A nivel de números, Luis Suárez tuvo una temporada para enmarcar. Anotó 37 goles en 51 partidos y fue el hombre con el segundo mejor registro del club (por detrás solamente de Lionel Messi). 

La temporada 2016/17 del uruguayo empezaría de forma implacable. Después de una trágica Copa América Centenario, 'Lucho' vino con la sangre en el ojo de cara al duelo de Supercopa de España. El Sevilla fue la primera víctima del hambre del charrúa. Un gol suyo en el Sánchez Pizjuán sentenció el primer título de la temporada para los de Luis Enrique y el tercero de 2016.

Como si de una aplanadora se tratase, volvió a vacunar al Betis, solo unos días después, con un hat-trick. Debut soñado en la Liga y el arranque de una temporada en la que Suárez estaba deseoso de romper todos los registros. 

Suárez, en el partido ante el Betis. Foto: Juan Lechuga.
Suárez, en el partido ante el Betis. Foto: Juan Lechuga.

Los primeros meses fueron buenos para el ex Nacional de Montevideo: cuatro goles en septiembre, dos en octubre y uno en noviembre rubricaron un inicio de curso fenomenal. Sin embargo, el equipo comenzó a caer en una irregularidad que le fue permitiendo al Real Madrid alejarse más y más en la punta de la Liga.

El clásico de diciembre, primer examen

Con seis puntos por debajo de los merengues, el FC Barcelona llegaba al clásico mundial necesitado de un triunfo que acortase la distancia. Si algo ha tenido Luis Suárez, es que por lo general brilla en las grandes citas y esta no fue la excepción.

Al minuto 53 le ganó un cabezazo a Varane, tras un centro de Neymar, y puso la primera anotación en el marcador. La presencia charrúa hacía gritar al Camp Nou. 'Lucho' comenzaba a convertirse en el gestor de una nueva remontada liguera, sin embargo, un testarazo de Ramos, en las orillas del descuento, frenó la alegría y dejó todo como empezó.

A pesar de la decepción, el ex Ajax pasó su primer examen de la temporada.

Pólvora ardiente en Liga y Copa, pero mojada en Champions

Las siguientes jornadas fueron la costumbre de siempre: con Luis presente en el marcador. Osasuna, Las Palmas, Espanyol, Eibar, Betis y Alavés sufrieron el rigor del uruguayo entre diciembre y febrero.

En Copa del Rey, colaboró con un gol en la remontada ante el Athletic Bilbao en octavos. En cuartos, le marcó a la Real Sociedad y en semifinales, despachó al Atlético de Madrid, anotando dos goles en la serie. Sin embargo, el poder goleador de Suárez brillaba en el ámbito internacional por su ausencia.

La MSN. Foto: Ernesto Aradilla.
La MSN. Foto: Ernesto Aradilla.

En la fase grupos de la Champions tan sólo pudo marcar dos goles, y ambos en un mismo partido (en la victoria 7-0 ante Celtic). Se fue en blanco en los otros cinco encuentros. Llegó a a París con la intención de sacarse la "mufa", pero lo único que recibió -junto a sus compañeros- fue una lección de fútbol. 

Si bien, en la vuelta iniciaría el camino para la remontada ante los franceses, Luis Suárez quedó en deuda. Desde aquel gol a Trapp, no se le vio ante la Juventus, ni en Turin, ni en el Camp Nou. Totalmente desconectado, desconocido y maniatado. De las decepciones del torneo.

Objetivo: mantener vivo el sueño de Liga

Fuera de la Champions y con el conocimiento de su ausencia en la final de Copa por una expulsión en la vuelta de las semifinales, a Suárez solo le quedaba una meta, la Liga. Un reto difícil, pero el uruguayo tenía la obligación de ayudar a conservar las esperanzas hasta el final. 

Tras un clásico gris en el Bernabéu y su ausencia en la estrepitosa goleada ante Osasuna, Suárez llegó recargado a las últimas cuatro fechas. En todas puso su nombre en el marcador, incluida la exótica victoria frente al Eibar por 4-2. Aquella remontada ante los guipuzcoanos, en un partido loco, puso fin a una temporada buena para Suárez en cuanto a números.