Pablo Infante, sensaciones extrañas

Tras nueve años como jugador del Mirandés, el sábado, en El Toralín, Pablo Infante se enfrentará al equipo donde creció como futbolista y se dio a conocer. A pesar de contar con 34 años, sus ganas por seguir jugando a gran nivel le hicieron decantarse por cambiar de aires, rumbo a Ponferrada.

Pablo Infante, sensaciones extrañas
Primera vez que Pablo Infante se enfrenta al Mirandés | Montaje: Juan Manuel Serrano - VAVEL
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Por Juan Manuel Serrano

Hubo un momento en el que Miranda de Ebro no estaba en el plano futbolístico nacional. Fue antes de la temporada 2011/2012. En esa localidad burgalesa jugaba el Mirandés, un equipo de Tercera División que, de vez en cuando, coqueteaba con la categoría de bronce, Segunda B, con la idea de permanecer en ella. En aquella campaña el conjunto rojillo brilló con luz propia, no solo en el grupo II sino también en la Copa de Rey, una competición complicada para los equipos pequeños. Y entre tanto brillo, relucía un jugador escuálido, cuya habilidad sorprendió a todos los aficionados, era Pablo Infante.

Triple David contra Goliath

Tumbó, junto a sus compañeros y bajo la dirección de Carlos Pouso, a tres conjuntos que militaban en Primera División. Villarreal, Racing de Santander y Espanyol se vieron superados por Infante, que anotó en todas las eliminatorias ante los grandes a los que eliminaron. Cuando no tuvo suerte de cara al gol cayeron, con honor en la catedral del fútbol español, frente el Athletic de Bilbao. Además, ese año, en el que fue pichichi del trofeo copero, el Mirandés subió por primera vez en su historia a Segunda División y Pablo Infante, que había vivido la etapa en Tercera, siguió como un estilete en busca de la permanencia. A pesar de disputar menos minutos de los que le gustaría, el objetivo global fue conseguido para deleite de los aficionados que visitan Anduva cada dos fines de semana.

En la temporada 2013/2014 el habilidoso extremo fue más importante para sus entrenadores, ya que tanto Arconada como Terrazas contaron con él, y rememoró sus tardes de Copa del Rey en algunos encuentros. Anotó nueve goles que no sirvieron para salvar a su equipo de los puestos de descenso. El Mirandés, en el periodo estival, sufrió una profunda remodelación desde la parte administrativa a la deportiva. El director deportivo Carlos Lasheras se fue a la Ponferradina y, con él, llegó Pablo Infante. Un cambio repentino, quizás forzado por la situación del equipo rojillo —que iba a militar en Segunda B en un principio— y por las ganas de seguir disfrutando del fútbol.

Será una sensación extraña cuando esté delante del portero con un escudo en el pecho más que conocido para él

Por ello, el burgalés tendrá una sensación extraña el sábado cuando salte a El Toralín. Irá en la fila con jugadores vestidos de blanquiazul y, a su derecha, otra hilera de futbolistas que llevan la camiseta roja del Mirandés, su camiseta durante nueve temporadas. Durante el partido, tendrá la labor de crear ocasiones de peligro contra su exequipo y defender su portería de los ataques rojillos. Una sensación extraña que se acrecentará cuando esté delante del portero con un escudo en el pecho más que conocido para él o en el momento de lanzar una falta con la intención de superar una barrera compuesta por hombres con una casaca de color rojo.

Ahora viste otra camiseta y, en declaraciones previas a esta semana tan importante y emotiva para él, tiene claro a quien tiene que defender a capa y espada. Serán 90 minutos en los que sus sentimientos estarán a flor de piel y con unas sensaciones que solo serán mayores el día que vuelva a Anduva, el campo donde el 'banquero de España' se hizo grande.