Martín es un tipo de gustos sencillos. Le gustan los resultados sencillos (1-0, 0-1), el juego directo y, por lo general, se apaña con lo que tiene a mano para armar un equipo. Pero después de un final de temporada angustioso y de conseguir, no sin mucho sufrir también, el puesto de entrenador para la temporada 2015/16, el de Campanas se ha permitido el lujo de pedirle a Vasiljević un caprichito: "un delantero tanque, de al menos 1,90". Y es que Martín, además de tener gustos sencillos es un tipo clásico, por mucho coaching que lleve en su cartera. De centrales rudos, de acumular gente en el centro y de alinear una pareja de delanteros –dos, importante– complementarios. Un bajito ratonero –Nino o Álex Sánchez– y un bigardo corpulento que arrastre rivales, sea una referencia por alto y deje espacios a su menudo acompañante; ah, y a ser posible de apellido terminado en -ić.

Ya en su segunda etapa como técnico de Osasuna –la que comenzó tras el 'Milagro de Martín' en la temporada 1996/97–, el preparador navarro se hizo con los servicios del delantero serbio Dejan Marković que, a pesar de terminar su primera campaña con un espectacular bagaje de 37 partidos y un solo tanto, fue uno de los jugadores más utilizados por el entrenador en sus poco más de dos temporadas al frente del equipo, mejorando con creces sus credenciales en la campaña 1998/99, con 8 goles en 46 partidos y solo 21 de ellos como titular. El jugador balcánico no cumplía ni mucho menos con ese rol que hoy reclama Martín –apenas superaba el 1,80–, pero ejercía esa función de incomodar y atraer a los defensores de cara a facilitar la tarea de los hombres que llegaban de segunda línea, los Palacios, Tiko, Orbaiz y compañía.

Esta idea, pero a lo grande, es la que quiere llevar a cabo Martín hoy, mientras que es Vasi el que la ha llevado a la enésima potencia. Ante el frustrado fichaje de Urko Vera –otro de los que ha optado por explotar su madurez en una liga recóndita como la coreana– y la marcha definitiva de Nikola Vujadinović, el director deportivo de Osasuna ha rebuscado en sus orígenes para matar dos pájaros de un tiro: la contratación de ese delantero que reclama Martín y cubrir el cupo de compatriotas yugoslavos en la nave rojilla. Pero eh, a lo grande.

Bogdan Milić en 2008. Fotografía: Fcupdate.

Milić (27 años y 2,02) firmará por una temporada más otra opcional

Así, Osasuna ha alcanzado hoy un acuerdo definitivo para el fichaje del punta montenegrino Bogdan Milić, procedente del FK Mladost de la primera división de su país natal. Se trata, nada más y nada menos, que del undécimo futbolista más alto del mundo, por encima de Peter Crouch, el que fuera delantero del Liverpool, y con la misma estatura de uno de los grandes anhelos rojillos en los últimos años: Nikola Žigić, con 202 centímetros. De hecho, la llegada a Pamplona de Milić recuerda, y mucho, al aterrizaje en España del que en su día fue delantero del Racing de Santander y compañero en la punta de ataque de un viejo rockero apurando sus últimos años de fútbol, Pedro Munitis.

Un trotamundos del fútbol

Compartió vestuario en la sub-21 con Vujadinović

No obstante, la carrera de Milić, de 27 años, es mucho más dilatada, si cabe, que la del hoy delantero del Birminghan. Formado en las categorías inferiores del FK Mladost de su localidad natal, Podgorica, dio el salto con 17 años al primer equipo de la ciudad, el Budućnost. Allí permaneció cuatro temporadas, logrando un balance de 14 goles en 49 partidos. En el verano de 2008, fue traspasado al ADO Den Haag, de la Eredivisie, donde logró cuatro dianas en 39 apariciones. Sus tantos en una de las principales ligas europeas le valieron ser convocado con la selección sub-21 de Montenegro –en la que coincidió casualmente con Nikola Vujadinović–, antes de que su carrera le convirtiera en un trotamundos del fútbol.

Entre 2010 y 2013, Milić llevó sus botas por tres países y cinco equipos. Su primer destino exótico fue el Krylia Sovetov de Samara, de la Premier rusa. Llegó libre y, ese mismo verano, abandonó el club sin siquiera haber debutado con el equipo. En octubre de ese mismo año (2010) fichó por el Viktoria Plzeň, uno de los conjuntos punteros de la liga checa. Pero, de nuevo, un partido y de vuelva a Rusia para jugar en el Spartak de Nalchik, esta vez sí, hasta final de temporada, con un registro de 15 partidos y dos goles en su cuenta personal. No obstante, de nuevo en enero de 2012 volvió al mercado como agente libre, condición con la que fichó por el Gwangju FC de la K League Challenge, segunda división de Corea del Sur, pero tampoco allí cuajó su mejor fútbol: cinco goles en 35 partidos y otra vez a hacer las maletas con dirección Suwon, actual equipo de Sisinio González, con el que marcó tres goles en 28 partidos antes de volverse a su país.

El 1 de julio de 2014, Bogdan Milić fichó por el Rudar Pljevlja, de la primera división de Montenegro. Con el equipo rudari, el delantero apenas pudo disputar 11 partidos, pero recuperó sensaciones con cuatro tantos en los escasos minutos que dispuso sobre el césped. Su regreso al país que le vio nacer le valió también un billete a sus orígenes, justo un año más tarde, justo hace un año, cuando el FK Mladost anunció su regreso al club en el que dio sus primeras patadas como futbolista. El Rudar se proclamó campeón y la próxima temporada jugará la Champions, pero el Mladost se quedó a cuatro puntos de otro de sus ex, el Budućnost, tercero en la tabla y último clasificado para Europa League. Un hazaña, la del Mladost, que cobra especial relevancia tras rozar el descenso la campaña anterior y en la que gran parte de la culpa la tuvo Bogdan Milić, máximo goleador del equipo con 12 goles en 33 partidos. De nuevo, unas cifras goleadoras a su altura que le valen una oportunidad como la que en su día le bridó el ADO Den Haag.

En los próximos días, el delantero tanque que quería Martín llegará a Pamplona para pasar el reconocimiento médico y firmar con los rojillos por una temporada más otra opcional. En plena madurez, Milić deberá demostrar que la confianza brindada por Vasiljević es fundada, que sus centímetros acompañan a su zurda y que Osasuna ha acertado con su extravagante fichaje: un balcánico de 2,02 que está más cerca del colgarse del aro que de machacar las porterías rivales.

Milić con la camiseta del Gwangju FC. Fotografía: Kaskus.