Scott Parker, un viaje de ida y vuelta a la élite

El nuevo capitán de Inglaterra es un futbolista con una carrera dilatadísima y llena de subidas y bajadas. Despuntó en su juventud en el Charlton Athletic, llegó a la élite al fichar por el Chelsea pero volvió a bajar a los infiernos futbolísticos con el descenso del West Ham. Sin embargo, el Tottenham le devolvió a la Premier League y Pearce le dio el brazalete de la nueva Inglaterra. Una aventura dentro del fútbol que VAVEL te acerca en profundidad.

Scott Parker, un viaje de ida y vuelta a la élite
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Por Jon Prada

“Estoy encantado de haber liderado a mi país, es lo que todo niño sueña. Tener la oportunidad de ser capitán ha sido asombroso y ha sido una noche muy especial”. Con estas palabras el nuevo capitán de Inglaterra, Scott Parker, cerró en las entrañas de Wembley la noche en la que por primera vez portó el brazalete de los Pross. Bajo los focos del templo del fútbol inglés el medio de Londres se doctoró como líder de Inglaterra en una noche negativa en el resultado, su equipo cayó 2-3 ante Holanda, pero tremendamente positiva en lo anímico para el futbolista del Tottenham que ha sido internacional con cuatro de los cincos clubes en los que ha competido en sus quince temporadas como deportista profesional.

Stuart Pearce, seleccionador interino, le nombró capitán tras la baja de Terry el pasado martes por delante de Gerrard y Hart y Parker se lo agradeció con un partido trabajado, sufrido y duro en el que intentó ordenar los pases desorientados y poco preciosos de sus compañeros mientras luchaba con su astuta colocación por que su equipo no se partiera. Una tarea difícil ante jugadores veloces y creativos como Van Persie, Sneijder o Robben que el medio inglés completó con soltura.

El nuevo jefe de la selección inglesa, considerado Mejor Jugador de 2011 de la Premier League por los periodistas deportivos británicos, es un medio acostumbrado a la lucha y a la brega de la que sale victorioso gracias a su indudable calidad para la colocación y el pase. Un futbolista vital para sus equipos que llegó joven a la cima del fútbol y que tras caerse de la nube de los elogios luchó con la misma fuerza que combate en los verdes de los campos británicos para regresar al máximo nivel más maduro que nunca. Un viaje de ida y vuelta a la élite.

Todo empezó en Londres

Scott Parker (Londres, 1980) comenzó su relación con el balón a muy corta edad en las calles del céntrico barrio londinense de Lambeth. Con el balón como compañero inseparable en sus días de colegio en el prestigioso Haberdashers’ Aske’s Hatcham College, el público inglés descubrió las destrezas del pequeño Parker en un anuncio de McDonald’s con motivo del Mundial de Estados Unidos de 1994 en el que a sus 13 años asombró a los británicos con sus malabares y precisos toques de balón. Sin embargo, los regates y las virguerías no serían en el futuro sus principales cualidades futbolísticas.

Graduado en la desaparecida Escuela Nacional de la FA de Excelencia en Lilleshall empezó a despuntar en el fútbol federado en el Charlton Athletic. Tras más de un lustro destacando en las categorías inferiores del club de The Valley debutó con el primer equipo de los Robins en partido oficial a los 17 años. Un 23 de agosto de 1997 ante el Bury Parker jugó sus primeros minutos en la First Division (antigua Championship) dos meses antes de firmar su primer contrato profesiona con el Charlton.  Sin embargo, y a pesar de ser una de las mayores promesas del fútbol inglés, el ascenso de los Addicks a la Premier League tras un agónico playoff ante el Sunderland cerró las puertas de la titularidad al joven medio. Hasta cuatro temporadas después de su debut Parker no fue titular indiscutible con el Charlton. Mezcló apariciones esporádicas con una cesión al Norwich de Championship mientras despuntaba en la selección sub-16 primero y posteriormente en las sub-18 y sub-21.

Dueño de la medular

Indispensable para Alan Curbishley en la sala de máquinas del equipo londinense tras su vuelta a The Valley Parker creció como futbolista a orillas del Támesis. En la temporada 2003-2004 el Charlton Athletic realizó una campaña sensacional en la que en la primera mitad de la tabla rozó los puestos europeos con un Parker inconmensurable. El medio londinense era el director de la sinfonía en la que jóvenes prometedores como Turner, Konchesky, Luke Young o Carlton Cole ponían su ímpetu y desparpajo mientras veteranos como Di Canio, Powell (actual entrenador de los Addicks) o Holland equilibraban con su experiencia al equipo. Una mezcla perfecta que se rompió con el traspaso a mitad de año, concretamente el 30 de enero, de Parker al Chelsea de Mourinho por diez millones de libras y que impidió que el Charlton alcanzara al final de la temporada los puestos europeos. El golpe psicológico y deportivo de la marcha de su jugador franquicia fue tremendo para sus compañeros.

Una desilusión para los aficionados de The Valley pero una grandísima noticia para Parker que antes de llegar a Stamford Bridge ya había debutado ante Dinamarca con la selección absoluta inglesa siendo el primer jugador del Charlton Athletic que jugaba en décadas con los Pross. Disfrutaba en la medular haciendo jugar a su equipo y robando balones mientras sus goles, pocos pero de bella factura, y sus actuaciones entusiasmaban a los aficionados de la Premier League.

La desilusión del Chelsea

Sin embargo, en Stamford Bridge Parker no consiguió desarrollar el fútbol que había maravillado a las Islas en The Valley. Participó poco en el equipo y fuera de su posición, Makelele y Lampard eran insustituibles para Mourinho en la sala de máquinas, y sus actuaciones destacadas se redujeron a un gol en Fratton Park al Portsmouth. Un final de temporada poco positivo que se tornó en negativo en verano con la llegada de Tiago al Chelsea que cortó definitivamente sus posibilidades de jugar con los Blues.

Parker, desilusionado, dejó Londres y se marchó al Newcastle. En el norte de Inglaterra realizó una buena campaña, superior al tono gris del equipo de Graeme Souness que se quedó fuera de los puestos europeos. Su primer gol con las urracas lo marcó en The Valley ante su amado Charlton Athletic. Alejado de los focos del éxito de su juventud y de la élite Parker fue creciendo en jerarquía y mando dentro de los Magpies y en su segunda temporada se convirtió en capitán del Newcastle.

Sus dotes de mando, su capacidad en el pase y en el corte y su prodigiosa colocación le valieron volver a la selección inglesa aunque no tuvo la continuidad deseada. Con su club consiguió vencer en la Copa Intertoto en 2006 antes de marcharse al West Ham United.

De vuelta a Londres las lesiones lastraron la primera temporada de Parker en Boleyn Ground. Sin embargo, en su segunda campaña con los Hammers el medio inglés se convirtió en un jugador vital para su club. Desde la medular se convirtió en el eje del club londinense y llevó al West Ham a continuar en la Premier League durante dos temporadas más. Su gol definitivo desde fuera del área en la victoria por 3-2 ante el Wigan Athletic le elevó a los altares de la afición de los Hammers que desde entonces le idolatraron y disfrutaron con sus tantos lejanos y precisos que sorprendieron a los grandes porteros de la liga.

Los grandes de la Premier League volvieron a llamar a su puerta pero ni él ni su presidente, David Sullivan, contemplaron su traspaso. Capello le citó en la lista preliminar de 30 hombres para el Mundial de Sudafrica aunque Parker no llegó a jugar ni un solo minuto.

El descenso Hammer

Sin embargo, la pasada campaña todo cambió. Parker volvió a ser un jugador superlativo dentro del West Ham y volvió a la selección inglesa, convirtiéndose en un futbolista importante, aunque su equipo descendió a Championship. En un primer momento el jugador aceptó jugar en el segundo escalón del fútbol británico y en las primeras jornadas compitió en los duros campos de Championship e incluso marcó el primer gol de la temporada en el infierno para el West Ham ante el Watford. Aún así, y tras un verano cargado de rumores y especulaciones, el Tottenham le rescató de los sótanos del fútbol británico para que equilibrara un medio campo de altísima calidad en el que ni Modric, ni Van der Vaart, ni Bale ni Lennon tenían capacidad de recuperación ni de colocación

Un acierto su fichaje para el equipo de White Hart Lane y una bendición para Harry Redknapp que ha construido en torno al futbolista londinense un equipo poderoso que sigue la estela de los dos colosos de Manchester. Su capacidad de colocación, sus robos y sus pases medidos le convierten en un medio completo que mezcla el juego defensivo con la llegada y la capacidad ofensiva. Un ancla para los Spurs y los Pross que a sus 31 años, y tras varías subidas al cielo y caídas al infierno futbolístico, ha conseguido asentarse en la élite del fútbol.

“Fue un momento muy bonito emocionalmente. Estoy muy orgulloso de lo que estoy viviendo ya que fue algo que siempre deseé. No sé si ser capitán ha sido cosa de este partido o será algo para el futuro pero me gustaría seguir llevando el brazalete”, aseguró Parker tras el encuentro de ayer ante Holanda. Un papel para el que Pearce le ve “capacitado por su personalidad y por el respeto que le tienen sus compañeros” pero que dependerá del próximo seleccionador y del regreso de pesos pesados como Terry o Rooney. Mientras tanto, Parker dirigirá desde la medular, con o sin el brazalete, los destinos futbolísticos de Inglaterra y del Tottenham Hotspurs.