Después de la derrota que registraron ante el Real Betis Balompié de Quique Setién y antes del parón por compromisos internacionales, los de Ernesto Valverde afrontaban un pequeño tiempo de reflexión antes de retomar su camino en la competición doméstica. Dejando más ajustada una tabla clasificatoria que sigue denotando competencia y exigencia, los vigentes campeones se quedaban en el primer puesto con veinticuatro puntos, teniendo a rivales como el Club Atlético de Madrid o el Sevilla Fútbol Club muy cerca.

Con la vuelta de LaLiga Santander, la jornada 13 dejaba un partido que siempre resulta ser una lucha interesante entre dos equipos de hegemonía por los estilos de juego tan contrarios que tienen. El Wanda Metropolitano abría sus puertas para recibir al Fútbol Club Barcelona y acoger una batalla por el primer puesto después de que el Real Madrid de Santiago Solari perdiera otros tres puntos fundamentales ante el conjunto armero en Ipurúa. Los de Ernesto Valverde, que llegaban con el objetivo de conseguir la victoria para consolidar el liderato y ampliar la ventaja respecto a sus rivales, saltaban al terreno de juego con un planteamiento que pasaba por el toque con un once inicial en el que el staff estaba obligado a poner novedades debido a las ausencias de Ivan Rakitić y Philippe Coutinho, que a pesar de que realizaron una parte del último entrenamiento llevado a cabo en la Ciutat Esportiva Joan Gamper, continúan con sus recuperaciones de cara a conseguir el alta médica lo antes posible. El técnico cacereño apostaba por un cambio de sistema, mientras que Diego Pablo Simeone salía con un once de garantías a pesar de acusar algunas bajas como las de Diego Godín, José María Giménez o Juanfran Torres.

El colegiado del partido, Jesús Gil Manzano, abría con el pitido inicial un duelo de estilos en el que algo más que tres puntos estaba en juego.

Una primera parte con un dominador claro

El partido comenzaba con un choque de estilos. Ernesto Valverde apostaba por un 4-4-2 como esquema táctico para intentar frenar los contragolpes de un Club Atlético de Madrid que con líneas muy cerradas, esperó hasta que sorprendió y golpeó primero.

Con la posesión del esférico, los azulgranas comenzaron a crear ocasiones en torno a la portería de un Jan Oblak que no terminó de sufrir hasta una segunda parte en la que ambos equipos demostraron sus revoluciones y jugaron con una marcha más.

Con las buenas recuperaciones efectuadas por Sergio Busquets, el juego posesivo de Arthur Melo y la lucha de Arturo Vidal, que se bajaba a defender y atacaba a la vez mostrando una vez más su polivalencia, los de Ernesto Valverde dispusieron de más comodidad a pie de campo hasta que la lucha se empezó a avivar. A medida que pasaba el tiempo, ambos equipos peleaban por meterse en el partido y dar un golpe de autoridad.
La primera parte terminaba con las llegadas de ambos equipos y una lesión. El lateral derecho de Reus, Sergi Roberto, se marchaba lesionado del terreno de juego antes del descanso y obligaba a Ernesto Valverde a mover ficha.

En los primeros minutos, la propuesta futbolística llevó la firma del Fútbol Club Barcelona, que avisó hasta que se vio obligado a reaccionar.

Una segunda parte aguerrida

La segunda mitad del duelo comenzaba con una sustitución. Rafinha Alcántara entraba por Sergi Roberto y las bandas comenzaron a recobrar protagonismo cuando ambos equipos ponían a calentar a sus revulsivos.

Con una marcha más, los azulgranas siguieron dominando en una lucha en la que las faltas y el VAR tuvieron protagonismo. Con Leo Messi a la cabeza, los de Ernesto Valverde contaron con varias oportunidades de cara a portería y el conjunto rojiblanco reaccionaba con un Antoine Griezmann que con pólvora ofensiva, creó la oportunidad más clara en el minuto 59 con un contragolpe que terminaba con un envío efectuado desde la banda derecha y un remate despejado por la zaga defensiva azulgrana.

En el minuto 74, Jesús Gil Manzano era avisado por el VAR después de que el esférico tocara en el brazo de Arturo Vidal cuando despejaba el lanzamiento de falta efectuado por Antoine Griezmann en el área de Jan Oblak. Finalmente, el equipo arbitral decidía no pitarlo y las tablas continuaron en el marcador.

Con la presión del paso del tiempo en el cronómetro y dos candidaturas firmes para el liderato, las oportunidades llegaron tarde y poniendo más emoción.

En el minuto 77, los rojiblancos se adelantaban de la mano de Diego Costa, que efectuaba un remate de cabeza después de un córner levantando al Wanda Metropolitano y poniendo al conjunto colchonero en lo alto de la tabla clasificatoria. Ese gol supondría un movimiento de ficha en las filas azulgranas y una reacción reivindicativa.

Ousmane Dembélé, un gol, el empate y otra reivindicación

El delantero francés, Ousmane Dembélé, salía en el minuto 79. Ernesto Valverde realizaba un movimiento de ficha para reaccionar al gol del conjunto rojiblanco y poner el empate en el marcador y consiguió lo esperado.

Antes del tiempo de descuento, los azulgranas volvían a poner las tablas en el marcador con un gol que sirvió de reivindicación. En una semana en la que el francés había copado todos los focos de atención, la reacción llegó y supuso un reparto de puntos con el que el conjunto visitante salvaba la pérdida del liderato y se consolidaba una vez más defendiendo el título de vigente campeón.

Moral para encarar a la máxima competición continental

Este empate llega antes del reto de afrontar el partido correspondiente a la quinta jornada de la fase de grupos de la máxima competición continental. El próximo miércoles, los de Ernesto Valverde visitarán el Philips Stadion para enfrentarse al PSV Eindhoven de Mark van Bommel y conseguir el liderato de su grupo estando ya clasificados.

A la espera de ver lo que hace el Sevilla Fútbol Club, el Fútbol Club Barcelona dormirá líder esta noche con veinticinco puntos, partiendo con ventaja de cara al próximo compromiso liguero: el Villarreal Club de Fútbol visitará el Camp Nou el próximo domingo.