Tan parecidos y tan distintos. Dos elegidos inmersos en contextos diametralmente opuestos. Mientras uno se enfunda el rojo carmesí, el otro el azul celeste. Mientras uno esculpe las puertas del infierno, el otro diseña los entresijos del cielo. Uno se ampara en la comodidad de la oscuridad, y el otro necesita acaparar los focos para encontrarla. Las diferencias se reducen cuando cogen el balón, porque ambos comparten un mismo lenguaje, el que solo los ilusionistas son capaces de interpretar y plasmar con una maestría inalcanzable. La rivalidad de un derbi les obliga a coincidir de nuevo sobre el escenario. Los planteamientos en su última aparición conjunta les sumieron es un ostracismo que el espectáculo no se merece volver a presenciar. Las semifinales nacen con el error y el triunfo como íntimos protagonistas. En Premier prevaleció la erosión del contrario, pero aquí impera la victoria, y solo hay 90 minutos para conseguirla. El éxito en Manchester dependerá de su inspiraciónBruno y Kevin. De Bruyne y Fernandes. 

Bruno, el arquitecto de realidades

Bruno es un creyente empedernido. Desembarcó en la casa de los horrores para edificar sobre sus cenizas el Teatro de los Sueños. Se encontró un equipo sin ideas, sin aspiraciones y sin alma, al que hizo frente con personalidad, pero sobre todo con fútbol. Entendió las necesidades que demandaba el colectivo y empezó a sellar los caminos al gol con su vasto dominio de los espacios. Ejerciendo como mediapunta, trasladándose a un costado, descendiendo para construir o atacando la profundidad del área. Roles que practica en cada encuentro, dependiendo del devenir del mismo, y en los que logra influir de manera masiva. Esta campaña, entre todas las competiciones, ha anotado 15 goles y dado 9 asistencias; el curso pasado fueron 12 y 8 respectivamente. El resultado de la suma de ambos parámetros es un dato prodigioso: 44, las veces en las que ha participado, de forma directa, en un gol de los red devils.

El luso es el principal valedor del nuevo ManUtd / FOTO: Premier League
El luso es el principal valedor del nuevo ManUtd / FOTO: Premier League

Los números hablan por sí solos, la soberanía de Bruno es incontestable. Su lectura del rival es culpable de la dimensión que ha adoptado el United, momentáneo segundo en Premier. Cuando el equipo se enclaustra, Bruno hinca la rodilla mientras vigila los movimientos del contrario. Cuando recibe, jamás entorna su vista hacia atrás, sino que recrea un giro con el que ejecuta su plan magistral. Un desmarque de ruptura, un centro, un envío en profundidad, un servicio a balón parado, un disparo o un arrastre. Cualquier escenario es propenso para dotar de sentido al ataque. Es un especialista en la creación de mecanismos de salida. Los estragos generados por la presión enemiga son paliados con el apoyo que brinda a sus compañeros, proporcionando vías de escape y una bomba de oxígeno que contribuye a su vez a la dinamización del colectivo. 

De acuerdo a su demarcación, sigue los proverbios establecidos: la excelencia del disparo y el regate. El golpeo lo carga de potencia y precisión; el dribbling lo emplea para desbloquear espacios, alterando la solidez del contrario. Además, su sociedad con Rashford es sinónimo de hostilidad para las encrucijadas del oponente. El talentoso delantero británico encontró en el luso la cura a su soledad. Un intercambio de miradas se convierte en una pared que ostenta muchas papeletas para perforar la portería rival. 

El temporizador del juego red devil / FOTO: Manchester United
El temporizador del juego red devil / FOTO: Manchester United

La afición, el vestuario y Solskjaer lo veneran. Elegido mejor jugador de la escuadra red en la temporada 2019-2020, con tres premios a Jugador del Mes de la Premier, y llegó en febrero. La clave de su éxito ha sido la manera en la que ha logrado amoldarse a un argumento en el que no siempre ostenta el cartel de protagonista. Bien al contragolpe o bien con la posesión, Bruno Fernandes se ha movido como pez en el agua, porque el período de adaptación para él ha sido una osadía donde su ingenio ha relucido.

El portador del tridente del diablo. El protector de los infiernos. Sin él, no se entiende al Manchester United. Su control le ha atado al cargo. Y qué felicidad.

Si su camino con los diablos se prolonga, los títulos llegarán a Old Trafford/ / FOTO: Premier League
Si su camino con los diablos se prolonga, los títulos llegarán a Old Trafford/ / FOTO: Premier League

 

De Bruyne, el reflejo de la perfección

De Bruyne es un poseso del balón. El ejemplificador más radical del anhelo de Guardiola, producto del fútbol que el técnico predica. A su llegada a Manchester el belga destacaba por su verticalidad e hiperactividad por delante del balón, poseyendo una capacidad portentosa para traducir su juego en ocasiones de gol. Cinco temporadas después, sus registros se han visto multiplicados gracias a su apego a una elaboración de la que antes rehuía. Aquel centrocampista que miraba al arco con los ojos de un depredador, ahora entraña el carácter de un jugador global capaz de dominar cualquier tipo de duelo, en cualquier contexto, en ataque posicional o a la contra, proveyendo a su existencia el don de lo extraordinario.

Kevin es el tipo de futbolista que pocos tienen, pero que todos necesitan. Su estancia en Manchester ha estado marcada por el crecimiento, la maduración y el liderazgo que ha experimentado, y por ende, potenciado. El gran culpable ha sido Pep, otorgándole plenos poderes para que capitaneara el juego celeste, siendo desde el interior donde ha creado toda su magia. Desde ahí, desciende a la base, participa en la creación, descongestiona la salida y dirige el balón hacia el último tercio a raíz de su conducción, golpeo o distribución. Su abrumador control de ambas piernas le permite desenvolverse en espacios reducidos, habituándose al giro de espaldas, la descarga y la destrucción de murallas, castigando la espalda del contrario o armando el disparo. La libertad e inteligencia que atesora le facultan para ser decisivo en cualquier marco.

El belga mima el balón, sabe de la importancia que tiene su cuidado / FOTO: UEFA
El belga es conocedor de lo importante que es mimar el balón / FOTO: UEFA

Más allá de la pausa y el arte de decisión que le avalan, su exuberancia física es otra de las facetas en las que destaca por encima del resto de mortales. Con ella nace su poderosa conducción, estirando las líneas y aportando profundidad al partir desde distintas alturas. Frente a las presiones, la capacidad de De Bruyne de trasladar el esférico con rigor lleva al equipo a encontrar un mecanismo eficiente donde sortea la pérdida, uniendo el bloque ataque-defensa para encontrar el sistema rival en desventaja. Quizá la clave de su éxito haya sido que las nuevas funciones no han opacado aquellas con las que encandiló desde Wolfsburgo, manteniendo intacto su impacto sobre el arco adversario. Los 13 goles anotados en Premier la pasada campaña lo avalan, que sumados a las 20 asistencias -igualando el récord de Henry- justifican el porqué de sus halagos. La ausencia de Silva le ha obligado a involucrarse aún más en la sala de máquinas, dejando "solo" 3 goles y 8 asistencias a estas alturas de campeonato.

De Bruyne y la pelota, la pelota y De Bruyne / FOTO: Premier League
De Bruyne y la pelota, la pelota y De Bruyne / FOTO: Premier League

Elegido en el once del The Best, nombrado mejor jugador de la Premier League 2019-2020, mejor creador de juego y mejor centrocampista por la UEFA. Los elogios no llegan solos, porque el único jugador en la historia del torneo doméstico británico en haber dado al menos 15 asistencias en tres temporadas consecutivas es especial. Un simple toque suyo desarbola batallones y adjudica un rumbo diferencial a la jugada. El principal valedor de los éxitos citizen. Un gobernador de los espacios Un ilusionista que se enrojece con cada toque. Un talento desmedido que aliena al contrario. Un enamorado del balón.

La sociedad perfecta: Kevin-Balón-Espacio / FOTO: ManCity
La sociedad perfecta: Kevin-Balón-Espacio / FOTO: ManCity

El papel, tanto de Bruno Fernandes como de Kevin De Bruyne, les hace sentirse líderes. Aunque el brazalete no aprisione su manga son el timón, la brújula y el cañón de sus navíos, porque lo dominan todo. La excelencia para ellos es rutinaria, ordinaria y obligada. Nacieron con el don de la creatividad. Su tempo marcará la eliminatoria. Los dos centrocampistas más sobresalientes de las Islas se cruzan de nuevo. Que comience la función.