Parecía imposible, pero sucedió. Algunos aseguran que los fantasmas no existen, pero difícilmente alguien del FC Barcelona podrá hacer esta afirmación nunca más. Los azulgranas visitaban Anfield con un 3-0 favorable y una plaza en la final de Madrid en juego. Pero en Liverpool, los fantasmas de Roma volvieron a aparecer.

Un Barça superado, con tan solo 20 minutos de juego positivos durante el primer tiempo, perdió de forma estrepitosa ante un Liverpool que fue el mejor equipo en toda la eliminatoria. Los goles Origi y Wijnaldum condenaron a un equipo cuyo entrenador quedó muy tocado. Pero lo de Anfield no es, ni mucho menos, responsabilidad única de Valverde

Un partido idéntico pero con un final distinto

El partido del martes fue más que parecido a la ida de las semifinales disputada en el Camp Nou. Entonces, Valverde apostó por Arturo Vidal en el centro del campo, Coutinho en la delantera y, sobre el minuto 60, cambiar al 4-4-2. Mismo guion en Anfield, pero con un resultado bien distinto.

Aunque Ernesto Valverde, en la previa del partido, aseguró que el Barça saldría a ganar, el planteamiento azulgrana fue muy conservador. El conjunto culé no se activó tras el primer gol visitante y aunque los últimos minutos del primer tiempo fueron positivos e incluso pudo igualar el marcador, el Barça no fue a por el partido.

El capitán azulgrana no marcó la diferencia como sí lo hizo en el Camp Nou / Foto: Noelia Déniz (VAVEL.com)
El capitán azulgrana no marcó la diferencia como sí lo hizo en el Camp Nou / Foto: Noelia Déniz (VAVEL.com)

Seguramente, uno de los grandes 'handicaps' del encuentro de ayer fue, justamente, el partido de ida. Aunque el Barça venció por 3-0, fue un resultado engañoso. Ter Stegen, con una mano providencial, y Salah, con un disparo al palo, hicieron que los ingleses se fueran de vacío del Camp Nou. La diferencia fue que, el martes, los balones sí entraron. 

Una segunda parte difícil de explicar

Pero la parte (más) negra del encuentro europeo fue, sin duda, la segunda mitad. No hubo ningún arreglo durante el descanso. El Barcelona siguió apostando por un 4-3-3 que, ya en los primeros minutos del partido, le provocó algún que otro susto. Y en los segundos 45 minutos, todos se vino abajo. Y nadie estuvo a la altura.

Lo aseguró Valverde tras finalizar el partido: "todos los goles han sido culpa de alguien". Seguramente el cuarto, un despiste colectivo -incluido el entrenador, que él mismo lo reconoció- a la salida de un córner, fue el mejor reflejo de que el Barcelona no está preparado para una final de Champions.

Pero ayer, los que tuvieron que aparecer, no lo hicieron. Un Messi vencido, un Suárez apagado, un Coutinho que sigue irreconocible y un Jordi Alba que, a diferencia de lo habitual, no estuvo acertado en dos de los goles visitantes. Que el mejor azulgrana fuera Arturo Vidal, un jugador más destructor que constructor y que fue el segundo en abandonar el campo, es el reflejo perfecto de la debacle azulgrana.

El técnico extremeño repitió el mismo once de la ida / Foto: Noelia Déniz (VAVEL.com)
El técnico extremeño repitió el mismo once de la ida / Foto: Noelia Déniz (VAVEL.com)

Ernesto Valverde, más que cuestionado

Lo del martes no fue algo casual. Tras levantar la orejuda en Berlín, el Barça perdió 4-0 en París, 3-0 en Turín, 3-0 en Roma y 4-0 en Anfield. 14 goles en contra, ni uno a favor y en solo cuatro partidos. Pero solo uno de ellos significaba el pase a una nueva final de Champions y, tal vez, que fuera el Barça el conjunto que cortara la hegemonía blanca en Europa. Y el banquillo lo ocupaba Ernesto Valverde

El trabajo del 'txingurri' durante sus dos temporadas en Barcelona está siendo incuestionable. Sin apostar por el juego de toque que se fue de Barcelona en 2013, Valverde ha conseguido dotar algo a su conjunto que ni el 'Tata' ni Luis Enrique consiguieron: una regularidad ganadora. El Barça no enamoraba, pero cumplía y ganaba. En parte, por el intervencionismo de Valverde. Pero el martes, todo fue distinto. 

El técnico extremeño volvió a apostar por el mismo once de la ida. Y se equivocó. El 'txinguirri' volvió a probar suerte con el doble lateral derecho con Semedo y Sergi Roberto, pasando al 4-4-2,  y no dio resultado. También pareció que las entradas de Arthur y Malcom llegaron demasiado tarde. Quizás el plan de Valverde era reservar estos jugadores para perder tiempo. Pero el plan se convirtió en una pesadilla. 

Ernesto Valverde vivió su noche más negra como técnico azulgrana / Foto: Noelia Déniz (VAVEL.com)
Ernesto Valverde vivió su noche más negra como técnico azulgrana / Foto: Noelia Déniz (VAVEL.com)

La incertidumbre sobrevuela Barcelona

Pero afirmar que el entrenador es el máximo responsable de la derrota es injusto. El Liverpool llegaba al partido con las bajas de Salah y Firmino y el cansancio acumulado de una Premier donde todavía pueden ser campeones. El Barça, en cambio, llegaba a la ciudad inglesa con un once de gala más que fresco. Y tampoco fue excusa.

La única baja que tuvo que lamentar el Barça fue la de Dembélé, lesionado el sábado en Balaídos. Qué hubiera pasado con el francés en el campo también es una incógnita, porque en partidos como el del martes la desesperación e impotencia se contagian. Pero lo que sí es cierto es que, justamente el extremo, cometió un fallo en el partido de la ida que, al final, el Barça terminó lamentando. 

Pero la sensación en Liverpool era que, si el Barça hubiera ganado 4-0 en el Camp Nou, hubiera perdido en Anfield en la prórroga. Porque el Liverpool fue muy superior. Porque Klopp ganó la partida táctica a Valverde. Y porque unos jugadores azulgranas que tantas alegrías han dado a su afición durante la temporada, ayer defraudaron.

Klopp ganó la batalla táctica a Valverde / Foto: Noelia Déniz (VAVEL.com)
Klopp ganó la batalla táctica a Valverde / Foto: Noelia Déniz (VAVEL.com)

Tras finalizar el partido, Bartomeu aseguró que no tomarían ninguna decisión en caliente, pero mostró su frustración tras ver que los fantasmas de Roma seguían muy presentes. El propio Valverde reconoció que su futuro es incierto y aunque firmó su renovación hace pocos meses, es cierto que aunque el Barça compite a la perfección en Liga y Copa, no pasa en Champions. Y cuando ya hará cinco años que la orejuda no pisa Barcelona, esto puede ser más que definitivo. 

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