No se sabe si Marc Márquez igualará a Ángel Nieto, Agostini o Hailwood. Pero a la vista está que este piloto se convertirá en una leyenda, si es que ya no lo es, del deporte de las dos ruedas.
Acostumbrado a escribir su nombre en el libro de los record Guinness, a romper cronos, a salvar lo nunca visto y a luchar siempre por la victoria, el joven de 26 años ya tiene bajo la mano ocho Mundiales de MotoGP. Y es que de los siete años que lleva en la categoría reina, sólo se le ha escapado la victoria de 2015 dónde conquistó el tercer puesto del cajón.
Con una temporada prácticamente perfecta en la que su peor resultado ha sido segundo quitando Austin dónde se fue al suelo, el catalán ha acumulado 325 puntos a falta de cuatro carreras por disputar. Su sed de ser el mejor le hace conducir sin límites y esto es lo que le diferencia del resto de la parrilla. Sabe que es el mejor y lo aprovecha, lo que mejor se le da es ganar y por eso se juega un mundial en la última vuelta por ser primero. No es conformista, se ha acostumbrado a saborear el podio y eso le ha hecho ser cada vez más grande.
Como el propio Márquez dice, “el rival marca el nivel”. Posiblemente si la parrilla no estuviese compuesta por todos los profesionales que corren a su lado, veríamos a un Marc Márquez más moderado. Quién sabe si con tantos títulos. En mi opinión no hubiese dado tanto de sí, para Marc si nadie tira de su cuerda romper esquemas es más difícil. Es el precio que se paga por ser alguien ambicioso.
“Para ser piloto de MotoGP tienes que tener un punto de inconsciencia” decía el propio #93 tras haber hecho una pole en mojado con neumáticos de slick. No se obsesiona con los números, pero si quiere ser recordado. Recordado por los riesgos que toma y lo que hace disfrutar a los espectadores con la maestría con la que conduce su moto.
Más de uno tiene claro que estamos en la era “Márquez”, hemos tenido la era de Rossi, de Agostini o de Nieto y han sido imprescindibles en este deporte. Puedes querer u odiar a Marc, su forma de pilotar, como afronta los riesgos… pero quien ama las dos ruedas no puede negar al español como uno de los mejores pilotos de MotoGP.
Marc Márquez persigue números de infarto y lleva la moto a extremos que nadie antes había llevado. Es el piloto que más se cae en entrenamientos, pero como él dice, prueba y si le sale mal ya sabe dónde está el límite. Manejar esta situación le ha permitido encontrar un hueco entre los grandes.
