Fortuita e inesperada. No podía definirse de otra manera la lesión sufrida por Ousmane Dembélé en el último encuentro liguero bajo los focos del Coliseum Alfonso Pérez frente al Getafe (1-2). Con sólo 28 minutos transcurridos, el flamante e ilusionante fichaje azulgrana abandonaba los terrenos de juego para dejar su lugar a Gerard Deulofeu. Una grave rotura en el tendón del bíceps femoral del muslo izquierdo dejaba roto a Ousmane Dembélé, frenando una progresión esperanzadora con la elástica azulgrana. Su apasionante debut ante el RCD Espanyol, con asistencia incluida a Luis Suárez, y su primera titularidad ante el Juventus de Turín hablaban claro del futuro del extremo galo como azulgrana. En su tercer encuentro bajo las órdenes de Ernesto Valverde, Dembélé se rompió.
Este martes el jugador ha sido intervenido con éxito y sin ningún tipo de complicación en Helsinki (Finlandia) bajo las manos del Dr. Sakari Orava, supervisado en todo momento por el Dr. Ricard Pruna, médico de confianza de los servicios médicos del club. El tiempo de baja disminuye de los cuatro meses iniciales hasta los tres meses y medio, esperando el regreso sobre el verde de Ousmane Dembélé como el mejor de los regalos de Reyes para el club azulgrana en el inicio de 2018.
Más fuerte que nunca, y con la juventud que atesora a sus 20 años, ‘Mosquito’ Dembélé ya empieza la cuenta atrás para ponerse de nuevo a disposición de Ernesto Valverde en el tramo más complicado de la temporada. Su vitalidad, su técnica y su desborde serán vitales en uno de los compases más bonitos y competitivos del curso, y Dembélé estará respaldado por unos compañeros que le esperarán con los brazos abiertos. Con la tristeza de permanecer varios meses en el dique seco, pero con la fortaleza suficiente para regresar más fuerte de lo que se fue.