Una de las especialidades mas espectaculares del ciclismo es una de la grandes olvidadas por el Tour de Francia. Doce años de ausencia de una cronoescalada en la Grande Boucle son demasiados para una disciplina que lo tiene todo. El desafío del ser humano frente a la montaña y en solitario. Bueno, no es solitario si no apoyado por miles de aficionados que se agolpan en las cunetas para poder saborear unos instantes ver pasar a sus ídolos uno a uno. Es la mejor especialidad que tiene el aficionado de disfrutar de sus ídolos sin dejarse a ninguno.
Finales de los 70 y principios de los 80 fue la epoca dorada de las cronoescaladas en el Tour
Una disciplina que en los últimos tiempos solo la ha sido explotada el Giro de Italia (desde 2010 solo faltó a la cita italiana en dos ocasiones) con gran éxito. Sin embargo, en la Vuelta a España tuvo su época dorada a mediados de los 80 con algo signo de recuperación en la década de los 2000. Pero con el actual formato de la Vuelta (mucha montaña y pocos kilómetros de crono) se ha difícil de que regrese. En cuanto al Tour de Francia, la mejor carrera del mundo, es la que mejor de las tres grandes vueltas ha tratado a las contrarrelojes pero casi siempre llanas o por equipos.
El vuelo cronometrado del Águila
El mítico y olvidado Puy de Dome fue el escenario de la primera cronoescalada pura del Tour en 1959. Un Tour de grato recuerdo para el ciclismo español con de Federico Martin Bahamontes. Bajo las rampas del Puy de Dome, el 'Águila de Toledo' sentenció su primer y único Tour con una exhibición antológica. No hubo rival para el toledano en los trece kilómetros de ascensión. Ni Charly Gaul pudo hacerle sombra a aquel día a Bahamontes.
Tres años después, Superbagneres fue el escenario de otra de las múltiples exhibiciones de Bahamontes que ya solo pensaba en la clasificación de la montaña. Este fue su único triunfo parcial en aquella edición del Tour.
Gimondi le quita la gloria a 'Poupou'
El Tour de 1965 predestinado para Raymond Poulidor, el 'eterno segundón', fue a parar a manos del joven talentoso Felice Gimondi. El italiano llegaba la cronoescalada con escasos 39 segundos de ventaja y la cronoescalada era ideal para arrebatarle el amarillo. Pero nada más lejos de la realidad, Gimondi exhibió sus dotes de cronner y se llevó al etapa sobre Poupou por 23 segundos El italiano sentenció el Tour de Francia y dando a entender que la nueva generación ya estaba lista para triunfar.
Van Impe rey de las cronos alpinas
Diez años después el Tour recuperaba la cronoescalada en plena lucha por el Tour entre Bernard Thevenet y el 'caníbal' Eddy Merckx. Sin embargo, la crono fue para el gran escalador belga Lucien Van Impe que prácticamente voló para llevarse la etapa, obteniendo mas de un minuto de renta sobre los grandes favoritos. Con este triunfo apuntaló la clasificación de la montaña y el tercer cajón en el podium.
Dos años después, el belga repitió éxito en Avoriaz en el segundo sector de la decimoquinta etapa son sin sufrimiento que apretó mucho la clasificación general (en menos de un minuto estaban cuatro corredores). Esta fue la tónica de un Tour que al final se lo llevó Thevenet con Van Impe repitiendo el tercer puesto.
Puy de Dome corona a Zoetemelk
Tercero el año pasado en Avoriaz, Joop Zoeetmelk se quitó la espina en el Puy de Dome con una excelsa exhibición. El holandés, metido de lleno en la lucha por el maillot jaune, consiguió reducir la diferencia con sus rivales Joseph Bruyer y Bernard Hinault en más de un minuto. Su gran exhibición no tuvo la recompensa final de vestirse de amarillo en París que fue a parar a los hombros de Hinault.
El renacimiento del ciclismo español
Un recorrido de locos fue el Tour de 1979. En la segunda jornada llegó la primera cronoescalada y el vigente campeón quiso marcar las directrices del Tour desde el inicio. Se impuso por escasos once segundos a Joaquim Agostinho y casi un minuto a Zoetemelk. Trece etapas después, Hinault ascendió al liderato con una exhibición en la cronoescalada en Avoriaz aventajando en 2:37 al holandés. Zoetemelk tuvo que ceder el liderato al francés que ya no lo perdió hasta el final.
Puy de Dome fue el lugar del resurgimiento español
Cuatro años después se repetía la formula en los escenarios del Puy deDome y Avoriaz. En el primero surgió el nuevo ciclismo español con un doblete que a día de hoy se recuerda. Angel Arroyo se llevó al etapa con trece segundos sobre un jovencísimo Pedro Delgado. Cuatro días después en Avoriaz, Lucien Van Impe alargó su idilio con Avoriaz siendo el mejor a pesar del empuje de las nuevas generaciones con Stephen Roche a 36 segundos del belga.
El recital de Bernard
Mont Ventoux fue el lugar designando para la cronoescalada de 1987 donde un joven Jean François Bernard tuvo su gran día de gloria. El galo hizo un exhibición sobre las faldas del Gigante de Provenza. Las diferencias fueron simplemente abrumadoras, Lucho Herrera a 1.39, 1.51 sobre Delgado o 2.19 sobre Roche. Francia aclamaba a su nuevo ídolo tras retirarse Hinault, sin embargo, Bernard pagó el esfuerzo al día siguiente y perdió el liderato.
Dos años después, el loco Tour de 1989 tuvo su ración de cronoescalada. En plena lucha fratricida entre Greg Lemond y Laurent Fignon, la cronoescalada de Orciers fue un capítulo más. Contra pronóstico Steven Rooks se impuso y Lemond sacó una jugosa ventaja a Fignon que bien valió un Tour.
Exhibición letona y el fin de Indurain
Indurian nunca venció en una cronoescalada en el Tour
El Tour buscaba derrocar a Miguel Indurain con un Tour muy montañoso en la edición de 1994. Sin embargo, el navarro sentenció la carrera mucho antes por lo que la cronoescalada en Avoriaz fue anecdótica en cuanto al triunfador final. Bajo un intenso aguacero un enrabietado Piotr Ugrumov dio una lección aventajando en 1:38 a Marco Pantani y en más de tres minutos a Indurain para así culminar su escalada hasta el segundo cajón de podium.
Dos años después todo había cambiado. El ciclismo estaba en schock tras la pájara de Indurain en la etapa anterior. En la cronoescalada de Val d'Isere el talentoso ruso Eugeni Berzin, vencedor en el Giro de 1994, aprovechó sus cualidades de especialista contra el crono para adjudicarse a la etapa y afianzar el maillot jaune. Seguido del ruso quedó Bjarne Riis a 35 segundos mientras Indurain perdió un minuto comenzando lo que era el principio del fin del campeón de Villava.
Armstong, el último dominador
Los dos ultimas contrarrelojes del Tour de Francia vieron el potencial ciclista de Lance Armstrong. En ambas citas el norteamericano se impuso en ellas aventajando a sus rivales de tal forma que ya no pudieron recortarle tiempo en la general. Jan Ullrich y Joseba Beloki en 2001 vieron que era imposible llevarse la general.
La ultima cronoescalada del Tour ha sido la más multitudinaria de todas. Miles de personas jalonaron a los ciclistas en Alpe d'Huez donde Lance Armstrong mostró su poderío físico en toda la subida para sentenciar - si no lo tenía ya- el Tour de Francia.
Doce años después se espera que Megevé sea un nuevo espectáculo ciclista visto los precedentes, la cronoescalada no decepciona al Tour.