El encuentro no había comenzado y la tención ya se sentía en el aire de Stamford Bridge. El frío saludo entre Mourinho y Conte lo dejó más que claro, porque más allá de la tirante relación entre ellos, ambos sabían que el choque valía más que tres puntos. En juego estaban el honor y la lucha por continuar con la persecución del líder.
Chelsea se colocó en rol de protagonista. El regreso de N’Golo Kante le dio la solidez y confianza que le estaba faltando en los últimos partidos. Los centrales se sintieron más respaldados con el regreso del francés, que también permitió que Cesc Fabregas y Bakayoko pudieran soltarse más, brindándole la dinámica que tanto éxito le dio a los Blues la temporada pasada.
Mourinho, maestro de la táctica, tomó nota de la gran utilidad que le da Conte a los laterales e intentó frenar las subidas de Zappacosta y Alonso con una presión alta de Ashley Young y Antonio Valencia, respectivamente. Sin embargo, la dinámica del mediocampo de Chelsea se impuso y el Manchester United se vio obligado a replegarse y apostar al contragolpe, algo a lo que el entrenador portugués no se reúsa y en muchas ocasiones lo utiliza como una poderosa arma.
El primer aviso de Chelsea llegó tras un centro de Alonso, el cual Phil Jones intentó despejar pero envió el balón adentro del arco. Conte festejó pero el árbitro señaló falta en ataque de Álvaro Morata y el grito de gol no pudo ser. Tras esa primera aproximación llegó una nueva oportunidad, sin embargo Bakayoko no estuvo fino en su definición y el marcador continuó cerrado.
El ida y vuelta que planeaba el partido también le brindó una chance a los Red Devils. Lukaku logró encontrar un espacio fuera del área y sacó un potente remate, pero Courtois voló hacia su poste derecho y evitó que United marcara el primer tanto. Los Blues contestaron rápidamente con una gran jugada de Hazard, que al igual que su compatriota, disparó desde fuera e hizo trabajar a De Gea.
El ritmo no decayó y la ecuación siguió siendo la misma: Chelsea manejó el juego a su gusto, Manchester no se sintió cómodo y debió esperó el error. Sin embargo, la primera mitad se fue complejizando y terminó sin goles.
En la segunda etapa los roles no cambiaron. El conjunto de Conte siguió siendo el actor principal y el United el actor de reparto. Pero en esta parte, la película tendría su escena de explosión tan esperada.
Fue la conexión Azpilicueta-Morata la que haría explotar a los aficionados en Stamford Bridge. El defensor aprovechó los espacios que brindó el mediocampo de los Red Devils, escaló hasta posición de volante derecho y sacó un centro a medida. Bakayoko arrastró marca y dejó en soledad al delantero español, que con un cabezazo magistral batió a De Gea y puso el 1-0 para los locales. En lo que va de Premier, la formula Azpi-Morata ya le dio cinco goles a los de Conte.
Después del gol, el encuentro se volvió un juego de ajedrez. Mourinho fue el primero en mover el banquillo. Adentro Fellaini y Martial. El mensaje del portugués era claro: la apuesta era la cabeza del volante belga. Sin embargo, las ocasiones siguieron siendo para Chelsea. Bakayoko y Hazard tuvieron la oportunidad de aumentar la diferencia, pero ninguna logró encontrar red.
Sobre los últimos minutos United intentó buscar el empate de todas las maneras y tuvo chance de empatarlo con la vieja fórmula de buscar a Fellaini en posición de nuevo, sin embargo Courtois se vistió de salvador y le negó el gol al volante belga.
Los tres puntos quedaron en la casa del local por una simple razón: Chelsea fue quien mostró más ganas de ganar. Los Blues volvieron a ser el equipo que conquistó la última Premier League y Manchester especuló más que de costumbre. Conte le ganó el duelo táctico a Mourinho y gracias a un gran cabezazo Morata puso de rodillas al United.
