Echando la vista doce meses atrás nadie diría que los Rams habían comenzado la temporada con el mismo balance que este año. La memoria acaba centrándose en la imagen general, y los Rams de la temporada 2016 dejaron una bastante pobre entre sus decepcionantes actuaciones sobre el césped y las controversias que rodeaban tanto a su cuerpo técnico como a la posición de quarterback.

2016: Adiós a Jeff Fisher

Es cierto que la temporada comenzaba con un balance de 3-1. Sorprende más aún cuando se recuerda que inauguraron la temporada cayendo de forma contundente ante los San Francisco 49ers en Santa Clara con un resultado final de 0-28. Consiguieron darle la vuelta a la temporada de alguna forma, imponiéndose en su debut en Los Ángeles a todos unos Seahawks. Seattle no encontró la luz en ningún momento del partido y su línea ofensiva fue vapuleada totalmente. El partido se acabó resolviendo con un 3-9 en favor de los angelinos. La victoria otorgaba moral, pero el juego no era nada del otro mundo. Con una línea ofensiva incapaz de generar espacios para Gurley y una alarmante escasez de armas para Case Keenum el ataque no tenía ninguna regularidad. Las siguientes dos victorias serían ambas fuera de casa, una sobre los Buccaneers en Tampa Bay y otra en Arizona ante los Cardinals.

Después de eso perdieron cuatro partidos consecutivos y solo ante unos paupérrimos New York Jets fueron capaces de reencontrarse con la victoria. No conseguirían anotar ningún touchdown, sin embargo, siendo el resultado final de 9-6 en favor de unos Rams que jugaban de visitantes. En la racha de derrotas, a pesar de ser partidos apretados, los Rams no parecían convencer. Case Keenum mostraba pequeños destellos de lo que aquel ataque podía ser, llegando incluso a registrar una marca histórica para la franquicia de los Rams con dieciocho pases completados consecutivos ante los Lions en la sexta semana de competición. El problema radicaba en la falta de regularidad, pues la semana siguiente, en Wembley, lanzaría cuatro intercepciones contra los New York Giants para acabar cayendo derrotados.

Los vaivenes continuaron cuando en la semana 11 Jeff Fisher decidió que había visto suficiente de Keenum y lanzó al rookie Jared Goff, primera selección del Draft de aquel año, al fuego. La jugada parecía haber salido bien, pues los Rams de Goff lideraban 10-0 ante los Dolphins en Miami. Una inexplicable bajada de ritmo de la defensa supuso dos anotaciones de los locales y los Dolphins acabaron llevándose el duelo por 14-10. Unos días después, con los fans pidiendo la cabeza del entrenador, los Rams anunciaban que habían acordado renovar a Fisher hasta 2018 y que ese contrato había sido firmado antes de la temporada.

Poco más de una semana después de anunciar la extensión del contrato y después de caer derrotados en las visitas a New England y Atlanta de forma consecutiva, los Rams despedían a Jeff Fisher, que tenía el dudoso honor de abandonar los Rams empatando el récord de entrenador con mayor número de derrotas en la liga. El coordinador de equipos especiales John Fassel tomó el control del equipo de forma provisional durante las últimas jornadas de la competición, donde no fueron capaces de lograr ninguna victoria. Un final decepcionante para una temporada que, con los resultados en la mano, no había empezado del todo mal.

Sean McVay, Wade Phillips y los nuevos Los Ángeles Rams

Los Rams decidieron darle la vuelta a la franquicia totalmente de cara a la temporada 2017. No solo desde un punto de vista de personal, pues los uniformes cambiarían para la nueva campaña. Se eliminó el dorado tanto de los cascos como de los pantalones y el equipo pasó a ser mayoritariamente blanco con detalles en azul marino. Entre ellos, la franja de los pantalones, que fue elección de los aficionados vía encuesta. De esa misma forma aplicaron el color blanco a las máscaras de los cascos.

Pero la ilusión no la traían los nuevos colores, sino las flamantes incorporaciones del cuerpo técnico. Para el puesto de entrenador jefe se contrató a Sean McVay, que venía de ser coordinador ofensivo en el excitante ataque de los Washington Redskins. Con fama de saber manejar a los quarterbacks, los aficionados veían en el nuevo técnico la posibilidad de hacer florecer a Goff, que había tenido actuaciones un tanto decepcionantes durante su primer año. Desde el primer momento se anunció que el sistema ofensivo cambiaría y que se buscarían piezas para hacer disfrutar tanto a los jugadores como a los aficionados. De esta forma dijeron adiós a la gran mayoría del cuerpo de receptores de la temporada anterior, deshaciéndose de Kenny Britt y Brian Quick. Sammy Watkins y Robert Woods serían los encargados de acompañar a Tavon Austin en el juego aéreo. También hay que tener en cuenta las más que notables adiciones de Gerald Everett (tight end) y Cooper Kupp (receptor) en el Draft, siendo ambos piezas integrales del ataque actualmente. La afición parece estar más que encantada con Kupp desde el primer minuto, ya que muestra una excelente química con Goff.

Pero no todo el ataque se tiene que hacer por aire, y mucho menos cuando tienes a Todd Gurley en el backfield. El joven running back llegaba al equipo con cartel de corredor capaz de llevar la carga del ataque del equipo y de ser mortal tanto por la vía terrestre como por la aérea, pero no había conseguido establecer un juego dominante, ya fuera debido a un esquema poco favorable, la debilidad de la línea ofensiva o a tener que verse jugando desde atrás en el marcador constantemente. Para asegurarse de que podían aprovechar al máximo el potencial del excelente corredor, se adquirió al center John Sullivan y al tres veces pro-bowler como left tackle Andrew Whitworth.

Con tanta novedad es fácil perderse, pero queda lo mejor para el final. La defensa de los Rams es una unidad que cuenta con muchísimo talento y que no ha sido capaz de mostrar el nivel que se les supone. Para explotar al máximo esas capacidades la franquicia angelina hizo la que puede ser la contratación más importante, por lo menos a nivel de nombre, de toda la pretemporada. Un día después de anunciar la contratación de Sean McVay, el equipo hizo público el acuerdo conseguido con Wade Phillips, toda una leyenda en la liga y campeón de la Super Bowl con los Denver Broncos en la 2015/16, siendo la mente que dirigía aquella histórica unidad defensiva.

Tras unos años de letargo y teniendo que superar una difícil transición después de la mudanza de St Louis a Los Ángeles, los Rams empezaban a dar pasos en la dirección correcta, construyendo su equipo alrededor de sus tres armas principales -Goff, Gurley y Aaron Donald-. Unas cuantas semanas después los Rams alcanzan el primer cuarto de la temporada con el mismo balance del año pasado, pero unas sensaciones completamente distintas.

Un ataque estelar

Ambos equipos comenzaron con el mismo balance, pero ese dato bien puede ser el único que se repita entre los Rams de 2016 y los de 2017, al menos en lo que a juego se refiere. Los datos de asistencia siguen siendo un tanto decepcionantes a pesar de los cambios en la franquicia, como vimos en el artículo que dedicamos la semana pasada a los dos nuevos equipos de Los Ángeles.

La principal diferencia es que, con cuatro partidos a las espaldas, los LA Rams cuentan con el mejor ataque de la liga en cuanto a puntos por partido se refiere, con un promedio de 35.5 puntos por encuentro. La primera jornada endosaron 45 puntos a los Colts. No pudieron repetir el esfuerzo en su encuentro con los Redskins, a los que solo pudieron anotar 20. Sin embargo, la defensa de los Redskins es una unidad bastante infravalorada que ya vimos que fue capaz de borrar del campo a los Oakland Raiders en la tercera semana de competición. Si Carr y sus chicos, con su potente ataque, no pudieron pasar de los diez, veinte no parece una mala cifra. En esa tercera jornada los Rams colocaron 41 puntos a la defensa de los 49ers, y esta última semana se impusieron a los Cowboys en Dallas consiguiendo 35 puntos. Llegados a este punto de la temporada el año pasado los Rams contaban con 63 puntos en total, lo que supone un promedio que se encuentra por los pelos por encima de los 15 puntos por partido.

Y no solo vemos que los Rams anotan veinte puntos más por encuentro, sino que tanto Goff como Gurley presentan unas estadísticas ilusionantes. En el caso del quarterback, el joven Jared Goff es líder de la NFL en yardas por cada pase que intenta (9.2) y en yardas por cada pase que completa (13.7). Es tercero en cuanto a rating total de pasador (112.2) y sexto en porcentaje de pases interceptados (0.9%). Además es quinto en cuanto a pases de touchdown (7) y octavo en yardas aéreas conseguidas (1072). Después de cuatro partidos, Jared Goff se encuentra entre los cinco primeros en muchas estadísticas de pase, lo que supone una completa vuelta a la tortilla después de la temporada pasada.

Su compañero Gurley no se queda atrás. El corredor por fin está mostrando la calidad que todos sabíamos que tenía. Es segundo en yardas totales de carrera (362) y touchdowns terrestres (4). Gurley consigue 4.5 yardas cada vez que realiza una carrera, y a ese más que positivo número le añade que acumula 234 yardas de recepción, siendo el sexto jugador de la liga que más ha conseguido. No solo entre los corredores, sino contando a los receptores también. Sus tres recepciones de touchdown lo colocan como tercer jugador absoluto en la tabla. Todd Gurley está jugando a un nivel absolutamente estelar. En toda la temporada anterior solo consiguió seis anotaciones, todas por tierra, y registraba 3.2 yardas por cada intento de carrera, es decir, más de una yarda menos que esta temporada.

La defensa, en el punto de mira

Mientras que el ataque registra números punteros en la liga, la defensa no consigue arrancar, al menos hasta el momento. En general, son la vigesimosexta unidad de la liga de un total de treinta y dos. El número que no invita al optimismo es el de yardas concedidas por jugada. Con 5.7 yardas, son la sexta defensa que más concede. Las 1471 yardas concedidas en defensa a lo largo de los cuatro primeros encuentros (un promedio de 367.5 por partido) son desoladoras, y no juzgaríamos a nadie por decir que se espera más de una unidad comandada por Wade Phillips. Sin embargo, igual que tampoco se puede dar a los Rams como campeones de la Super Bowl o hablar del Greatest Show on Turf después de cuatro partidos, es demasiado pronto para condenar a la defensa. Tendrán que ponerse las pilas próximamente, porque conforme la temporada avanza las victorias van siendo cada vez más importantes y su próximo oponente serán los Seattle Seahawks, que vienen de superar los cuarenta puntos ante los Colts.

Un dato en el que la defensa de los Rams destaca es en la capacidad de generar turnovers, habiendo conseguido siete en total en este primer cuarto de la temporada, siendo la sexta defensa que más consigue. Sin embargo, encajan puntos en el 39.6% de los drives, siendo la novena defensa que más porcentaje presenta. Las 4.9 yardas por carrera que permiten no son buena señal, pero peor pinta tienen las 6.5 yardas que conceden a cada intento de pase. Con un total de 105 puntos encajados (alrededor de 26 por partido) están obligando a su ataque a mantener unos números de auténtica élite para mantener al equipo en la senda de la victoria.

¿Vuelta a los playoffs?

La NFC Oeste no parece pasar por su mejor momento. Los Seattle Seahawks han arrancado de forma lenta, y al menos por ahora, parecen abrir la división. Si los Rams son capaces de imponerse a Seattle en su próximo encuentro abrirán una brecha importante en una división que cuenta con unos 49ers y unos Cardinals que a priori no son una amenaza real. Reconquistar la corona y volver a los playoffs sería un broche sobresaliente a esta primera temporada de los nuevos Los Ángeles Rams, que con un cuarto de la temporada 2017 a las espaldas han sorprendido a propios y extraños y lideran tanto su división como un puñado de estadísticas ofensivas

Los Rams no conocen la postemporada desde que en el año 2005 fueran derrotados en la ronda divisional por los Atlanta Falcons, por lo que la franquicia le debe alguna que otra alegría invernal a sus aficionados. Los primeros pasos del proyecto invitan a pensar que es posible, y que si no sucede este año será el próximo. De momento solo son cuatro partidos, y los títulos no se ganan en septiembre, pero, ¿por qué no? Ni que hiciera falta pedir permiso para soñar.