Una tónica habitual a orillas de O Vao. Los aficionados verdes están ya acostumbrados a sufrir por una salvación cada año más cara. Esta temporada no ha sido menos y, a los altibajos habituales por parte de los olívicos, se ha unido una competencia feroz de cara a permanecer por parte de los rivales. Rivales de la talla e historia como Pontevedra CF, Ponferradina o Racing de Ferrol, que hace menos de dos décadas se encontraban en el fútbol profesional.

Encomendándose a una férrea defensa y la seguridad de Alberto Domínguez, los goles de Silva y la verticalidad de la segunda línea liderada por Higón en el costado. Los vigueses llegan al tramo más complicado y decisivo de la temporada en el mejor de los momentos, tanto emocional como físico. Más si cabe la dosis de moral que dio vencer ante la Gimnástica Segoviana en La Albuera o la victoria con uno menos ante el Unión Adarve.

Ahora visitarán el Cerro del Espino para medirse a un Atlético de Madrid B en la zona alta. Una buena prueba para ver si el gran estado de forma es un espejismo o una realidad. Vencer en el feudo rojiblanco supondría un claro distanciamiento sobre los conjuntos que se encuentran en problemas por eludir la Tercera División que, como años anteriores, acostumbran a sacar puntos donde nadie contaba mostrando claramente que el aspecto mental y la necesidad juegan un papel fundamental en este deporte.

Así, la visita a Madrid será el preludio de partidos donde se jugará el ser o no ser en esta temporada 2017-2018 con la visita de los vecinos del Celta B (jugándose entrar en Playoff), visita a Bouzas o la recepción de un CCD Cerceda que parece estar casi sentenciado. Todo ello antes de terminar el ‘tour’ del centro de España para medirse a Toledo, Fuenlabrada y San Sebastián de los Reyes.