Hoy no es un día más en la historia de la Selección Argentina. Hace exactamente 42 años, en el estadio Antonio Vespucio Liberti totalmente repleto de celeste y blanco, la Albiceleste ponía fin a su sequía mundial y entraba a la galería de los campeones mundiales, como Uruguay, Brasil, Italia, Inglaterra y Alemania.

Aquel 25 de junio, el elenco que comandaba César Luis Menotti se enfrentaba en la gran final ante Holanda, finalista (y verdugo) en el Mundial '74, que aún sin Johan Cruyff (se negó a jugar debido al gobierno de facto), era una de las grandes potencias a nivel global. En el Monumental, con mucho sufrimiento, la Selección se imponía por 3-1: Mario Kempes, goleador del Mundial (6 tantos) y figura, abría la cuenta. Sin embargo, Nanninga igualaba para el elenco neerlandés, forzando el partido hasta tiempo suplementario (casi gana el visitante en los 90 minutos; el palo salvó a la Argentina). Y en el alargue, nuevamente el Matador, con suspenso y marcado por tres holandeses, adelantaba de nuevo al local y Daniel Bertoni liquidaba la historia para levantar el preciado trofeo. 

Más allá del contexto en que se desarrolló el certamen, en plena dictadura militar, la Selección demostró que fue el mejor equipo. En la primera fase, venció a Hungría y Francia, pero cayó ante Italia, siendo el único traspié.  En la Segunda Ronda (no había octavos, cuartos ni semifinales), en la ciudad de Rosario,  venció a Polonia (2-0), empató ante Brasil (0-0) y goleó a Perú (6-0, el partido de más polémica, ya que la Argentina necesitaba un triunfo abultado para llegar a la final). Holanda, por su parte, venía de dejar afuera a Italia. 

Grandes referentes formaron parte de aquella conquista. Kempes, el único jugador del plantel que jugaba en el exterior (Valencia FC) tuvo su actuación consagratoria en la final, marcando un doblete (después, solo lo repitieron Zidane en 1998 y Ronaldo en 2002) , siendo decisiva su participación en las fases finales. Además, estuvo acompañado de otro gran artillero como Leopoldo Luque. En el arco, la seguridad de Ubaldo Fillol fue elemental. En la defensa, el capitán, Daniel Passarella, acompañado de Alberto Tarantini, José Galván, Jorge Olguín, y en el medio Américo Gallego, Osvaldo Ardiles, René Housemann​​​​​​. Todos grandes ídolos en sus clubes del fútbol argentino, para llegar a al gloria.