La temporada no comenzó bien para los verdes, pues la pérdida de Irving y Al Horford supuso un cambio de rumbo en la plantilla, la cual debería de apostar el futuro de la franquicia en sus múltiples jóvenes promesas. La llegada de Kemba sumada al ansiado renacimiento de Hayward cambiaron las perspectiva de una plantilla, que a día de hoy es líder del Este. Pese a la lesión de gravedad de Gordon Hayward, Brad Stevens ha dado con la clave en los casos de Jayson Tatum y Jaylen Brown, dando ambos el tan ansiado paso adelante para liderar el equipo. El big-three formado por Kemba, Tatum y Brown, lidera la ofensiva de unos Celtics que han dado también un paso adelante en el plano defensivo.
Lejos queda ya la derrota en la noche de apertura ante Sixers, desde entonces, acumulan diez partidos son conocer la derrota, en los cuáles han tenido que lidiar con la fractura de mano de Hayward. Pese a perder al que fuera uno de los mejores argumentos del equipo, los Celtics han sabido comandar a una conferencia que a priori era posesión de los Bucks de Antetokounmpo. Para ver una hazaña como la de Celtics, hay que remontarse a 1979, donde unos Milwaukee Bucks dirigidos por Don Nelson perdieron el primer partido ante los Kings (en Kansas City) y no volverían a conocer la derrota hasta el partido número doce de la temporada ante Seattle. La temporada de aquellos Bucks de Marques Johnson acabaría con un récord de 49-33 y cayendo en semifinales de conferencia frente a los mismo Sonics que cortaron su racha victoriosa.
En el día de mañana, los Celtics de Brad Stevens tienen una cita con la historia frente a los King, esta vez en Sacramento. Los de Massachusetts están a una sóla victoria de convertirse en el primer equipo de la historia de la NBA en ganar once partidos de forma consecutiva, después de caer en el primer partido.