Los españoles desatascan la partida de ajedrez en el King Power Stadium

El Chelsea se ha impuesto por 1-2 en el King Power Stadium frente al Leicester, en un encuentro muy trabajado, en el que a los dos equipos les limitó el miedo a perder.

Los españoles desatascan la partida de ajedrez en el King Power Stadium
Fotografía: Chelsea
tarekfutbol
Por Tarek Guerrero

El primer tiempo contó con dominio del conjunto blue que tuvo la posesión del balón en su poder, y que durante bastantes tramos rodeó con bastante regularidad el área local, moviendo el esférico con bastante lentitud y monotonía, sin generar desequilibrio y necesitando demasiados toques para finalizar una jugada, ante un conjunto local, que desde el primer momento salió a replegarse en su campo, aunque en ningún momento renunció a atacar, manteniéndose activo en ataque, con sus efectivos ofreciéndose constantemente.

Dominio blue sin peligro en estático

Tras los primeros minutos, el equipo de Claude Puel adquirió un mayor protagonismo con balón, y el Chelsea tuvo la posibilidad de explotar su mayor arma en el día de hoy, en el que Fábregas no estaba sobre el campo: el contraataque. Un arma con la que estaba pillando desprevenido a un rival que en los últimos años siempre ha destacado por su buen posicionamiento defensivo, y de esta manera logró adelantarse en el marcador, en una contra en la que Marcos Alonso recuperó la pelota, dinamitando otra del rival, y le dio el balón a Willian, que tras una larga carrera en vertical, asistió a Morata, que delante del portero le batió a placer.

Control del cuadro londinense sin posesión

El segundo tiempo comenzó con un Leicester más entusiasta en ataque, que tuvo la posesión desde el primer momento, y que se volcó mucho más en ataque, ante un conjunto londinense que empezó más replegado cediendo el balón, achicando espacios e intentando aprovechar una imprecisión del rival para salir al contraataque. El ritmo de intensidad estaba siendo bastante bajo, pues los de Antonio Conte no estaban teniendo presencia con el balón apenas, y los locales no estaban consiguiendo generar el menor peligro con el balón. Después de unos minutos, el Chelsea empezó a afianzarse como dominador del partido teniendo mucho más balón, controlando mucho más al rival, e incluso generando alguna situación peligrosa de gol, tocando en campo contrario. Vardy logró igualar el encuentro a poco más de un cuarto de hora para el final, tras una jugada con varios rechaces, que remató en área pequeña.

Tras el empate, merecido, del cuadro local, el equipo blue se reactivó en el encuentro, volvió a tener el cuero, a instalarse en campo contrario, a encerrar al Leicester, y a buscar espacios en su rocoso entramado defensivo, insistiendo especialmente por los costados, con la presencia ofensiva de los dos carrileros, Victor Moses y Marcos Alonso, y la de los segundos puntas, Hazard y Willian, quienes se vieron beneficiados, con la entrada de Fábregas por Bakayoko, que le aportó más juego interior al equipo, aunque a pesar de todo no le permitió generar demasiado peligro en sus acciones. La intensad había aumentado notablemente, y en los últimos segundos de juego, tanto del tiempo reglamentario como del descuento, ninguno de los dos fue capaz de terminar una jugada, ni siquiera buscando el poderío aéreo en el área.

La prórroga empezó con la pelota en el tejado del Leicester, que comenzó el primer tiempo con un mayor impulso, aunque sin ser capaz de apretar la tecla adecuada en la partida de ajedrez que estaba resultando ser el partido, donde ambos equipos seguían jugando con miedo a encajar el segundo gol que prácticamente los sepultaría. Sin embargo, en una jugada aislada, en un momento en el que el equipo de Claude Puel estaba perdiendo regularidad en su dominio, Pedro aprovechó una mala salida de Schmeichel para adelantar al Chelsea de cabeza. En la segunda parte de la prórroga, el equipo de la capital inglesa aprovechó el tremendo desgaste físico de los locales, para circular la pelota, y seguir desgastándolo, además de acelerar el reloj y dejar pasar el tiempo, en una nueva victoria trabajada hasta la extenuación y sin brillantez, del equipo de Antonio Conte, que se saca el boleto para las semifinales de la FA Cup.