Michael Buffer hizo su famoso anuncio, el grito de "Let's get ready to rumble" retumbó en cada rincón del estadio, los carteles de HBO flamearon con el viento, las pantallas y toda la parafernalia típica de las grandes veladas deslumbraron a las 40 mil almas presentes. La sede no era el Madison Square Garden de Nueva York, ni el MGM Grand Hotel de Las Vegas. Esta vez el Estadio José Amalfitani, en la Av. Juan B. Justo, era el hogar del show. Aquella noche del 27 de abril, Sergio Maravilla Martínez derrotó en decisión unánime al inglés Martin Murray y defendió por primera vez el título mundial de los medianos del Consejo Mundial de Boxeo, el cual había conseguido el 15 de septiembre ante Julio César Chávez Jr., cuando el país volvió a paralizarse por una pelea, algo que no ocurría desde la época de Carlos Monzón.

Fue campeón mundial interino en superwelter y se coronó dos veces en mediano.
A pesar del triunfo, el hecho se vio opacado por las mismas sombras que aparecieron en este último tiempo: las lesiones. Una fractura del hueso grande del carpo de la mano izquierda lo aquejó desde el tercer round y la rodilla derecha, la cual ya se había operado, también lo molestó durante el transcurso de la pelea. Por esta razón, el quilmeño estuvo fuera de los cuadriláteros durante el resto del año y fue nombrado Campeón en Receso por el CMB. En los últimos meses del año, el rumor entre un posible enfrentamiento con el puertorriqueño Miguel Cotto fue tomando forma y el mismo Maravilla se animó a vaticinar que el choque podría darse en junio.

Ganó 51 veces, 28 por KO, perdió y empató en dos ocasiones.
Su victoria ante Martin Murray también sacó a relucir una actitud común en sus compatriotas. En su pelea con Chávez Jr. logró captar la atención de todo el país. Con su contundente triunfo se ganó el lugar de ídolo, tanto para los conocedores del deporte como para los hinchas temporales, aquellos que aprovechan las buenas épocas para salir a dar cátedra de un deporte que poco conocen. Algún desprevenido llegó a preguntar si Martínez era más que Carlos Monzón. Luego de un triunfo ajustado con el inglés, sin dar una cátedra de boxeo como hizo con el hijo de la leyenda, al mismo que se lo llegó a comparar con Monzón se lo tildó de "vende humo" y se le recomendó el retiro. Cabe aclarar que los que lo denostaron fueron argentinos. No está de más, para marcar una comparación, recordar que en Argentina se lo criticó a Lionel Messi o a Juan Martín del Potro.

No obstante, Martínez sigue siendo considerado el mejor mediano del mundo, aunque con la aparición del kazajo Gennady Golvkin algunos dudaron de su reinado. Sin embargo, el rival de mayor renombre al que enfrentó Golovkin fue Matthew Macklin, a quien derrotó en el tercer asalto, pero que no aparece en el ranking de la AMB, entidad en la que el kazajo es campeón. El argentino también derrotó a Macklin antes del límite, pero está lejos de ser su mayor logro.

Solo fue derrotado por Margarito, en el 2000, y por Paul Williams, en 2009.
Más allá de los logros deportivos y de los gustos boxísticos que pueda tener cada uno, a Martínez nadie le puede negar que fue él quien consiguió, con una estrategia mediática inteligente, poner al boxeo en el interés general de la gente ajena a este deporte, llevarlo a la tapa de los diarios y hasta a las portadas de las revistas que normalmente son ocupadas por gente de la farándula. En un país con una rica historia pugilística, esto es más destacable que ganar un cinturón.