El Club Atlético de Madrid ha vuelto a demostrar en este 2017 porqué es el equipo de los valores, porqué es referente en el universo del fútbol y sobre todo, porqué hay que seguir luchando aunque fuertes tormentas acechen. No ha sido el mejor año a nivel deportivo y extradeportivo, pero sí uno de los que más a nivel de sentimientos.

Tanta lucha para tan poca recompensa

Desde un ilusionante enero hasta un mayo que ningún aficionado rojiblanco quería que llegase, el Atlético de Madrid se dejó la piel en las tres competiciones, pero en unas ocasiones la fortuna y en otras la calidad en sí, no estuvieron de parte colchonera. Pocos pensaron tras las tres primeras solventes actuaciones frente a la UD Las Palmas, Real Betis y SD Eibar que los soldados de Diego Pablo Simeone iban a tener una temporada sin títulos, pero así fue. El empate en San Mamés sentó un precedente de tres tablas consecutivas hasta la eliminación en Copa del Rey frente a un FC Barcelona que se encomendó una vez más a Leo Messi. Sin embargo, lejos de bajar los brazos ya en febrero, los pupilos del técnico argentino se auparon con más fuerza que nunca para golear al Bayer Leverkusen, saber sufrir ante el Leicester y continuar dando mucha guerra en La Liga.

Tifo en el Calderón | Getty Images
Tifo en el Calderón | Getty Images

De esta manera, una vez acabado abril para afrontar el último trascendental mes, los colchoneros estaban vivos en semifinales de Champions y orgullosos de haber certificado el tercer puesto gracias a su actuación a modo de apisonadora en Gran Canaria. Pero viejos fantasmas del pasado volvieron a acechar a los hombres rojiblancos de la capital. Casualidades de la vida o no, el penúltimo cruce europeo de la temporada hizo revivir otro derbi madrileño continental. Y de nuevo con el mismo desenlace, ya que en el Santiago Bernabéu el Real Madrid obtuvo un digno colchón al vapulear 3-0 a los vecinos del sur. Tanta lucha para tan poca recompensa, se pensó, pero aún quedaban los tres últimos partidos en territorio atlético. Inmejorables batallas.

Hasta siempre, Vicente Calderón

El 21 de mayo de 2017 fue la última ocasión en la que casi 55.000 gargantas se acercaron al templo rojiblanco para cantar aquello de "Yo me voy al Manzanares, al Estadio Vicente Calderón". La parroquia del Atlético de Madrid se vio obligada a despedirse de su rincón favorito para dar paso a un Estadio Metropolitano que nadie vio con buenos ojos. Pero para llegar a ese momento, aún queda revivir un importante triunfo frente al cuadro armero para coger confianza de cara a la cita europea y, esta vez sí, un intento de remontada gracias a los goles tempraneros de Saúl Ñíguez y Antoine Griezmann que quedó en nada debido a la diana de Isco Alarcón, la cual intentó dejar helado un territorio que, aunque vio cómo su equipo quedaba eliminado, también supo que se dejó el alma en el rectángulo de juego y por tanto le brindó cánticos y ánimos hasta el último minuto.

Despedida del Calderón | Getty Images
Despedida del Calderón | Getty Images

Esa era la esencia del Estadio Vicente Calderón, el saber que tus jugadores iban a luchar como hermanos, defendiendo siempre sus colores independientemente del resultado. Afortunadamente para la historia india, aquél último día de mayo, el de la despedida, el Atlético de Madrid venció 3-1 al Athletic Club para otorgar así el honor y merecimiento necesario al lugar sagrado que tantos buenos y malos momentos ha dado. Fue el último día de las flores de Margarita en el córner, de recordar el brazalete de Carlos Peña y los instantes finales haciendo avalanchas en el Fondo Sur gracias al incansable Frente Atlético. Un día grabado en las retinas de todos los hinchas rojiblancos. Un última día a la altura del club.

Un verano para olvidar

Estadio, escudo, fichajes y Antoine Griezmann. Estos son los cuatro principales motivos por los que ningún apasionado atlético quiere volver a recordar dos de los peores meses estivales de toda su vida. Y es que por si no fuese suficiente con dejar atrás el Vicente Calderón para empezar a saludar al Estadio Metropolitano, la directiva, con su dudoso afecto a la afición y algo más hacia el terreno económico, decidió dar un vuelco a la imagen corporativa del club elaborando un nuevo escudo por motivos comerciales para infiltrarse en el mercado asiático. Un duro golpe a la afición, que aun así, no dejó de manifestarse en contra en todo momento intentando, sin éxito, revocar la decisión.

El tercer varapalo para el aficionado fue el conocimiento del comunicado de la FIFA al alegar que el Atlético de Madrid no podría fichar hasta 2018 debido a las irregularidades realizadas en la contratación de jugadores menores de edad para el sistema de cantera del club. De este modo, los fichajes de Vitolo Machín y Diego Costa, que parecían inminentes y podrían haber llegado en el mismo mes de junio, debían verse suspendidos hasta el siguiente mes de enero, cuando la sanción llegase a su fin. Un auténtico golpe contra la institución atlética al verse obligada por segundo año consecutivo a confiar en sus jugadores, que, por otra parte, tuvieron un comportamiento ejemplar de compromiso y lealtad al continuar sabiendo las limitaciones y complejidades que se avecinaban.

Aunque no todos los pupilos del Cholo actuaron con la misma seguridad y serenidad de cara a los medios de comunicación, pues Antoine Griezmann, quien había cuajado una temporada tremenda en la institución madrileña siendo el máximo goleador del equipo y habiéndose convertido por méritos propios en uno de los jugadores más queridos por la afición, declaró a una televisión francesa su gran posibilidad de marcharse al Manchester United por una cifra cercana a los 100 millones de euros, clasificando la operación de fiable a un nivel de 7 sobre 10, lo cual, provocó un tremendo revuelo en una hinchada que pidió su marcha ante la falta de franqueza y fidelidad al Atlético de Madrid. Finalmente se quedó, no como Neymar y su mal hacer con el FC Barcelona, pero había plena consciente de que consiguientemente venían tiempos complicados en la institución dirigida por Enrique Cerezo, pero que este equipo se levanta y se supera a sí mismo lo saben en todo el mundo. Y así fue.

Al Metropolitano con papá de la mano

Si Joaquín Sabina quiso rememorar en su sobresaliente himno del centenario aquél Estadio Metropolitano donde varias generaciones ascendientes vivieron los primeros títulos del Atlético de Madrid, también debe empezarse a nombrar con ilusión y esperanza el reinventado Estadio de la Peineta en un Wanda Metropolitano, por dichosos motivos de publicidad, que también ansía albergar tantas alegrías como su hermano. Por supuesto que no es tan cálido, cercano y vibrante como el Vicente Calderón, pero la visión, estructura y modernidad, sin duda, impresiona y lo convierte en uno de los más referentes de todo el continente.

Presentación del Metropolitano | Getty Images
Presentación del Metropolitano | Getty Images

No obstante, el nuevo feudo no ha acompañado de demasiados buenos resultados a los atléticos en la primera vuelta de esta ilusionante campaña. Numerosos empates ante Qarabag, Real Madrid, FC Barcelona, Villarreal y la incomprensible derrota en el último suspiro frente al Chelsea FC han dejado ansiosos de mejores momentos a una afición que día tras día llena su nuevo Metropolitano tiñéndolo de un inmejorable color rojiblanco, teniendo mejores marcas, curiosamente, lejos de la capital, donde el Atlético de Madrid no ha perdido en todo el año salvo la última visita a Cornellà El-Prat hace escasos días, dejando así un sabor muy agridulce a un año marcado de continuos altibajos.

Volver a empezar

Siendo conscientes de la eliminación en Champions y el paso obligatorio a la Europa League para resurgir ser un grande europeo una vez más, los nueve puntos de separación con el Barcelona en el campeonato doméstico, la enorme complejidad de la Copa del Rey, y todos los cambios explicados con anterioridad, al Atlético de Madrid no le queda otra que reinventarse si no quiere morir, y por tanto, toca volver a empezar aunque sean casi infinitas las adversidades que siguen presentándose, pero con coraje, corazón y una lucha infinita, este equipo siempre tendrá un futuro garantizado.

Uno por uno: así ha sido el 2017 para el Atlético de Madrid

 

Foto: ATM
Foto: ATM

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