Irving nació en Melbourne, ya que allí jugaba su padre Drederick. El progenitor de quien se convertiría en leyenda del baloncesto había estado, antes de volar hacia Australia, bajo las órdenes de Rick Pitino, uno de los entrenadores más respetados del momento, durante su etapa de estudiante en la Universidad de Boston. En la isla oceánica jugó tres años, demostrando su control en la pintura.

Cuando Kyrie solo tenía dos años de edad, la familia se muda a Nueva Jersey, y allí crece viendo a su padre anotar en partidos de jugadores retirados, hasta que su vida da un brusco giro hacia las profundidades, lo que le marcaría hasta este momento. La muerte de su madre Elizabeht, cuando solo tenía cuatro años.  

En su etapa en la escuela primaria, participa en un campus organizado por la Universidad de Boston, y cuando en 5º curso visita el pabellón de los New Jersey Nets, tiene claro que quiere llegar a jugar en la NBA

Compartiendo cancha con el actual alero de los Mavericks, Michael Kidd-Gilchrist, juega sus dos últimos años de instituto en el Saint Patrick High School. Acaban la temporada haciéndose con un Campeonato Estatal, promediando 24 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias en su último año. Estos números, llamaron la atención de numerosos ojeadores de universidades alrededor de toda la nación. Finalmente, el australiano se acabó decantando por la Universidad de Duke.  

En los Blue Devils de Duke, consigue atraer las suficientes miradas como para postularse a Mejor Freshman del año, pero sufre una lesión en el pulgar de su pie derecho ante los de Butler, lo cual le impide jugar 22 partidos de los que debió disputar aquel año en la NCAA. Vuelve a las canchas en marzo del 2011, en la primera ronda del torneo de la NCAA, pero son eliminados por Arizona. Pero, a pesar de todo, consigue la primera posición en el Draft, siendo elegido por los Cleveland Cavaliers, gracias a sus 18 puntos de promedio y al lograr la soñada estadística ‘50-40-90' (TC, T3 y libres).  

En un Cleveland huérfano de estrella tras la partida de LeBron, Irving sería el encargado de levantar la franquicia desde, prácticamente, cero. En su primer año en la competición, consiguió promediar 19 puntos, 5 asistencias y un 40% en tiros de 3, lo que le hizo conseguir el título de Rookie del año. También es de destacar los 34 puntos anotados en el partido de los novatos del All-Star. 

Los dos años que Irving tendría por venir, antes del regreso del Rey, supusieron una curiosa dualidad: muchos premios individuales, pero muy pocos logros en lo que al equipo respectaba. Sumando los dos cursos, 57 victorias frente a 107 derrotas fueron los resultados de los Cavaliers, pero él consiguió participar en el concurso de triples o el partido del All-Star, proclamándose MVP del mismo. Creciendo poco a poco como jugador, la oportunidad de oro se le echó encima al ver cómo James volvía y Love llegaba. Un nuevo ‘Big-three’ hacía acto de presencia en la NBA.  Lesionado Kyrie en el primer partido de las Finales, perdieron la lucha por el anillo ante unos emergentes Warriors, pero no supuso un problema más grande del que realmente fue.  

Al año siguiente, se enfrentaron de nuevo ante los Warriors en Finales. Iban perdiendo la serie por 3-1, cuando LeBron y Kyrie anotaron 41 puntos cada uno y forzaron el sexto partido, y posteriormente, el séptimo. Gracias a un triple de Irving, los Cavaliers ganaron la serie, consiguiendo el australiano su primer anillo. Pero Irving tras la tercera Final consecutiva, se estaba cansando de vivir a la sombra de James, por lo que pidió el traslado, siendo ampliamente criticado.  

Voló directo a Boston, pero una operación de rodilla hizo que tuviera estar cuatro meses alejado de los aros, perdiéndose así los play-offs en su primer año con los Celtics. En su segundo año, el jugador de Melbourne estaba completamente recuperado. Alcanzó sus mejores promedios en asistencias y rebotes (6.9 y 5.0, respectivamente). Su liderazgo hizo que los Celtics llegaran a la quinta plaza del Este. En los play-offs, vencieron a los Pacers con un tajante 4-0, pero la furia griega de Antetokounmpo fue suficiente para desplazarlos por completo, eliminando así a los de Boston en Semifinales de Conferencia. 

 

El 30 de junio firmó un contrato de 4 años con los Brooklyn Nets, junto con la llegada de Durant a la franquicia. En Brooklyn se convierte en el primer jugador en anotar 50 puntos en su debut, frente a los Mavericks. Un debut, que a pesar de su gran actuación, acabaría en derrota. Se ha perdido durante este curso 19-20 un total de 26 partidos, debido a una lesión de hombro, y no parece seguro que la competición se vaya a reanudar. Por lo tanto, poco de Irving se ha podido ver durante esta Regular Season. Aun sin hacer demasiado ruido en las canchas, parece el culpable del rápido y silencioso despido Atkinson, echado ‘a patadas’ del banquillo de los Nets.  

Sea como fuere, con estos números y estas ganas de salir a competir, parece que queda Irving para rato. La duda está en si encontrará su ansiado lugar como líder en los Nets, o sin embargo, ese lugar lo ocupará Kevin Durant. ¿Es Irving suficiente para liderar un proyecto? ¿Alguien sigue pensando en su potencial como capitán de un barco NBA? Lo veremos en un futuro.