaba a los jugadores; en definitiva, era el entrenador. El hombre más decisivo en la selección española en la actualidad comparte apelativo, pero su segundo apellido es Folch, no López.

La frialdad en la definición, la calidad en su muñeca y la determinación de seguir tirando con plena confianza cuando falla da seguridad al equipo

El Valero Rivera jugador, el hijo de aquel seleccionador, es hoy el líder de España. Un líder silencioso, porque es tranquilo y no habla más que los demás, pero el que lleva la responsabilidad del gol. Y eso, en un deporte en el que gana el que más goles mete, es importante. La frialdad en la definición, la calidad en su muñeca y la determinación de seguir tirando con plena confianza cuando falla (rara vez) da seguridad al equipo y quita un peso de encima a sus compañeros. En este partido tan decisivo el máximo goleador español ha vuelto a ser Valero, con once tantos y sólo tres errores en el lanzamiento; seis goles desde los siete metros y cinco más de tiros de campo.

Junto a él, o más bien en la otra punta de la cancha, actúa otro seguro de vida al que se agarra España casi cada partido. Víctor Tomás ha aportado esta vez seis goles y ha sido el gran protagonista en los momentos en los que los 'Hispanos' han abierto brecha. Víctor y Valero forman una de las mejores parejas de extremos del planeta. La selección española lleva años disfrutándola, a partir del próximo verano también lo harán los aficionados del FC Barcelona.

La tercera pata de la mesa en el partido ha sido un convidado poco esperado. Brillar en la selección cuando se comparte época y posición con una leyenda como Julen Aginagalde no es fácil, seguramente su vida deportiva habría sido más descollante si el pivote irundarra se hubiera dedicado a otra cosa y no a jugar al balonmano. Pero a Rafa Baena no se le puede más que aplaudir su calidad y sus condiciones para jugar en el pivote. Su salida a pista revolucionó el ataque español y lo cambió todo. Terminó sin goles en su casillero, pero hizo el trabajo más negro, forzando siete metros y exclusiones rivales, para que otros hicieran sus estadísticas más relucientes.

Marcha rusa

Puede que fuera por la responsabilidad, pero lo cierto es que los primeros minutos de la selección española fueron para olvidar. El quereño Jorge Maqueda comenzó el partido con fallos de lanzamiento y pérdidas de balón que hicieron que, a pesar de las paradas de Arpad Sterbik, el combinado ruso se marchara gracias a los goles del genial extremo Timur Dibirov. El resultado inicial fue de 0-3 y los primeros nervios se instalaban en el banquillo español, pero el propio Maqueda fue quien se encargó de soltarlos con una buena penetración que inauguraba el casillero español.

La tranquilidad se instauró y España empezaba a carburar y con Víctor Tomás de estilete conseguía un parcial de 5-1 que le ponía por delante. Pero en una sucesión de idas y venidas Rusia se reponía y conseguía de nuevo dos goles de ventaja, obligando a Manolo Cadenas a pedir tiempo muerto. Los errores, esta vez de Antonio García, habían permitido a los rusos Kovalev y Kalarash anotar a la contra.

Con esa diferencia de dos llegó el minuto 20 y el juego español cambió. Saltaron a la pista Rafa Baena y Álex Dujshebaev y el dos para dos empezó a carburar. El pivote andaluz se hartó de sacar siete metros para que Valero Rivera empezara a machacar la portería de Kireev.

La segunda exclusión de Viran Morros podía haber sido un problema grave, pero el central defensivo español mantuvo la calma

La precipitación en ataque fue repetida por parte de los españoles y esa fue la causa de que no terminaran de rematar la remontada. Los problemas llegaron al borde del descanso, cuando Viran Morros vio la segunda exclusión. El gran bastión de la defensa 'hispana', hoy junto a su gran socio Gedeón Guardiola, se quedaba a las puertas de ver la tarjeta roja, un descuido más supondría la descalificación. Este hecho no llevó a España al desánimo y en los últimos instantes de la primera parte los de Cadenas lograron minimizar daños y marcharse al intermedio con un solo gol de desventaja.

Segunda parte 'hispana'

La segunda exclusión de Viran no iba a intimidar a Cadenas. El defensor catalán es un jugador experto, capaz de controlar su ímpetu y suficientemente inteligente como para seguir defendiendo a pleno rendimiento sin arriesgarse a una tercera sanción. Al fin y a la postre fue clave, porque la pareja Viran-Gedeón fue el eje sobre el que giró España en la segunda mitad. Y cuando no era suficiente, la capacidad de Arpad Sterbik de parar lo que no le toca solucionaba la papeleta.

En ataque los 'Hispanos' siguieron buscando a Baena, que cada vez que recibía el balón sacaba petróleo. Con los goles de Valero Rivera desde siete metros, los de Raúl Entrerríos con algo de fortuna y los de Víctor Tomás los españoles consiguieron dar un primer arreón. Tras una contra del zurdo español, Torgobanov pidió tiempo muerto, pues miró al marcador y vio un peligroso resultado de 17-14.

Las circulaciones de Valero Rivera por la línea de seis metros se habían echado de menos en la primera mitad, pero en la segunda dieron muchos frutos a España. Los goles rusos caían a cuentagotas y llegaban cuando los laterales Shelmenko y Gorbok podían lanzar con espacio. Pero el partido había empezado a romperse y cerca de los últimos diez minutos España lograba cinco goles de ventaja.

España llegó a tener cinco goles de ventaja pero Rusia se acercó al final, hasta que Valero Rivera sentenció

El 24-19 logrado por Valero parecía casi sentenciar el partido, sin embargo el pivote Buzmakov y los extremos Kovalev y Dibirov no estaban dispuestos a dar su brazo a torcer. Una mezcla de tensión y de ver el partido muy encarrilado hizo que España no eligiera bien sus ataques y Rusia se acercara hasta el 24-22 cuando restaban más de dos minutos.

Con lo que se ha vivido en estas dos semanas esos dos goles eran perfectamente remontables en el tiempo que quedaba, por lo que España parecía obligada a marcar gol para asegurar la victoria. El que llevó la tranquilidad fue Julen Aginagalde, que como antes hiciera en repetidas ocasiones su compañero Baena logró recibir en seis metros y forzar la pena máxima. Desde esa distancia y en un momento tan clave no es muy probable que que Valero Rivera falle el lanzamiento y así fue. El hijo del entrenador, uno de los mejores jugadores del mundo, sentenció.

Semifinales sorprendentes

Los apostantes con buenos ojos se habrán hecho de oro, al menos los que a principio de este Europeo hubieran apostado por estas semifinales. Con dos de los equipos clasificados para luchar por las medallas, los de Noruega y Alemania, pocos contaban. La selección germana está plagada de bajas y se medía a rivales mucho más temibles. Además, los dos equipos llegaban a la última jornada con la obligación de ganar a las dos selecciones más temibles, la de Francia y la de Dinamarca. En una jornada de locos han demostrado que el balonmano es para el que se lo cree y, lejos de intimidarse ante esos dos monstruos, se han impuesto.

La selección de Noruega ha dominado durante prácticamente toda la segunda mitad a la mejor selección de la historia y la ha apeado de semifinales, rematando de la mejor manera posible un Europeo que está siendo histórico para el país. Por primera vez llegan a la penúltima ronda. El lado derecho de su ataque ha rendido como en sus mejores días y entre Tonnesen y Bjornsen han conseguido once goles.

Alemania lo tenía todavía más difícil. Ganar a Dinamarca siempre es difícil, pero hacerlo sobreponiéndose a las bajas de Uwe Gensheimer, Patrick Groetzki, Patrick Wiencek, Paul Drux, Christian Dissinger y Steffan Weinhold, perfectamente seis jugadores titulares, se hace todavía más complicado.

La selección de Dinamarca estaba avisada de la igualdad del campeonato, el empate cedido in extremis en el partido del día anterior contra Suecia debería haber servido de escarmiento, pero de nuevo han realizado un mal encuentro rematado con unos desastrosos últimos minutos. Los goles de los zurdos Reichmann y Wiede sellaron la tapa del ataúd danés.

Los otros dos semifinalistas podían ser esperados, pero pocas horas antes de sus respectivos partidos se veían fuera del torneo. España se sintió eliminada tras perder por cuatro goles contra Dinamarca. Ya no dependía de sí misma y necesitaba unos resultados concretos. Por suerte para los de Cadenas esos resultados han terminado dándose y ellos han cumplido con su parte del trabajo.

Croacia necesitaba vencer por 11 golea a una selección, la de Polonia, que se jugaba el pase a semifinales ante su público

Pero sin duda la clasificación más sorprendente ha sido la de Croacia. La selección balcánica, que en la primera fase ya tropezó con Noruega, parecía eliminada tras caer con estrépito en su duelo contra Francia. Al perder por ocho goles necesitaba casi un milagro en la última jornada. Además de la derrota francesa, era necesario ganar a Polonia, la anfitriona del torneo, por un mínimo de 11 goles. Misión imposible para cualquier cabeza bien amueblada antes de empezar el partido. Pero los de Zeljko Babic han convertido lo imposible en posible y poco a poco han ido labrándose una ventaja que no ha hecho más que crecer y que al final del tiempo reglamentario ha sido de 14 goles. El extremo Manuel Strlek y el pivote Marino Maric han sido los verdugos de una Polonia que ha dejado escapar una ocasión única, pues simplemente con perder por menos de cinco goles estaba en semifinales. Todo ello con el calor de su público.

Con estos resultados las semifinales, que se disputarán el viernes 29 de enero, quedan de la siguiente manera: