El Barcelona va (de) 'sobrao'

10 minutos le bastan a un Barça perezoso para doblegar al Atlético, superior en el inicio de ambos tiempos, incluso con un hombre menos.

El Barcelona va (de) 'sobrao'
FCBarcelona.cat
javiersamano
Por Javier Sámano

Usted, querido lector, rico en vivencias, habrá compartido pupitre en su más tierna adolescencia con el típico muchacho de envidiable melena y faz celestial que se levanta a las once y hace pellas mientras usted se esfuerza en cosumir aprisa una taza de café para ingresar a tiempo en la clase de Historia, quién sabe si ese va a ser el día en que sepa a qué siglo pertenece Fernando VII o pueda relacionar la Pepa con algo más que el simpático apelativo que reciben las Josefas. No ha salido el sol, y se ve porfiando con estoicismo con unas vastas legañas que anidan en la cortina de sus ojos cuando, de soslayo, eleva el cuello cual jirafa del África y observa, con fingida sorpresa, que el sujeto en cuestión se camela a una morena de campeonato de la que enciende un cigarro con ese aire grandilocuente que le distingue. ¿A que no adivinan quién aprobaba y quién acababa concurriendo a clases particulares para mendigar un cinco en septiembre?

El Atlético fue un alumno ejemplar, se preparó el examen como ninguno y ejecutó una estratagema brillante hasta que en la tercera pregunta gastó la tinta del bolígrafo. Justo detrás, guardando una sospechosa horizontalidad, se sientan Ney, Luis y Leo, cuya ristra de faltas de asistencia no cabe en un rollo scottex. Los tres, vistazo allí, copia aquí, aprueban con un holgado notable. He aquí la extrapolación.

Volvió a comparecer tarde el Barcelona, que juega en Canarias: entra siempre una hora tarde a los partidos, asfixiado ayer por la estupenda presión de los de Cholo, autoritarios hasta el gol de Koke y excesivamente timoratos en ventaja, como si la eficiencia de su planteamiento no reforzara la percepción inicial de que la base se defiende mejor desde la lejanía, sin perder el ánimo de conquista. Los colchoneros se calzaron las babuchas y sintonizaron Amar en Tiempos Revueltos, invocando al dios de lo onírico, entregados a la comodidad del repliegue intensivo, abonando el terreno para el asedio de un Barça que abrió el ojo y se incorporó del sofá como un resorte, al fin consciente de que su inoportuna cabezada bien podía valer una Liga. 

Cambiaron las tornas, aliviados los azulgrana por la inextricable tregua de los del Manzanares, nada que ver con la angustia del primer cuarto de hora, una calcamonía de los duelos ante Málaga y Athletic, poniéndose de relieve las dificultades para desbordar sistemas de presión adelantada. Igualó Messi tras una jugada bien trenzada por Neymar y Alba, asimismo concluida con pericia por el argentino, de nuevo decisivo ante el Atlético. La segunda estocada, de Suárez, evocó al tanto del 2-1 del Clásico de la pasada Liga, no solo por la semejanza de la acción sino por el desarrollo de ambos encuentros, levantando de la lona a un Barcelona sonado, como también sucedió en la final de Berlín.

La efervescencia de los locales vino de la mano de la (auto)expulsión de Filipe Luis, un lateral sin antecedentes que señaló con sus tacos la rodilla de Messi al filo del tiempo de descanso. Lejos de amedrentarse, la inferioridad estimuló al Atlético, propulsado por el excelso Ferreira y un Saúl que curra como las hormigas, con gran sentido colectivo y sin fardar. Bravo abortó con la uña del pie un remate a bocajarro de Griezmann, y cinco minutos después ocurrió un incunable: Godin, amonestado en el primer tiempo, se lanzó con infantil temeridad y arrolló a Suárez, ganándose la segunda cartulina amarilla. Por mucho que el Barcelona se empeñara en llevar en volandas a Cholo y su expedición, no hubo milagro: 2-1. 

"El fútbol es un juego de once contra once en el que siempre ganan Messi, Suárez y Neymar"