El domingo pasado tuvo lugar algo casi paranormal. Dos jugadores, sedientos y que viven por el gol, fallaron cada uno una pena máxima. Desde los once metros, primero fue Ángel quien no atinó a batir a Sergio Asenjo. Y, después, sería Jorge Molina quien tampoco acertó a transformar la ocasión desde el punto de penalti. Pero como bien dijo su compañero Mauro Arambarri en el post-partido, "los mejores jugadores también fallan".
Paradójicamente, fue siguiendo ese mismo orden en el que también los dos, saldaban esas cuentas pendientes en este miércoles lluvioso en el Coliseum, donde sienta mejor, arropados pos unos 5.000 valientes aficionados azulones. El tinerfeño hizo el primero del partido in extremis, ya que fue Amath quien realizó una magnífica jugada, y su disparo lo acabó empujando en la mismísima línea el '9' del Getafe ante la presión de Schär por evitar el tanto. Un claro ejemplo de ese hambre que le comía la cabeza desde el domingo en Vila-real.
Ya en la segunda mitad, con el partido agonizando con un 2-0 en el luminoso y un Deportivo que parecía bajar los brazos, y ahí es cuando se cerró la tormenta azulona. Eneko Bóveda (autor del segundo gol en propia puerta), erró en el pase atrás hacia Rubén y el delantero de Alcoy, que estaba al acecho, cazó ese balón y en el mano a mano, la picó lo justo para matar el partido. De este modo, el Getafe se sitúa en la 9ª plaza con 36 puntos, con una permanencia prácticamente asegurada y con las miras puestas ya, de reojo claro, en Europa.
Ángel y Jorge Molina suman 18 goles entre ambos
Y es que los números que acumulan ambos son espectaculares. Entre ambos suman 18 goles (Ángel: once; Molina: siete). Unos registros dignos de una de las mejores parejas en lo que va de curso en La Liga. Dos nombres que se entienden a la perfección, como si de un reloj suizo se tratase. Uno se aprovecha de la función del otro. Gran parte de esa culpa la tiene el fundador de esta asociación, José Bordalás, el cual ha logrado crear el ecosistema perfecto para los dos.