Una semana para el olvido de los txuri-urdin. Primero, la derrota contra el Real Zaragoza en el ocaso del partido el miércoles y el sábado, concluyó con otro tropiezo contra el Athletic Club de Bilbao con la Copa Euskal Herriko en juego. El equipo vizcaíno terminó llevándose el trofeo del Stadium Gal en Irún, el cual contaba con una considerable cantidad de aficionados que vio la final desde la grada. 

Con Illarra y Merino conformando el centro del campo por primera vez, la Real prometía hacer un gran partido frente al acérrimo rival que incluyó desde el inicio a Yuri Berchiche, ex jugador de la Real que partió al Paris Saint Germain la pasada campaña. 

La sensación de derbi se hizo notar desde el arranque del partido, ambos equipos disputaron cada balón con intensidad, pero ninguno creó demasiado peligro para alertar al oponente. Los realistas tuvieron más control al inicio y este se fue desvaneciendo para que los leones empezaran a coger ritmo e hicieran su juego con más calma. Fue la Real el equipo que dio el primer aviso, por medio de Oyarzabal, quien pegó un trallazo que quedó en manos de Kepa sin dificultad. A los 22 minutos respondían los de Berizzo con doble ocasión, primero, un disparo de Muniain que Gorosabel desvió a córner, el cual al ser cobrado encontró como rematador a Núñez, quien causó muchos problemas a los donostiarras por sus acciones a balón parado, su cabezazo fue rechazado por Rulli para mantener el cero. 

Antes de concluir el primer acto, los donostiarras habían perdido ritmo y era el Athletic el equipo dominante en el campo, el que mejor jugaba con el balón a pesar de ser un partido con mucho nerviosismo, imprecisión y con la típica tensión de un derbi. 

La segunda mitad inició con un balde de agua helada para los de Asier Garitano. A base de una pérdida de balón de Merino en el centro del campo, Susaeta partió con el esférico hasta la frontal del área, donde se asoció con Williams y este definió cruzado y con velocidad para batir a Rulli y marcar el gol que sería la sentencia de una Real irreconocible desde los primeros compases del choque. 

La táctica de Garitano fue aumentar la presión, por lo que los de San Sebastián empezaron a subir para recuperar balones y conseguir el empate a como diera lugar. Las llegadas de los txuri-urdin se volvieron más frecuentes y dieron oportunidad a una igualdad que forzaría los penaltis. Willian José contó con varias oportunidades para poner tablas, pero no logró hacer presencia en el marcador. Sangalli también se vio activo, con alto interés en la paridad, colocando centros al área que fueron bien resueltos por la zaga vizcaína. 

Juanmi contó con una oportunidad simbólica para igualar, poco después de la última oportunidad del ariete brasileño, quien mandó el chute al lado del poste derecho de Kepa; el malagueño recibió un balón de Oyarzabal, pero su disparo no encontró portería, a pesar de que era una oportunidad cómoda. Al final, con el Athletic bien parado en su mitad del campo y cometiendo muchas infracciones, la Real se vio muy lejos del empate. 

El tiempo se agotó y en la calurosa tarde, fue el Athletic Club el que salió con sonrisas y la Copa Euskal Herriko en su posesión ante una Real que perdió el balón en la primera parte y con un solo martillazo de Iñaki Williams, terminó viendo cómo los eternos rivales celebraban a dos semanas antes del arranque de liga. Así perdió la Real Sociedad lo que ha sido su examen estival más serio hasta ahora, sumando su segunda derrota al hilo y ante el oponente menos preciado.