Hay quien dice que las segundas partes nunca fueron buenas. Pero, esta tarde, en el Etihad Stadium, sí que lo iba a ser. Al menos para uno de los dos equipos. El fútbol caprichoso comenzó haciendo creer que, a pesar de que era el Manchester City el que dominaba en todo, iba a ser el equipo de David Wagner el que se llevara el gato al agua. Sin embargo, aunque no siempre ocurre, el partido siguió el cauce esperado. El dominio de posesión y ocasiones se trasladó también al marcador para Guardiola y los suyos puedan seguir soñando con alzar la FA Cup. Toca centrarse ahora en una nueva ronda donde ya los espera el Middlesbrough.

Coleman y el fortín

No había tiempo ni opción para salir desorientados. Los dos equipos eran conscientes de que pocas veces la vida te da segundas oportunidades y, puesto que era la última ocasión en la que ambos luchaban por seguir en la competición, la tensión y las ganas saltaron al césped del Etihad Stadium como dos jugadores más.

Apenas se habían cumplido los cuatro primeros minutos de juego cuando el Manchester City, en una jugada que comenzó en su campo, acabó generando la primera ocasión de peligro. Mucho peligro. Tanto que los citizens no se adelantaron en ese momento en el marcador porque el esférico lanzado por Sané no quiso entrar entre los tres palos, sino que se estrelló en uno de ellos. El rebote cayó en los pies de Fernandinho, situado en el punto de penalti, pero, para mala fortuna del conjunto visitante, no fue capaz de rematar.

Bunn adelantó a los visitantes apenas cumplido el minuto seis de partidoMala fortuna porque, apenas unos minutos después el Huddersfield iba a aprovechar su primera ocasión para batir a Claudio Bravo y tomar la delantera en la eliminatoria. Era el minuto seis y, solo en el área, Bunn recogió un balón que no dudó en clavar en la meta sky blue. Con tranquilidad. A sus anchas.

Quedaba mucho partido por delante. Todo podía ocurrir. Pero, en muy poco tiempo, las tornas habían cambiado. A los de Guardiola les tocaba remontar. Y, lo más importante, debían corregir esas lagunas en su área para evitar que la distancia aumentara.

Desde entonces, y hasta el minuto 30, pausa. Una pausa que evitara los errores. Una pausa que, no obstante, no significaba no aprovechar cada ocasión de peligro. Da igual como llegara: tras una contra, a balón parado o en una jugada de toque. La cuestión era poner al portero rival contra las cuerdas. Los dos equipos lo tenían claro.

Pero los guardametas sabían aún mejor cuál era su trabajo en esta tarde de fútbol. Sobretodo Coleman, que parecía haber hecho de su área un auténtico fortín. Llegaba y llegaba el Manchester City, pero el balón era rechazado una y otra vez por el portero del Huddersfield o por la defensa terrier.

Se abrió la lata

No obstante, de tanto rondar el área rival, al final el gol acabó llegando. En un pase largo, Raheem Sterling cazaba un balón que salió algo cruzado cuando, tras varias bicicletas, disparó a puerta. Un disparo que Sané acabó tocando levemente para devolver la igualdad. Todo volvía a empezar.

El Manchester City remontó el encuentro en apenas diez minutosUn nuevo inicio cumplida la media hora de juego que ahora se iba a poner de cara para los citizens. Estaban dominando el balón, las ocasiones y, ahora, dominaban también el marcador. Porque, minutos después del 1-1, Agüero iba a ser empujado dentro del área y el colegiado no dudó en señalar el punto de penalti. El argentino no erró en su disparo. Los pupilos de Pep Guardiola se ponían por delante por primera vez en la eliminatoria.

Las ocasiones iban a seguir llegando, pero, en un deja vu de apenas unos minutos antes, el Manchester City volvía a revivir como el balón salía desviado tras dar en el palo. Quedaba esperar que, al contrario de lo ocurrido en los primeros compases del encuentro, ahora no llegara el gol rival.

Pero no llegó, porque ya no había quien parara al equipo local, que seguía ampliando la ventaja en el marcador. Zabaleta, tras un pase de Agüero, anotaba el 3-1. Era el minuto 39. En menos de 10 minutos el City había logrado darle la vuelta por completo al partido.

¡Qué no falten las ganas... ni los goles!

Con la reanudación del encuentro tras el descanso, la pausa volvió a adueñarse del encuentro. El Manchester City ya lo tenía casi hecho. Ahora tocaba, o bien intentar aumentar las distancias en el luminoso, o bien frenar los ataques de un Huddersfield Town que, por qué no, seguía soñando con la remontada. Soñando e intentándolo en cada ocasión que se ponía por delante.

Por ello, porque los terriers apretaban demasiado, el conjunto sky blue, como ya hubiera hecho anteriormente, no iba a dar el partido por sentenciado e intentaba por activa y por pasiva volver a encontrar esos huecos que se habían abierto al final de la primera mitad en la meta de Coleman. Pero, como antaño, el fortín había vuelto a aparecer.

Dos tantos más, de Agüero e Iheanacho, sentenciarían el partidoWagner, mientras tanto, quería reanimar a su equipo (al que, tampoco se puede negar, no le hacía falta demasiado para crecerse ante su rival). Cambios agotados a falta de 30 minutos para el pitido final. La grada animando. Pero, poco pudo hacer ya. Esa victoria que tuvo durante media hora se le había escapado de una manera muy voraz y ya no iba a recuperarla.

Porque, con más hambre de gol, Agüero iba a volver a anotar en el 73 para hacer mayor esa brecha. Una pérdida de balón en los tres cuartos de campo hizo que, tras una combinación entre Zabaleta y Sterling, el delantero argentino perforara de nuevo. Aunque no iba a ser el último tanto del encuentro. Iheanacho, ya en el descuento, iba a anotar un quinto tanto para, ya sí, sentenciar de una vez por todas el encuentro. Una vez más, el pez grande se había comido al pequeño.