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Valencia 2013: un final de temporada para la historia

La temporada acababa, como de costumbre, en el circuito Ricardo Tormo de Valencia. El trazado de Cheste sería testigo de una de las carreras más emocionantes de los últimos años. Esta vez, la categoría encargada de poner la guinda con un final apretado sería Moto3, de la mano de tres jóvenes promesas españolas.

Valencia 2013: un final de temporada para la historia
javigarcia
Por Javier García Ramos

Como es habitual, la categoría pequeña siempre tiene una pizca de emoción superior al resto de categorías. Pilotos muy jóvenes y con muchas ganas de triunfar en este mundillo, se suben a unas motos que no destacan por su potencia pero sí por su cómoda conducción. Ésto permite que los protagonistas en cada carrera sean los pilotos, metiendo la moto en cada curva como si fuera la última y sin guardarse nada para el final. Así, carrera tras carrera, pasaba la temporada 2013 con los favoritos apretados en un puñado de puntos. Quizás les suene alguno de estos nombres, pero serían los encargados de jugarse la victoria final: Maverick Viñales, Álex Rins y Luis Salom.

La temporada comenzaba en Losail con el mallorquín en lo más alto del podio, siendo el primer piloto en conseguir una victoria en la recién estrenada categoría de Moto3 (mérito que ya nadie le quitará). Una carrera marcada por el dominio español ya que, además de la victoria de Salom, el podio lo completaban Viñales y Rins, con Álex Márquez como cuarto clasificado. Una dinámica que no soltarían prácticamente en todo el año, puesto que las tres plazas del podio estaban reservadas para estos pilotos a excepción de Jerez, donde Rins se iba al suelo, Brno con Folger arrebatando la tercera posición al barcelonés, Sepang, Motegi y la última carrera del año, Valencia.

Todo transcurría con los pilotos españoles situándose como únicos favoritos para el título. Ni Jonas Folger (5º) ni Miguel Oliveira (6º) fueron capaces de acercarse durante todo el año a lo más alto de la tabla. El cuarteto español, contando a Álex Márquez, realizaba actuaciones casi perfectas durante todo el año, algo que les permitía llegar a Valencia con el Mundial abierto. Todo podía suceder. El futuro campeón del mundo podría hacerse esperar hasta la última vuelta o, aún más, hasta la última curva del último GP del primer año de la categoría de Moto3.

Valencia coronaría al campeón

Cheste pintaría el último brochazo de un Mundial que pasaría a la historia por varias cosas: por su desenlace y por ser el primer campeonato de la nueva categoría, que dejaría a la exenta 125 para el pasado. El GP de Valencia esperaba a Luis Salom en lo más alto de la clasificación general con 300 puntos, dos más que Maverick Viñales, segundo, con Álex Rins tercero a tan sólo cinco de Salom. De nada habían servido los 17 GP restantes. El Mundial se decidiría en un todo o nada. Un mínimo despiste o un acierto inmenso podría decantar la balanza de un lado o de otro. Blanco o negro, el gris quedaría para el olvido.

Por ello, los equipos también jugarían una parte importante en este título. Cualquier mínimo error en la puesta a punto dejaría a su piloto en desventaja. También, como es habitual en estos casos, la parte psicológica podría decidir el triunfo final. Aunque con todo el mundo en parrilla, en los minutos previos al GP, es posible concentrarse al máximo. Pero si bien es cierto, tras apagarse el semáforo todo podía cambiar. Los nervios a flor de piel y el corazón aproximándose a las mismas revoluciones que el motor de sus motos, mostraban que algo se estaba fraguando en Valencia. Nada más y nada menos que un campeón del mundo. El primero de Moto3 en la historia.

Con el semáforo apagado comenzaba el desenlace final. Salom partía en primera posición con Viñales segundo, justo por delante de Folger, Rins y Márquez. El alemán hacía un pequeño tapón en los primeros metros de la prueba, algo que dejaba a Viñales y Salom en una lucha codo a codo, pero con demasiada calma. Las espadas estaban en todo lo alto, pero tocaba dosificar fuerzas.

Pronto sería Rins el encargado de añadir picante a la carrera posicionándose tercero, por delante de Folger y llegando a rueda de sus rivales por el título mundial. De hecho, a falta de 22 vueltas para el final, el barcelonés y Salom se batían a duelo, acabando la vuelta con Rins cabalgando encima de la moto tras llevarse un susto entrando en la última curva. El piloto del Estrella Galicia 0,0 conseguía salvar lo que era el inicio de un high side. Todo seguía igual, con los tres favoritos rodando en un buen ritmo, algo que les dejaba todo de cara para pelear el título sin otro rival.

Giro dramático de los acontecimientos

A falta de nueve vueltas todo daría un vuelco brutal. Mientras Rins rodaba en cabeza seguido muy de cerca por Viñales y Salom, el mallorquín perdía la rueda delantera de su KTM y se iba al suelo. Acababa cualquier opción de ser campeón del mundo para él. Con esta caída, el Mundial se decidiría entre Viñales y Rins. Nada estaba escrito.

La pelea estaba siendo intensa, con los pilotos metiendo la moto a su rival prácticamente en cada curva, pero sin la opción de escaparse ninguno de los dos. Todo se decidiría al final. Así fue. Llegaba la última vuelta al circuito de Cheste y las KTM de ambos debían dar el resto. Curva tras curva, la rueda de uno se imponía a la de su rival. Ninguno quería regalar nada y, mucho menos, teniendo un Mundial en juego. En la última curva, Rins apuraba la frenada y conseguía meter su KTM por delante de la de Viñales. Todo parecía resuelto. Era muy complicado que el piloto catalán reaccionara a ese adelantamiento. Nada más lejos de la realidad. Viñales soltaba los frenos por completo, abría gas y su agresividad haría el resto. Conseguía salir por delante en la última curva y ganar unos metros vitales. Unos metros que significaban el título mundial.

Finalmente, Folger terminaba la carrera segundo (con una milésima de ventaja sobre Rins). Pero eso no importaba. Ya nada importaba. Viñales había ganado la carrera y, por tanto, el título mundial que estaba en juego. Sin duda, una de las mejores carreras de los últimos años, que ponía el broche final con un saludo y un abrazo final entre los dos luchadores. Un final de temporada que pasaría a la historia. Una historia marcada en oro por Viñales, acompañado de Rins, y marcada en el recuerdo por siempre de Luis Salom.