Puñetazo a la euforia

El Valencia le cobró al Celta su segunda derrota de la temporada con una goleada de escándalo (1-5). Los de Nuno, sin hacer nada del otro mundo, supieron aprovecharse de los errores locales y del ultraofensivo estilo de juego de Berizzo. Parejo y Alcácer hicieron doblete. Balaídos aplaudió a los suyos pese a lo abultado de la derrota.

Puñetazo a la euforia
Foto: Miguel Riopa | AFP.
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Por Jaime Llinares

El Celta, que está suscitando la admiración de toda la Liga española, se ha llevado un baño de goles en su propio estadio. Un puñetazo en toda la cara ejecutado por la rabia, la calidad y la efectividad valencianista, que venía de hacer el ridículo en el último partido de la Champions League. Los de Berizzo jugaron a las individualidades y perdieron. Cinco veces tuvo que acudir Sergio Álvarez a recoger el balón de las mallas, y aun así los celestes se fueron aplaudidos de Balaídos, lo que dice mucho de este equipo.

El Celta jugó a las individualidades y perdió

El Celta, con la única baja de Cabral por sanción, se encontró con un Valencia herido, cuyo entrenador es cuestionado por toda la afición. Nuno Espírito Santo arengó a los suyos en la previa con un mensaje casi bélico. “Hay que pelear, dejarlo todo”, dijo. Y sus jugadores obedecieron desde el primer minuto.

Intensísima primera parte

Como viene siendo habitual en las últimas semanas, el Celta no empezó bien. Parejo y André Gomes se impusieron en la medular, y el primer gol visitante no tardó más de quince minutos en llegar. Paco Alcácer conectó con Parejo cerca del área, el delantero se desmarcó hacia dentro, Fontás no pudo seguirle, el madrileño se la devolvió y gol. La definición del de Torrent fue buenísima, como en él es costumbre.

Y, como también es costumbre, el Celta mejoró tras encajar el primer tanto. En la siguiente jugada Pablo Hernández, el mejor celtiña del partido, hizo el empate con un soberbio testarazo a la escuadra, pero el árbitro señaló fuera de juego. Era clarísimo.

El 'Tucu' fue el mejor del Celta

Los vigueses siguieron creciendo en el partido, acercándose cada vez más a los dominios de Jaume Domenech. Nolito reclamó un penalti, pero el empate llegó en uno de los 15 saques de esquina que botó el Celta. El propio Nolito fue el encargado de ejecutarlo, en el 23. Su centro, larguísimo, lo metió en el área el ‘Tucu’, Wass prolongó de cabeza y Augusto, también con la testa, hizo el merecido empate.

Siguieron los de Berizzo con su guion habitual, totalmente volcados en ataque. En uno de esos intentos llegó la jugada más polémica del partido. Pablo Hernández se llevó el balón entre la defensa y fue derribado por detrás por Javi Fuego cuando ya se disponía a encarar al portero. En la continuación de la jugada el Celta hizo gol, pero el árbitro no había aplicado la ley de la ventaja. Y, además, tampoco le enseñó la tarjeta roja al jugador ché.

Los locales, pese al error del colegiado, ya se sentían cómodos en el partido. Orellana, una vez más, dirigía la mayoría de los ataques. El Celta atacaba por los dos costados, pero no acababa de romper con la igualdad. Nolito, con un espectacular córner directo que sacó Jaume también de forma espectacular, Aspas y Wass tuvieron oportunidades.

Pero en la última acción de la primera parte el partido giró en redondo. Fontás derribó a André Gomes en la frontal. Parejo asumió la responsabilidad de lanzar la falta y la coló por la escuadra. Jarro de agua fría para un Celta que había dominado al Valencia durante la última media hora anterior al descanso.

La forma de perder del Celta

Por si fuera poco, a los 30 segundos de la reanudación Jonny regaló a Paco Alcácer el tercero de la tarde. El lateral vigués ejecutó un pase demasiado corto hacia su portero y el valenciano se anticipó, encarando y dejando sentado a Sergio con una bicicleta. Fácil y bonito. Otro puñetazo al Celta.

Cuando cualquier equipo se vendría abajo, los locales cogieron el balón y siguieron jugando. Siguieron siendo mejores que el Valencia, siguieron confiando en el estilo de su entrenador. Pero Jaume Domenech, una de las mejores sorpresas del fútbol español esta temporada, no consintió más atisbos de remontada. El portero, de 25 años de edad, tiene todas las condiciones para convertirse en uno de los mejores del país. Y justo después de que le arrebatara un gol cantado a Nolito, llegó el cuarto de los de Nuno. Dani Parejo, el mejor del partido, marcó con la puntera tras una pared con Paco Alcácer. La conexión valenciano-madrileña fue demasiado para la defensa viguesa. 1-4.

Pese a la goleada, el Celta atacó hasta el final

Berizzo reaccionó dando entrada a Radoja por Wass para no seguir tensando la cuerda con un correcalles que solo parecía beneficiar al Valencia, pero la respuesta fue el quinto de los chés. Otra asistencia de Parejo, que acabó con doblete de goles y de pases de gol, para que Mustafi peinara de cabeza. Manita en Balaídos, manita al estilo Berizzo.

Fe en un estilo

El partido ya estaba acabado futbolísticamente, pero hasta que Vicandi Garrido pitó el final pasaron dos cosas muy importantes. La primera fue que los jugadores del Celta no pararon de atacar, de intentar hacer el 2-5, pese a la manita ché. Pocas veces se ha visto que un equipo encaje una goleada con tanta dignidad como lo hicieron hoy los celestes. Estaban muertos y siguieron jugando al fútbol, siguieron luchando por su entrenador y por su afición.

La segunda fue que la propia afición no dio la espalda a su equipo pese a la goleada y a los errores individuales. Balaídos se mostró orgulloso de los suyos, les aplaudió en la derrota. Eduardo Berizzo tiene que estar muy satisfecho. Ha conseguido que la comunión entre equipo y aficionados sea tal que los celtiñas juegan al fútbol igual cuando pierden 1-5 que cuando ganan 5-1. Si alguien se cuestionaba lo que va a pasar con el estilo del Celta tras esta derrota, Balaídos se lo ha dejado claro.