Nunca lo han tenido tan cerca los Bengals en lo que va de temporada, parecía que esta vez si, el equipo iba a ser capaz de sumar la primera victoria a su casillero. Y no ante un rival cualquiera, la rivalidad Steelers-Bengals ha dejado alguna de las batallas más feroces de las últimas temporadas, y Cincinnati tenía la oportunidad de acabar, casi definitivamente, con las posibilidades de playoff de su contrincante.

El partido se puso pronto de cara, con un Ryan Finley lanzando más cómodo de lo habitual y al que se le percibía un nivel de confianza más alto. Seguramente esto vino a coalición de poder conectar por fin con su target estrella, Tyler Boyd, que venía quejándose estas últimas jornadas de no recibir suficientes pases. Pues bien, deseo concedido, primera vez esta temporada que supera las 100 yds de recepción, además de anotar un TD para su equipo. 

Mientras el ataque de los Bengals fluia más que de costumbre, Mason Rudolph parecía tener la cabeza aún en el altercado con Myles Garrett de la pasada semana. Fuera de ritmo, errático en las decisiones y sin inquietar a a defensa rival, los Steelers no eran capaces de subir puntos a su marcador.

Entonces, Mike Tomlin decidió que ya había visto suficiente. El DT de los Steelers sentó a su QB titular y puso en el campo a Devlin Hodges. Hasta ahí llegó el partido de Cincinnati, ya que a raíz de la entrada del joven mariscal, los  visitantes encontraron su cadencia en ataque y consiguieron varios drives consecutivos al menos dejando descansar a su defensa en la banda. Y esto era lo que necesitaba Pittsburgh, una vez su temible defensa pudo respirar, volvieron por sus fueros y ahogaron a la ofensiva de los Bengals que ya no veía las alternativas en ataque tan claras como al principio, iniciándose así una remontada que se constataría con el 16-10 final.

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