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En Minnesota nunca sale el sol

En las dos últimas temporadas los Vikings empezaron con ilusión el año solo para descubrir que el año estaba acabado gracias a lesiones de rodilla sin contacto tanto de su QB titular como de su RB titular.

En Minnesota nunca sale el sol
Mike Zimmer entrena al equipo después de una de sus múltiples operaciones de córnea la temporada pasada. Fuente: Nfl.com
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Por Santiago Tomasi

Cuando se piensa en equipos gafados se habla mucho de los Bills de Jim Kelly o de los Browns originales con sus derrotas en Denver pero los Minnesota Vikings se están llevando la peor parte en los últimos veinte años, con dos últimas temporadas que son sencillamente para llorar. La diferencia en estos dos años respecto a los anteriores es que ya ni siquiera es mala suerte en el campo o situaciones extradeportivas, es sencillamente una acumulación de desgracias.

El año pasado los Vikings venían ilusionados después de que solo una patada absurda de Blair Walsh les apartase del partido divisional de playoff, pero en el mes de Agosto el castillo de naipes cayó por completo. Cuando todo el mundo esperaba un paso delante de Teddy Bridgewater su rodilla colapsó en un entrenamiento sin contacto, en una lesión tan grave que por momentos se temió con su vuelta a la NFL en algún momento.

A la desesperada Minnesota optó por hacer un traspaso para traer a un QB seguro como Sam Bradford, esperando que Adrian Peterson tuviese una última gran temporada en la camiseta púrpura y la defensa del equipo sostuviese a la plantilla. Los aficionados de los Vikings aún tenían algo de esperanza, la cual fue reventada en la segunda jornada cuando el RB estrella del equipo se partió la rodilla frente a los Packers.

El año no obstante no acabó siendo del todo malo, con un 8-8 y la sensación de que con una mejor línea ofensiva el equipo se transformaría en un contendiente seguro de la NFC por la Superbowl. Aunque Zimmer, el entrenador sufrió durante la temporada una serie de problemas de córnea que le obligaron a ser operado en múltiples ocasiones.

Con todo esto el draft se presentaba muy complicado, sin primera ronda por el draft y la sensación de que o se daba de una vez un salto de calidad o la era Zimmer podía llegar a su fin mientras que por otro lado se empezaba a dudar sobre varios contratos de jugadores muy importantes en los últimos tiempos para el equipo.

Pero Rick Spielman y Zimmer consiguieron un sensacional draft, trayendo un RB como Dalvin Cook en segunda ronda mientras que Adrian Peterson era liberado de su contrato. Aunque las expectativas iniciales no eran tan altas como en 2015, el primer partido de la liga acabó convenciendo a la afición de que este año sí. Enfrentándose a los Saints del otrora estrella de Minnesota, el ataque de los Vikings demostró que la línea ofensiva estaba mucho mejor y Sam Bradford se sabía a la perfección el playbook.

Sam Bradford, Dalvin Cook y Stefon Diggs durante jugadas con los Vikings. Fuente. NFL.com
Sam Bradford, Dalvin Cook y Stefon Diggs durante jugadas con los Vikings. Fuente. NFL.com

Pero como siempre, la alegría dura lo mínimo posible en las ciudades gemela de Estados Unidos. Sam Bradford empezó a sentir molestias en su rodilla, obligando a Case Keenum a jugar como titular en la segunda jornada.  Con un QB suplente y la sensación de que Bradford no se iba a recuperar hasta el bye el partido en Pittsburgh fue una masacre, con un ataque agotado e incapaz de poder conseguir jugadas largas exceptuando las carreras de Cook.

Contra los Tampa Bay Buccaneers y a pesar de seguir siendo Keenum titular, el ataque volvió a demostrar que podía funcionar. Con Cook estableciendo el juego de carrera, Case conseguía conectar con los grandes receptores que tiene Minnesota y volvía a hacer creer a la afición. La sensación era que Dalvin Cook iba a ser el nuevo Adrian Peterson y que podía ser que el equipo volviese a su juego de carrera clásico.

Una vez más esto no iba a durar. Durante el duelo divisional con los Detroit Lions, el joven jugador, Dalvin Cook, se destrozó la rodilla al clavar el pie en el suelo durante una carrera, dejando devastada a la afición de Minnesota, la cual sigue sin poder creerse su mala suerte. Pero ahora ¿Qué espera este año a los Vikings? ¿Cuándo va a acabar esta desgracia constante desde 1998?

Lo que espera este año a los Vikings es casi imposible de descubrir, Bradford tiene casi imposible volver antes de la semana de bye, mientras que Murray no parece un jugador capacitado para crear un juego de carrera sostenible como el que estaba generando Cook. La buena noticia sería la vuelta de Teddy Bridgewater dentro de tres semanas, el problema es que en caso de que vuelva su contrato acabará este año junto con el de Sam, dejando al equipo sin qb con el contrato para la próxima temporada.

Con todo esto parece más que improbable que los Vikings lleguen a playoff, especialmente enfrentándose a Chicago y Green Bay antes del bye. La defensa de momento se sostiene pero cuanto más tiempo esté sobre el campo, más lesiones habrá en la parte más importante del equipo. Aun así y por una vez es imposible culpar al GM o al entrenador de los problemas del equipo, ya que ambos están cumpliendo a la perfección con su trabajo, solo siendo superados por circunstancias ajenos a ellos.

Rick Spielman preparado antes de un partido. Fuente. NFL.com
Rick Spielman preparado antes de un partido. Fuente. NFL.com

Sobre cuándo acabará el gafe es sencillamente imposible de descubrir pero no parece que vaya a ser en poco tiempo, lo cual sigue generando uno de los fenómenos más curiosos que existe. El aficionado de Minnesota ha acabado creando una idiosincrasia en la cual ya da igual lo que suceda y la mala suerte que haya, empezará el año ilusionado y a pesar de lo que ocurra, en Diciembre seguirá haciendo cuentas sobre las opciones que tiene de entrar en Playoff.

Con esta mentalidad es realmente complicado ver a la afición morada rendirse en algún momento.  A pesar de lo que ocurra frente a Green Bay y Chicago, que nadie dude de que durante la semana del bye sea cual sea el récord, se seguirá escuchando a los aficionados de Minnesota hablando sobre las posibles opciones al terminar la temporada. Es complicado de entender pero al menos el futuro en cuanto a que los suyos sigan junto al equipo es brillante, sea positivo o negativo lo que ocurra dentro del campo.