En el ambiente de un Sadar en ruinas por las obras y sin el calor de la afición, el Atlético de Madrid aprovechó para adelantarse. Llegaron los ataques y con ellos las faltas no tardaron en dejarse ver, el árbitro vasco no tardó en sacar la primera tarjeta amarilla tras un encontronazo en el aire entre Santiago Arias y Arnáiz. 

Juego, juego y más juego 

El conjunto rojiblanco atacaba, pero el muro en defensa que tenía armado Osasuna no dejaba pasar a los jugadores madrileños. Rubén custodió los palos de manera efectiva tras un primer intento de gol de Diego Costa que no achantó al portero coruñés. Aridane no dejó de destacar, todas las jugadas pasaban por sus botas, el muro rojillo no paraba de dar juego en El Sadar. Los atléticos se vieron en un aprieto cuando los de Jagoba tuvieron la primera ocasión en sus pies, el esférico hizo que se metieran los rojillos en el área rival con el fin de buscar la presión y encajar el balón con la red, pero no pudo ser y el tanto que pudo adelantar al conjunto navarro no llegó. 

Diego Costa en la primera ocasión del partido
Diego Costa en la primera ocasión del partido

Osasuna buscaba arrebatarle al Atleti hasta su manera de jugar, quería conducirles a su terreno para así ganarles jugando como a ellos les gusta, atacando. El esférico no dejaba de rodar sobre el verde, juego, juego y más juego. Ambos equipos aprovechaban todas las oportunidades que tenían y más para acercarse a la portería rival y hacerles temblar, pero ninguno se achantaba, encaraban, ninguno estaba dispuesto a perder. 

El conjunto navarro buscaba los espacios, los creaba, se acercaba, se metía en terreno rojiblanco, pero el conjunto madrileño no dejaba pasar ni una. Los tantos se hicieron de rogar un poco.

Tocados, pero no hundidos 

El partido fluía, no paraba el juego ni en un solo instante, el esférico iba de un lado para otro sin apenas parar quieto. El muro cayó, João​ Félix admiró al balón apetecible y sació su hambre con un gol ante la atenta mirada de Diego Costa que esbozaba una sonrisa tras el gol. 

A pesar de la amenaza del gol que ponía el 0-1 en el marcador, Osasuna no se rendía, se armó y creó una oportunidad. Enganchó la pelota Alberto Torres que tras una acción colectiva magnífica fue despejada por Oblak. El despeje acabó en las botas de Moncayola, pero se marcha rozando el palo. Los de Jagoba Arrasate estaban metidos en el juego más que nunca, no era el momento de rendirse. 

Joao Félix vio pasar la segunda oportunidad de gol por sus narices, pero no consiguió anotar, el marcador no subía y Aridane, el muro rojillo, se hacía fuerte, todo pasaba por sus botas. 

A un minuto de terminar la primera parte del encuentro Lodi no dejó tranquila a la defensa rojilla, se metió en el espacio que le había creado el equipo navarro y João Félix casi convierte el esférico en su segundo gol. Aunque tendría que esperar un poco más para que su doblete se hiciera realidad. 

Se necesitan refuerzos 

El cansancio no se notaba en el feudo rojillo, pero los de Jagoba y los del Cholo necesitaban un cambio, renovar jugadores, necesitaban frescura. El tráfico de jugadores en las bandas de El Sadar comienza a hacerse notorio, pero aún tardarían en llegar los refuerzos. 

El Atleti estaba sediento de goles, había abierto la lata y no quería parar, como un niño cuando estrena juguete nuevo. Correa la tuvo en sus pies, pero no consiguió que el esférico traspasase los cuatro palos. Enric Gallego no dejaba de destacar, no perdía ni un balón, nada se le escapaba, todo lo ganaba, aunque a pesar de ello Osasuna iba a seguir a cero. 

El equipo el Cholo no estaba tan atinado como en la primera parte, los balones ya no estaban tan controlados, volaba el esférico por el cielo navarro sin una dirección fija. 

João Félix, el hombre del partido 

Los rojiblancos se arman de valor y acatan, marcan y lo celebran, todo ante la atónita mirada de Moncayola, quien no puede creer lo que acaba de suceder. El VAR revisa la jugada, "no puede ser" repiten los jugadores rojillos en su cabeza, pero finalmente el gol se da válido y sube al marcador, convirtiéndose en el segundo del partido y haciendo que João Félix lleve a cabo un azaña, El Sadar le ha regalado su primer doblete en la liga española

João Félix alcanza el doblete
João Félix alcanza el doblete

Un jarro de agua fría cae sobre la cabeza de los rojillos, que no pueden creer lo que están viviendo. Se van viniendo abajo, el descuido no es bueno, ha propiciado el gol del portugués, aunque el conjunto navarro no se da por vencido, sigue sacando sus garras en busca de la victoria que cada vez se va alejando más. 

Un soplo de aire fresco 

La temperatura es buena, no hace demasiado calor, pero los cambios llegan y entra Adrián, quien anotó ante la Real Sociedad su primer gol con la camiseta rojilla. Su entrada va a ser renovadora, hace que Osasuna se renueve, va a por todas. Se presentó la priemra ocasión y va a intentar marcar. Rubén, Enric y Adrián se coordinan para armar un ataque y superar al rival, lo consiguen, pero el chute del delantero se marcha lamiendo la red. 

Aridane la tuvo en sus botas, pudo abrir la lata, pero no fue buena, aunque los de Jagoba no se rindieron. 

Pivote goleador 

Marcos Llorente no perdona y marca el tercer tanto del encuentro que aleja aún más a Osasuna de la victoria. El feudo está siendo atacado y van a acabar destruyendoles. Destruidos, con las mirada perdida y las cabezas gachas los de Arrasate no sabían dónde meterse, se les habían colado en la defensa, había sido un colador. El esférico pasó entre las piernas de Aridane y entró hasta el final de la red sin ningún impedimento, al muro le habían hecho una puerta sin darse cuenta.

Osasuna con el 0-3 comenzaba a estar cada vez más destrozado, pero Marc Cardona añadió peligro al juego, chutó la pelota, pero se topó con el palo Oblak. Poco a poco los rojillos se iban apagando. Llorente alejó aún más de la victoria al cuadro navarro, cedió su oportunidad de gol a Morata, quien sentenció el cuarto gol del encuentro.

Los rojiblancos no habían conseguido ganar en 2020 en la competición doméstica y el Sadar les brindó la oportunidad de hacerlo a lo grande, a pesar de que los locales no se lo pusieron fácil. Aunque según caía la lluvia de goles los de Jagoba cada vez estaban más anestesiados. Llorente sentenció el partido con un pase a Carrasco, le regaló el esférico y este anotó el 0-5 del encuentro. Sin embargo, no todo iba a quedar así, los rojillos no se rindieron y pelearon hasta el final, Rubén García la tuvo en sus botas, pero Oblak estuvo más rápido y atajó el disparo que sentenciaba la derrota de un Osasuna en ruinas.