0-1, min. 14 y 0-2, min. 33, Di María. 0-3, min. 91, Meunier.

El más inofensivo Real Madrid sucumbe ante sus ex en París

Frente a Di María -autor de dos de los tres goles del PSG- y Keylor Navas -quien no recibió ni un solo tiro a portería- los pupilos blancos de Zidane cayeron con estrépito tras casi no presentar oposición en el primer examen de Champions League. Ninguno dio la talla contra un rival muy cómodo y los cambios tampoco arreglaron el feo panorama. 

El más inofensivo Real Madrid sucumbe ante sus ex en París
Ángel Di María celebra uno de sus dos goles / Foto: uefa.com
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Por Iván Sevilla Fernández

Si muchas veces los encuentros con los ex no son del todo agradables, que se lo pregunten al Real Madrid actual, el de Zidane sí, pero ya en otra etapa, en otro mundo bien diferente al de aquellas tres 'orejonas' seguidas. Por aquellos años, las cosas le salían al técnico francés. Ahora, no tanto. Ni siquiera a pesar de la ausencia de las tres grandes estrellas del París Saint-Germain (Neymar-Cavani-Mbappé). Porque, visto lo visto sobre el estadio parisino, la historia estaba escrita a favor de esos que un día defendieron los colores del club madrileño.

Entre un 'tico' sin sudar los guantes -fruto de la dejadez ofensiva rival- y un 'Angelito' convertido en diablo para su anterior equipo, el primer duelo de la fase de grupos de esta Champions League bailó al son del conjunto local en el majestuoso Parque de los Príncipes. Allí donde suelen brillar los cracks del balón, pero que esta vez, vieron desde la grada el declive al que era sometido el trece veces campeón de Europa. Ni Hazard, ni James, ni Mendy, ni Jovic, ni Vinicius ni tan siquiera el que estaba dando lecciones de fútbol a sus compañeros hasta ahora, Karim Benzema. Un desastre total sin reacción al 0-3.

Zampada de Courtois e inactividad blanca

Apostaba fuerte 'Zizou' con la ya bautizada BBH en parcela ofensiva y con el colombiano de exquisita zurda como tercer medio. Sin embargo, ni esas zonas ni tampoco las laterales, con Mendy de parche para frenar a 'El Fideo' Di María, iban a funcionar. Porque bien pronto el PSG mostró sus credenciales a base de presión alta, intensidad mayor e incluso buen trato de pelota. Eso que tanto daño hace al rival cuando se hilan correctamente los pases.

De una jugada así, de triangular con delicadeza pero perfección cada toque, acabó el esférico en las mallas. Icardi, Bernat y Di María se plantaban en área blanca para colar la pelota por el palo corto de un Courtois sin acierto alguno. Bastante más pudo oponer para evitar esa apertura del marcador al minuto 14 de juego. Mientras el Real Madrid trataba de encontrarse con su idea, el conjunto local la tenía clara. Desde el talento argentino hasta el exmadridista Navas, quien no tuvo que emplearse: cero remates a portería serían la cruel realidad de récord para un equipo blanco inactivo en ataque. 

Tal fue la desdicha en labores ofensivas que los únicos disparos entre los tres postes fueron anulados por el VAR, por mano y fuera de juego. Bale se crecía en algunas arrancadas pero terminaba sin patear o pateando alta una falta. Al otro lado, Hazard no solo no resultaba tan determinante como tantos madridistas esperaban, sino que ni siquiera generaba acciones de verdadero fuera de serie. Deambulaba por el campo, recibía de espaldas, descargaba y poquito más del belga (el gran fichaje del verano en la casa blanca). 

Los ojos de Hazard reflejan el desconcierto blanco / Foto: uefa.com
La cara de Hazard refleja el desconcierto blanco / Foto: uefa.com

Sin soluciones, el gol de Meunier refleja todo

En medio del percal visitante, la defensa que había echo aguas por la izquierda iba a repetir su actuación por la zona derecha. Allí volvía a driblar la figura de Di María, eléctrico como en sus mejores años de blanco, para urgir en la herida de un Real Madrid desarticulado atrás. Misil con su zurda y 2-0 a poco más de media hora de juego. Pero daba igual hablar de tiempos o minutos en el Parc des Princes porque los de Zidane continuaron en la máxima decadencia todo el partido.

Las soluciones desde el banquillo no surtieron efecto alguno, el PSG se mantenía firme y seguro, esperando para fulminar a su oponente a la contra, mientras su pivote Gueye se vestía del mejor Kanté. En este jugador un tanto desconocido también estuvo la clave del triunfo. Se notaba que Thomas Tuchel lo había estudiado y pensado todo al dedillo. No quería caer sin sus millonarias estrellas ante un Real Madrid en horas muy bajas, visto el desarrollo del choque.

Ese que llegó a plantar a los dos laterales locales Meunier y Bernat en el área interna de Courtois. A placer, el belga sentenciaba la fácil victoria parisina en un gol que reflejaba cómo había ido el encuentro. Solo un equipo se había presentado como candidato a ganar. Pinta fea la situación en territorio madridista. Y eso que este solo era el estreno.