El que a priori estaba llamado a ser el mejor partido de la jornada NBA acabó por no ser más que otro entrenamiento de los Houston Rockets y metió en problemas de cara a la clasificación para los playoffs a los San Antonio Spurs, aunque cueste incluso pensar en esta posibilidad. 

Houston llegaba sin la posible presión de arrastrar una larga racha victoriosa, tras la derrota el viernes por la noche contra Toronto Raptors, pero de vuelta a las victorias tras despachar el domingo a Dallas Mavericks sin James Harden, que se ausentó del otro derbi texano por problemas en la rodilla. Por el lado de los Spurs, envueltos en todos los rumores por el inminente regreso a las canchas de Kawhi Leonard, venían de enlazar dos derrotas consecutivas, ante Golden State Warriors y Oklahoma City Thunder, situándose así un solo partido por encima de Utah Jazz, décimo en el Oeste antes del partido. Además, si los Rockets volvían a contar con su estrella, los Spurs se verían de nuevo reducidos por las consabidas bajas de LaMarcus Aldrige y Manu Ginóbili

El encuentro comenzaba con una suspensión de Rudy Gay, que pareció no ser más que un espejismo, ante las enormes dificultades de los San Antonio Spurs para atacar en los primeros cinco minutos del partido. El juego coral de los Rockets se imponía, con todos los titulares aportando de una u otra manera, hasta que un contrataque culminado por Trevor Ariza colmaba la paciencia de Popovich. 

En la reanudación, el entrenador de los Spurs cambiaba al quinteto inicial al completo, sin embargo, Forbes no aprovechó su oportunidad en un primer momento, puesto que en la primera defensa sobre Harden cometió una falta de novato que dio con él en el banco y con Parker dirigiendo al equipo. Era el undécimo jugador utilizado por Popovich en cinco minutos de partido. En un primer momento, la diferencia se amplió, hasta la aparición de Bertans, muy acertado en el primer tiempo, y de Tony Parker, que además de dirigir, anotaba con aparente sencillez las suspensiones desde el codo de la bombilla con las que lleva deleitando al mundo diecisiete temporadas. 

Se apreciaba la relajación en Houston, que recibiría un parcial de 10-0 hasta un último minuto del primer parcial espectacular: por un lado, Parker anotaba los tiros tras bote; por el otro, Chris Paul y Mbah-A-Moute acertaban de tres. El primer cuarto moría con un triple lejano de Bertans que también besaba la red para poner el marcador en un brete (25-21). 

El inicio del segundo cuarto no pareció gustarle un ápice al entrenador de San Antonio, que tras dos canastas de Houston pedía el tiempo muerto. Tras este, un triple del rookie Derrick White, seguido de otro parcial de Houston (11-2) que concluía en el segundo parón provocado por Popovich. Esta vez la reacción fue más tibia y el partido se marchaba al descanso con 54-43, una distancia acorde al baloncesto que se vio durante la primera mitad: ritmo bajo para ser un partido de Houston y controlado por los Rockets, ya que tras cada atisbo de reacción de los Spurs, volvían a apretar el acelerador para irse de nuevo. 

En la reanudación, Popovich pedía en dos minutos y medio dos tiempos muertos, debido al pobre inicio de segunda mitad de los suyos, y quedándose con únicamente tres para lo que restaba de partido. Cuatro minutos después de dar inicio el tercer parcial todavía no parecía haber empezado. Popovich consiguió parar todavía más el ritmo del partido durante un par de minutos, sin embargo, en cuanto no tuvo la opción de seguir parando el partido, Harden anotó doce puntos antes de que los Spurs se quedaran con un tiempo muerto para lo que restaba de encuentro. En el regreso de los jugadores a pista, Mbah-A-Moute consiguió la máxima del partido (86-60, a 1:21 del final del tercero). 

Con el último cuarto llegó la incorporación a pista de Costello, y la segunda unidad de San Antonio tenía sus minutos. Respondieron durante unos momentos, sostenidos por Anderson, sin embargo, un nuevo impulso de los Rockets vía Chris Paul y Gerald Green mató el encuentro a 7:45 del final con el último tiempo muerto de Popovich. En la vuelta, y ante unos Rockets con los brazos ya bajados, un parcial de 17-5 de los Spurs era cortado por Gerald Green con un triple desde la esquina para volver a clavar una daga más en el pecho de los Spurs, descubierto durante todo el último cuarto.

Popovich miraba inquisitivo a D’Antoni durante el parcial para ver si pedía tiempo muerto, ya que no le quedaban y los había aprovechado con maestría con canasta una y otra vez después de los tiempos muertos. Este llegó, al fin, a 1:50 de la conclusión por imperativo televisivo. Pero ya no había nada que hacer. Los Rockets meten dos partidos y medio a los Warriors, mientras que los últimos puestos que dan acceso a la postemporada se quedan con Utah como octavo, Denver noveno y San Antonio décimo, todos con 37 victorias.

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Sobre el autor
Álvaro Navalón
Fanático del baloncesto en todas sus formas y competiciones, pero sobre todo de NBA y su historia.