Un empate a base de sudor y sangre

Empate a uno entre Real Madrid y Chelsea, con las de Toril adelantándose en el marcador y luchando hasta el final por tratar de llevarse tres puntos vitales. Se la jugarán el viernes contra el PSG, en lo que será una final para ser segundas de grupo.

Un empate a base de sudor y sangre
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Por Adrián González Clemares

Era un partido de Champions con muchas lecturas diferentes, con una necesidad acuciante por parte de las locales y con una tranquilidad visitante del que sabe que ya tiene prácticamente los deberes hechos, y que solo debe seguir con una inercia positiva que le ha llevado hasta allí. Era un partido casi a vida o muerte para el Real Madrid, que necesitaba puntuar de cara a presentarse en el Parque de los Príncipes el próximo viernes, en lo que sí que va a ser una batalla campal por hacerse con la segunda plaza del grupo de la muerte.

Empezó lento el partido, con los dos entrenadores anulándose mutuamente mediante presiones muy intensas que si no lograban dar frutos propios, sí que conseguían desarticular las intenciones del rival. Las de Toril abusaban del balón en largo sobre Esther, mientras que las de Hayes intentaban zafarse como fuera de una incómoda presión blanca, que a medida que fueron pasando los minutos fue cogiendo más protagonismo.

Aun así, el partido empezó con aviso ‘blue’, con un balón al larguero en el primera minuto que dejaba al Madrid con la sensación de haber esquivado una primera bala que podía haber herido casi de muerte. A partir de ahí empezaron los primeros bailes de Athenea, que comenzó a percutir en su banda y a desesperar a una Eriksson que, fuera de su posición, le estaba costando más maniatar a la joven extrema.

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Hasta el minuto 23 no llegó la verdaderamente clara, y es que una conducción en solitario de Olga, que siguió con una pared con Weir, culminó en un disparo de la hoy lateral que por poco se cuela, con Berger ya vencida y aquejándose de unas molestias físicas que no le impedirían, sin embargo, terminar el partido.

Tendría algún susto más el Madrid, que salió con más miedo que vergüenza, reflejado en una Claudia Zornoza que nunca suele fallar, pero que falló, regalando un balón muy comprometido y permitiendo que Kerr se plantara sola ante Misa. No fue mérito de la canaria, más bien suerte del destino, que ese balón se marchara al poste. Respiraban las blancas, sufría Toril desde el banquillo viendo que las cosas no terminaban de salir.

Reacción blanca

Y es que el Madrid no solo se enfrentaba a sí misma, sino que medía su poca eficacia de esta temporada con una Chelsea que todavía no había encajado en Champions. Pero aparecería Caroline Weir para romper el maleficio, en el minuto 36, tras un fallo clamoroso de Berger, que regaló el balón, estando perfilada en lado diestro del área, para que la delantera blanca solo tuviera que recibir y tirar a portería vacía. Casi como en un entrenamiento.

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No sirvió del todo esto al Real Madrid para venirse arriba, pues terminó una primera parte donde apenas había generado para entrar en una segunda donde volvieron a aparecer las imprecisiones, como la de Ivana, que cometió un penalti casi inexplicable, un penalti que remató Reiten pero cuyo gol le dieron a Misa, que adivinó el lado por el que iba a ir el balón y se terminó confundiendo con la pelota. Una pelota que terminó dentro, para martirio blanco.

Poco más a partir de ahí, con un Chelsea al que este resultado le valía de sobra y un Real Madrid que empezaba a alborotar el árbol, con entradas como la de Svava o Maite. Sería un gran movimiento, pues el desplazamiento de Olga al extremo a punto estuvo de resultar una jugada ganadora en el minuto 80, tras un eslalon de la sevillana, que se plantó mano a mano con una Berger. El duelo fue para la guardameta ‘blue’, que se hizo grande y sacó un balón inmenso.

A partir de ahí tiró de corazón el Real Madrid, más de alma que de lógica, porque lo cierto es que su intento exacerbado de ir a portería contraria y de marcar gol no solo no tuvo ningún éxito, sino que le terminó haciendo sufrir ante un posible gol londinense. Lo siguieron intentando, conscientes de que una victoria y tres puntos podían significar mucho de cara al trascendental duelo contra el PSG, pero no le dieron las fuerzas. Se siguieron acercando, pero no fueron capaces de seguir luchando a pesar de ir con todo, sin conformarse en ningún momento con el empate, pero siendo conscientes de que su final será el viernes,  y que de momento han llegado vivas a ella.