"Hay que saber valorar el punto", dijo Garitano en rueda de prensa. Lo cierto es que cualquier aficionado txuri-urdin, viendo el calendario, habría firmado arrancar con cuatro puntos de seis posibles. El Estadio de la Cerámica y Butarque no son estadios fáciles, ni mucho menos.

Sin embargo, hay algo que preocupa. Desde pretemporada se viene viendo que la Real no produce gran cosa en ataque y se pasa gran parte del partido defendiendo. Aunque los resultados han sido buenos, no pueden tapar la realidad. Si no llega a ser por dos fallos groseros de la defensa del Villarreal, y por la falta de acierto del Leganés, la situación sería muy distinta.

Ante el 'Submarino', la Real cuajó un buen tramo inicial en la segunda parte, en el que fue superior y consiguió adelantarse. Y, al igual que en Butarque, una vez se vio por delante se agazapó atrás y no supo salir, solo resistir el bombardeo rival.

Zaldua hace olvidar a Odriozola

Ante el equipo pepinero, el inicio del partido fue esperanzador. Los txuri-urdin comenzaron jugando como lo que deberían ser, un equipo dominador. Aunque con mucha menos posesión que en la etapa de Eusebio, los realistas llevaban peligro en cada ataque.

Si se esperaba que el lateral que iba a desbordar defensas era Theo, ayer se demostró que eso no tiene por qué ser cierto. Con un 1-4-4-2 con Oyarzabal y Zurutuza de interiores y Juanmi y Willian José en punta, el que más brilló en esos primeros 20 minutos fue Zaldua.

El lateral, que al igual que su entrenador volvía a la que fue su casa el año pasado, llevó todo el peligro del ataque donostiarra. La Real acumulaba gente en la banda izquierda, atraía rivales y después cambiaba la orientación hacia un Zaldua que tenía toda la banda para correr.

Y así sucedió en los dos goles. El guipuzkoano se metió hasta la cocina en dos ocasiones para servir en bandeja el gol a Zurutuza primero y luego colgar un balón cuyo rechace terminaría rematando de forma espléndida Illarramendi. No en vano fue el segundo realista que más veces tocó el balón, solo por detrás del capitán.

Ahí se acabó la Real. Tras la lesión de Llorente, poco después del segundo gol, el equipo se quedó helado y se agarrotó. Poco a poco, el conjunto vasco fue cediendo metros, y su repliegue cada vez se hizo más intenso. Aunque hasta el descanso no sufrió, tras el paso por vestuarios el Leganés arrolló a los hombres de Garitano.

Mapa de calor de la Real / Foto vía WhoScored

La movilidad de El Zhar, MVP indiscutible del encuentro, fue una tortura para la defensa realista. El franco-marroquí se movió por todo el frente de ataque, siendo indetectable para la defensa, y llevó peligro en cada balón que tocó.

Con mucha llegada por banda, el cuadro de Pellegrino fue encerrando a su rival en su propia área. Los centros laterales, de mucha calidad, dieron mucho trabajo a la defensa realista, que no paraba de despejar balones ante la presencia de las torres pepineras. Eso sí, las segundas jugadas fueron todas de un Leganés que ocupó muy bien los espacios.

El Zhar, una pesadilla constante

Todo esto dio como resultado un cóctel explosivo que acabó en el primer gol pepinero. Centro al área que rechaza la defensa y en la segunda jugada Nabil El Zhar, con un derechazo inapelable, recortaba distancias.

A partir de ahí, Pellegrino metió más pólvora con Rolán y En-Nesyri, que hicieron que la Real se metiera más aún en su área. Garitano, que sacó a Merino y Pardo para intentar aguantar el balón, veía cómo su equipo no era capaz de dar tres pases seguidos. Eso sí, si Willian José no falla un mano a mano en una contra perfecta llevada por Zubeldia, la Real habría hecho pleno y hoy las caras serían distintas.

Pero no sucedió así, y tanto va el cántaro a la fuente... Siovas, el jugador que más pases dio en todo el partido (este año este apartado no está reservado para Illarramendi, que dio menos pases que nueve de los titulares pepineros) metió un balón a la espalda de la defensa. Theo se despistó, rompió el fuera de juego y apareció de nuevo El Zhar para poner el definitivo empate con una vaselina perfecta.

Ni un 40% de posesión para la nueva Real de Garitano, que deberá ajustar sus piezas y su plan de juego si quiere que el barco navegue. Las caras de Oyarzabal y Willian José en la segunda parte lo decían todo (entre ambos apenas tocaron el balón 60 veces en todo el encuentro). Veremos si con la recuperación de Januzaj y los fichajes que tienen que llegar la próxima semana la idea de juego cambia.