Volvía el fútbol a Butarque. Se llenaba el estadio para presenciar el enfrentamiento entre Leganés y Valencia. Mañana soleada, de las que animan a ocupar la butaca para apoyar al equipo. Si es verdad que el Valencia siempre ha sido un rival duro de roer para los pepineros, pero las estadísticas están para romperlas y los de Pellegrino salieron concienciados en busca de la victoria.

En Nesyri entraba enchufado y quería volver a deleitar a los presentes con su fútbol al igual que lo hizo ante el Betis. Apenas se habían jugado dos minutos del encuentro y el marroquí ya levantó los aplausos de la grada tras un intento de chilena que cogió puerta. Ni punto de comparación con el cañonazo de Gayá minutos después que se estrelló contra el travesaño haciendo resonar los gritos de sorpresa. Sin embargo, el primero en golpear sería un jugador que no acostumbra a anotar. La cabeza de Kondogbia abrió la lata en el ecuador de la primera parte con un remate ante el que nada pudo hacer Cuéllar.

Se le ponía de cara el partido al combinado taronja. Ahora sí, el Leganés reaccionó al instante al ver que el partido estaba llevando hasta el momento los colores valencianistas. Una vez más volvió En Nesyri a buscar el gol, pero Neto sacó una mano providencial para hacer insuficiente el esfuerzo del delantero. Parecía que le quemaba el balón a los locales, que buscaban una y otra vez a sus delanteros con desplazamientos en largo resultado ante la insistente presión rival. El juego aéreo fue el recurso más utilizado por los laterales blanquiazules a base de centros desde ambos carriles en busca de las testas de En Nesyri y Braithwaite, pero nada de nada.

La primera parte se pudo resumir en un continuo ida y vuelta en el que a ambos equipos les costó materializar sus ocasiones. Los delanteros no entraron prácticamente en contacto con el balón a la hora de la creación y los balones volaban de lado a lado sin argumento alguno. Sin cambios al descanso, la segunda parte se anticipaba cuanto menos entretenida con el Leganés volcado en busca del tanto del empate. Pasaban los minutos y los leganenses comenzaban a sentirse cómodos con el esférico en su poder. A pesar de ello, la más clara del segundo tiempo durante los primeros instantes fue para el otro bando. En una baldosa Rodrigo conseguía girarse y cruzar el balón pegado al palo.

Premio a la insistencia

Pellegrino sabía que algo tenía que cambiar para sorprender a este Valencia. Finalmente se decantó por modificar la formación y pasar a cuatro defensas con la entrada de El Zhar al terreno de juego. Poco después se sumaría Guido Carrillo a un planteamiento muy ofensivo por parte del técnico argentino, que ponía toda la carne en el asador para buscar el empate contra viento y marea. Si de por sí la segunda parte ya estaba siendo dominada por el Leganés, a partir de este instante comenzaría un vendaval de ataques locales.

La emoción aguardó hasta los último compases de la contienda. El Leganés estaba demostrando tener hambre de gol, en parte por las horas que eran, y éste estaba al caer. Así fue, cuando el partido se encaminaba hacia su final apareció Martin Braithwaite en las profundidades del área de Neto. No consiguió introducir el balón en las mallas a la primera, pero en el segundo intento no pecó. Estallaba eufórico Butarque ante el gol del empate, la insistencia había dado sus frutos y el ‘Lega’ se adjudicaba un punto, aunque quería los tres. En Nesyri provocó unos segundos de vacío en el estadio cuando se plantó solo ante Neto. El balón no entró y tanto afición como jugador no creían lo que acababan de ver, la victoria estuvo a una mano salvadora de Neto. Finalmente, se repartieron los puntos en un partido igualado que por poco no desniveló el que más insistió.