El Watford desde que llegó a la Premier League hace dos campañas tenía un único objetivo en mente: crecer lo más rápido posible para competir en lo más alto. De la mano de Quique Sánchez Flores los Hornets firmaron un maravilloso inicio de temporada, siendo nombrados por algunos expertos como el equipo revelación, todo esto con  permiso del Leicester que acabó campeón contra todo pronóstico. Pese a ello, aquella temporada que estaba pareciendo un cuento de hadas se acabó transformando en una pesadilla, ya que el Watford terminó en la zona tranquila de la tabla y con Sánchez Flores despedido por una familia Pozzo que no se conformaba con esta decente temporada de debut.

Después del técnico español llego Mazzarri, y la temporada fue un calco de la anterior. Inicio bueno y final marcado por la mediocridad, solo que en esta ocasión el Watford tuvo más problemas para confirmar su permanencia en la Premier League. De nuevo, los Pozzo echaron al entrenador, y se pusieron a rastrear el mercado para contratar al hombre correcto. Ese hombre no era más ni menos que Marco Silva. El portugués llegó al Watford avalado por sus fenomenales resultados en el Hull City, al que casi consigue salvar del descenso. Evidentemente, su contratación trajo dudas ya que al fin y al cabo, era un entrenador que venía de un equipo descendido. Pero el portugués ha demostrado  ser muy válido para llevar el timón del interesante proyecto del Watford.

Sánchez Flores tras un partido del Watford | Imagen: Watford FC
Sánchez Flores tras un partido del Watford | Imagen: Watford FC

La fortaleza de la base táctica

El éxito del Watford en este inicio de temporada tiene una clave que sobresale por encima de otras. Los Hornets son un equipo tremendamente serio respecto a la táctica. Las ideas de Marco Silva han calado muy fuerte en la plantilla y los resultados saltan a la vista, ya que los de Vicarage Road son un equipo muy rocoso. Esta fortaleza táctica hace que los Hornets sean un equipo bastante efectivo en defensa pese a recibir 12 goles (la mitad de ellos se los endosó el City de Guardiola en un partido para olvidar en Watford).

Esa fortaleza defensiva del Watford ha hecho que los Hornets encuentren la estabilidad que tanto buscaban en las anteriores temporadas, dejando así unos cimientos muy fuertes para construir a partir de ahí los demás aspectos del equipo. A partir de esta base táctica que tanta fortaleza da a los Hornets, el conjunto de Marco Silva ha desarrollado otras dos claves que le hacen una de las revelaciones de la Premier. Una de esas dos claves es la efectividad en ataque, ya que es un equipo que no chuta mucho, pero sus disparos son tremendamente efectivos. De sus 22 tiros entre los tres palos, el Watford ha conseguido anotar 11 goles. Es decir, uno de cada dos tiros de los Hornets acaba en gol

La otra gran clave de este Watford es una tendencia que va en contra de uno de los aspectos más evidentes de Marco Silva como entrenador. Los equipos de este técnico portugués suelen hacerse muy fuertes como locales, estando precisamente en este aspecto la clave de la casi-permanencia del Hull City en la pasada temporada. Pese a ello, los Hornets son todo lo contrario. Aún no han conseguido una victoria ante su público. De cuatro encuentros en casa, los de Marco Silva empataron en dos ocasiones y perdieron en las otras dos. En cambio, como visitantes, los Hornets han arrasado, consiguiendo tres victorias y un empate en sus cuatro encuentros lejos de Vicarage Road. Si esta dinámica positiva como visitante consigue transmitirse a los partidos ante la afición Hornet, el Watford podrá, sin ninguna duda,   mirar hacia la parte alta de la tabla.

Los fichajes funcionan

Marco Silva tiene un mérito enorme en este Watford, pero no hay que desmerecer a los jugadores. Sobre todo las nuevas incorporaciones, que han conseguido adaptarse en un tiempo récord y renovar una plantilla que parecía que no daba para más. La gran parte de las incorporaciones han sido un gran acierto, ya que eran incorporaciones que no tenían demasiada experiencia en la Premier League, pero que han funcionado a la perfección pese a estar en una liga tan peculiar.

Los fichajes han cambiado la dinámica en todas las parcelas del campo. En defensa, Kiko Femenía se ha hecho el dueño del carril derecho, confirmando las sensaciones tan positivas que mostró el español en el Alavés. En el centro del campo Chalobah y Cleverley son los encargados de llevar el tempo del partido. El primero ya destaca como una de las mayores promesas de la Premier League, y el segundo está consiguiendo recuperarse de sus malas experiencias en Everton y Manchester United. 

Richarlison y Carrillo han demostrado un grandísimo nivel, siendo los motores del Watford desde su posición en banda. El brasileño ya no es un desconocido en Premier League y ya está amortizando el gran desembolso realizado por él. Respecto a Carrillo, ya se está planteando ejercer su opción de compra. En la delantera, Gray sigue en un buen nivel de forma tras su fructífero paso por el Burnley

Richarlison peleando un balón ante la mirada de Marco Silva | Imagen: Watford FC
Richarlison peleando un balón ante la mirada de Marco Silva | Imagen: Watford FC

¿Se repetirá la historia?

El Watford es un equipo complicado de entrenar. La familia Pozzo no perdona los fallos y hará lo que esté en su mano para que progresen los Hornets. Por ello, Marco Silva parece el hombre indicado para salir de la mediocridad en la que estaba encasillado el Watford y los resultados le avalan por el momento. Aun así, conviene ser precavidos con el portugués, ya que el Watford ha tenido dos precedentes en estas dos últimas temporadas que no invitan al optimismo. Sánchez Flores y Mazzarri empezaron bien y acabaron la temporada despedidos.

Pese a ello, el optimismo se ha instaurado en Vicarage Road y el nivel que ha mostrado el equipo invita a ello. La calidad de Marco Silva como entrenador está haciendo que el Watford miré más alto que nunca, y posiblemente, la plantilla actual del Watford invita a soñar. Solo el tiempo nos dirá si Marco Silva consigue satisfacer a los Pozzo y conseguir grandes metas con el Watford o acabar sumido en la  más profunda mediocridad buscando un nuevo equipo al que entrenar.