Era ahora o nunca, los de Popovich tenían que dar un golpe sobre la mesa y evitar caerse de la cuerda floja, y el resultado fue nunca. El primer revés llegó horas antes del salto inicial: Popovich descarta a Kawhi Leonard. “Y ahora qué” se preguntan los LaMarcus Aldridge y compañía. Desmoralizados desde el principio, no pudieron infundir miedo en el cuerpo de sus rivales. A los Warriors les bastó apretar el pistón en determinados momentos y bajar el culo cuando había que bajarlo para hacerse con el triunfo, ya con los ojos más puestos en las finales que en el cuarto partido de la serie.

Un plan que funcionó por momentos

Los locales salieron a jugar con las cosas claras, la aparición de JaVale McGee, que anotó once puntos casi consecutivos nada más comenzar, no impidió que los de Pops acabaran el primer cuarto con cuatro puntos de ventaja. Todo fue un espejismo, los Warriors no iban a tardar mucho en hacerse con el control del partido y, tras haber jugado gran parte del segundo cuarto al tran-tran, consiguieron encadenar un parcial de 12-0 para abortar toda esperanza tejana, dando la sensación de que cuando aprietan un poco no tienen rival. Este apretón, liderado por Curry y Durant (quiénes si no), solo hace soñar a los Spurs con la remontada cuando las estrellas de los Warriors van al banquillo a descansar.

Todos los jugadores aportan

Los Warriors se fueron al descanso con hasta cuatro jugadores en dobles dígitos, mientras que en los Spurs la responsabilidad anotadora recayó sobre Jonathon Simmons y la calidad de Ginóbili desde el banquillo. Al inicio del tercer cuarto los Spurs se meten en el partido, pero el oficio de Golden State defendiendo sumado a la voracidad ofensiva de Durant aborta todo intento de remontada. El último cuarto fue un puro trámite, los Warriors jugando con eficiencia, contrarrestados por unos Spurs que hacían daño con dos jugadores en el poste bajo, pero la amplia rotación de los californianos junto a la ventaja obtenida el resto del partido certifican el imposible de la remontada

Durant, letal; Pau, de menos a más

Entre todos los jugadores presentes en la pista sobresalió Kevin Durant, que se fue hasta los 33 puntos y 10 rebotes, gracias sobre todo a un gran tercer cuarto en el que se le cayeron las canastas de los bolsillos. En el otro bando hay que destacar la figura de Manu Ginóbili, que a sus 39 años sigue dando lecciones de baloncesto, aunque sus 21 puntos y buen juego no sirvieron para parar el esfuerzo coral de Golden State. El español Pau Gasol jugó buenos minutos en el último cuarto, logrando un doble-doble de 12 puntos y 10 rebotes, a pesar de que su presencia el resto del partido fue puramente testimonial.

En definitiva, la solvencia de los Warriors en este tercer encuentro de la serie no hace sino pensar en que el cuarto volverá a ser un trámite, todo ello si Kawhi Leonard no se recupera a tiempo. La de los Spurs es la crónica de una muerte anunciada, una muerte anunciada desde aquella acción de su estrella con Zaza Pachulia. Después de la paliza de los Cavaliers a los Celtics ayer y con el rumbo de aquella serie también decidido, las finales de la NBA parecen estar destinadas al mismo enfrentamiento de los últimos dos años, un hipotético enfrentamiento al que ambos aspirantes al anillo llegan a velocidad de crucero.