La primera mitad de los hombres de Roy Hodgson ante Rusia fue una de las más alabadas durante la jornada inaugural de la Eurocopa 2016. Aún así, el gol se resistió en esos 45 minutos, en gran parte porque el ariete del Tottenham, Harry Kane, no estuvo acertado en los desmarques ni en los remates.

De hecho, la selección inglesa acusó la poca compenetración entre el delantero Spur y Dele Alli, como si había sucedido durante toda la temporada al norte de Londres. En una única ocasión, Alli buscó a Kane al espacio, pero su envío fue demasiado fuerte y acabó en las manos de Akinfeev.

Apagón físico

La segunda mitad de Inglaterra bien le pudo haber servido para ganar el encuentro, pero pecaron de desgaste físico. Su capitán, Wayne Rooney, que había cuajado unos primeros 45 minutos brillantes, debió ser sustituido por su falta de pulmones en la medular.

Rooney fue el timón de Inglaterra en la primera mitad | Foto: Bola
Rooney fue el timón de Inglaterra en la primera mitad | Foto: Bola

Además, otro hombre que había brillado con luz propia, el mediapunta Adam Lallana, también pareció quedarse sin fuelle, interviniendo mucho menos en la segunda mitad. El resultado de estas dos caídas físicas fue una baja participación de Inglaterra en el centro del campo, donde se cocinan las jugadas, a partir de la cual Rusia empezó a hacerse con el timón del partido. Por si fuera poco, Dele Alli también se escondió en los segundos 45 minutos.

La nota más positiva fue el trallazo de Eric Dier que valió el único tanto inglés del encuentro. El centrocampista del Tottenham fue el más regular a lo largo del partido, estando siempre en el sitio idóneo, bien posicionado, con las ideas claras y llegando a las coberturas pertinentes.

Cerrar los partidos

Inglaterra ha sido incapaz de ganar nunca en su historia en el debut de la Eurocopa. El mal crónico de la selección de las islas es acompañado por sus continuas decepciones, llegando siempre a los grandes torneos como una de las favoritas y acabando sus participaciones antes de lo previsto.

Este mal endémico se vio reflejado en Francia con el tanto del central Berezutski en los minutos de descuento. La defensa inglesa basculó mal en una de las últimas jugadas del partido, emparejando al bajito Danny Rose con el enorme Igor Berezutski, quién lo tuvo muy fácil para superar al lateral del Tottenham y poner la igualada en el marcador.

Danny Rose no pudo con el gigante ruso | Foto: GETTY
Danny Rose no pudo con el gigante ruso | Foto: GETTY

Además, otro error fue el cometido por Roy Hodgson. Cuando el partido necesitaba de un jugador como Jamie Vardy, que pudiera matar el partido al contraataque, el seleccionador inglés leyó mal el discurrir del encuentro e introdujo a Wilshere y Milner para intentar oxigenar el centro del campo. El resultado de sus cambios fue un paso atrás de la selección inglesa que a la postre acabó por costarles el tanto definitivo.