La agradecida afición.del Atlético de Madrid vibró con la vuelta de Fernando Torres al club de la Ribera del Manzanares. Y no es para menos. Hijo pródigo, estandarte colchonero en la Premier, Eurocopas y Mudiales. Allá donde fue el Atlético fue su símbolo y él fue el símbolo del Atlético. Una historia de amor de las que hoy en día pocas quedan.
Pero el éxtasis total llegaría cuando en la vuelta de octavos de Copa del Rey, en un escenario más que perfecto. El Santiago Bernábeu probó la magia de 'ElNiño'. Dos goles y una eliminatoria sentenciada para dejar al Real Madrid en la cuneta y acallar todas las voces pesimistas en torno al fichaje del fuenlabreño.
Pero a raíz de ese encuentro los fantasmas del Chelsea y Milán volvieron a rondar la figura delariete rojiblanco. Otro gol al Real Madrid y uno al Barcelona son los números de Torres con la elástica rojiblanca. Minutos en muchas ocasiones residuales y en encuentros ya decididos son los que el Cholo le ha dado. Impreciso en controles, negado de cara al gol y muy a la sombra de Mandzukic y Griezmann.
Pero es Fernando Torres. Y eso Pablo Franco y el Getafe lo saben. Que el delantero es capaz de, como hizo en el Bernabéu, decantar el encuentro en dos minutos. Y no subestimar las aptitudes del madrileño seráuna de las claves de mantener por fin la puerta a cero. Alexis, Naldo y Emiliano tendrán a buen seguro trabajo ante uno de los puntas más móviles de La Liga.