KTM había tenido un debut prácticamente soñado en la categoría de MotoGP y es que, tras un largo proceso de creación y mejora de su máquina para la categoría reina, en el GP de Qatar veían como sus dos pilotos lograban llevar las motos hasta el final de la carrera sin problemas y se quedaban cerca de los puntos, Pol Espargaró fue decimosexto y Bradley Smith decimoséptimo. Tras este gran debut en Qatar, en Argentina llegaría una noticia aun mejor, los primeros puntos mundialistas de la fábrica austriaca, Pol Espargaró cruzaba la meta decimocuarto para sumar dos puntos mientras que Bradley lo hacía decimoquinto para sumar también un punto. Tres puntos en el mundial que quizá llegaban incluso antes de lo que KTM podía esperar, en parte, fruto de las caídas de los otros pilotos, pero también gracias a la fiabilidad de la KTM, una moto y un motor totalmente nuevos que habían aguantado dos fines de semana enteros a la perfección para llevar los puntos hacia Austria.
Llegaba el Gran Premio de las Américas y KTM buscaba luchar nuevamente por entrar en los puntos, sin embargo, en este Gran Premio KTM iba a bajar de su particular nube de perfección. Corría la vuelta nueve de la categoría de MotoGP cuando el motor de la máquina pilotada por Pol Espargaró dijo basta, una rotura que, a sabiendas de la juventud de esta moto y de lo mucho que le queda por evolucionar, puede parecer algo normal, pero que viendo como habían ido los dos primeros GGPP llegaba quizá en un momento inesperado para KTM. Aun así, la unidad de potencia de Bradley Smith sí logró terminar la carrera. Smith quedó en decimosexto lugar, a una plaza de entrar en los puntos.
Tras esta rotura pueden llegar las dudas a KTM, es lógico que desde Austria aun hay muchas cosas por mejorar, y quizá, la mejor forma de saber qué es lo primero que deben mejorar o cómo hacerlo es esta rotura de motor, que baja a los austriacos de su nube y les hace ver que deben seguir trabajando al máximo para llevar a su máquina a pelear con las otras motocicletas de fábrica.