Las vitrinas del Ciudad de Tudela ya constan de una nueva pieza; otro Joaquín Segura para la colección de los blanquillos. Es el cuarto en los últimos cuatro años, demostrándo así los pupilos de Sergio Amatriain que se toman muy en serio su propio trofeo de verano.

El honorífico invitado en esta ocasión era la SD Huesca, que sucumbió al único gol de la sesión vespertina, obra de Vélez desde los once metros. El duelo tuvo poco fuste, muy poco brillo en medio de una desapacible tarde -la más fría en lo que va de agosto en Tudela- en la que el viento también tuvo una generosa ración de protagonismo.

El partido dejaría pocos detalles para el deleite del espectador, si es caso, las buenas maneras que muestra Aser, que partía como titular por segunda vez consecutiva y el excepcional estado de forma de David Lázaro, aunque esto segundo ya no sea precisamente una novedad. A pesar de carecer el envite de un dominador claro, las diferencias de nivel entre uno y otro pasarían completamente inadvertidas, y los oscenses sumaron de este modo una nueva derrota ante un rival de inferior categoría tras caer la semana pasada ante el Ebro (1-2).

El único acierto de cara a puerta del choque se lo apuntaría en su cuenta Vélez, que transformó una pena máxima forzada por Franch tras un clamoroso malentendido entre el meta del Huesca y su zaga. Dicha acción tendría lugar pasados veinte minutos del comienzo, y no habría mucho más, a excepción de una buena parada de Pagola al comienzo del segundo acto.

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El Tudelano, a pesar de crear poco peligro, dejó buenas sensaciones ante un rival sólido. Javi Cabezas, recién llegado a la casa blanquilla, dispuso de minutos en la segunda parte y causó una buena impresión al público tudelanista, que marcharía a casa satisfecho con lo presenciado, al mismo tiempo que Lalaguna, capitán de los navarros, recogía de las manos de los nietos de Joaquín Segura el ya mencionado trofeo.