Los boquerones no sobreviven en el agua dulce del Manzanares

El Atlético de Madrid se impuso ante el Málaga en un encuentro que tuvo de todo. Carrasco y Gameiro firmaron un doblete y pusieron cuatro tantos en el marcador de los rojiblancos. Camacho y Sandro recortaron distancias en dos ocasiones.

Los boquerones no sobreviven en el agua dulce del Manzanares
Foto: Daniel Niet /VAVEL.com
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Por Laura Hijón

Para olvidarse de la derrota hay que volver a ganar rápidamente”, decía Simeone antes de recibir al Málaga; Carrasco escuchó  atentó la declaración y la memorizó para el examen. Dicho y hecho, era el minuto 6’ y,  el alumno más aplicado del Atlético de Madrid estrenaba el marcador. Seis goles en cuatro partidos, que se escribe rápido, pero no se consigue tan rápido. El belga la enganchaba, se escabullía en el área y, con un zurdazo, la enviaba al fondo de las redes ante los ojos atentos de Kameni. Era el inicio de un partido en el que pasó de todo; el final sería calcado.

Tampoco se perdió nada de la clase Gameiro, que para acallar las críticas de aquellos que apuntan hacía la sequía de la delantera rojiblanca y, para espantar el famoso fantasma de Jackson Martínez, anotaba dos tantos antes de que el colegiado pitara el final del primer asalto. Koné y Camacho, un poco perdidos por el Manzanares, se despistaban y asistían al galo, que sin pensárselo convertía el segundo rojiblanco. El tercero local, llegaría al filo del descanso, pero el Málaga  tras una falta en la que se lesionaba Gaitán y era sustituido por Correa, aprovechaba la inestabilidad rojiblanca para pillar desprevenida a la zaga rojiblanca, y Sandro -uno de esos pocos que se libran de la enfermería malacitana- recortaba distancias.

Al Atlético, con la lección bien aprendida, ya no le valen las tonterías, así que en el minuto 43' la dupla francesa maquinaba una de esas jugadas que silencian al Calderón; y mira que es difícil. Griezmann se la dejaba a Gameiro, y éste, su fiel pupilo, no la desperdiciaba y la enviaba, por segunda vez, al fondo de las redes custodiadas por Kameni. Encaminaba el Atlético los tres puntos, el Cholo –como de costumbre- no caminaba tranquilo, algo le picaba.

Fiesta de tarjetas

No contento con los tres tantos salió el Atlético a buscar el cuarto en el segundo asalto. La primera ocasión la tuvo Godín al que se le escapó por, escasos centímetros, un centro de Griezmann. Todo parecía tranquilo en el Vicente Calderón, como mucho, se auguraba algún tanto más y partido solventado; sin embargo, hablamos de fútbol y aquí, como aquel que dice, no hay nada escrito. El rojo cambiaba el partido, y no precisamente por el color de la camiseta de los locales, Estrada le enseñaba la Roja a Savic por acumulación de amarillas; el Calderón se ponía patas arriba y la historia pasaba de claro a oscuro. Simeone sacaba a Lucas para contener el resultado; sin embargo, Camacho aprovechaba la superioridad malacitana y hacía el segundo en la que un día fue su casa. Aumentaba la presión en el Calderón, las miradas al reloj y  los decibelios del Estadio. Le quedaban 27’ minutos de insistencia a los chicos de Juande y otra casi media hora de resistencia a los de Simeone.

En una fiesta de amarillas se convertían los minutos finales del encuentro. Simeone, perro viejo, con uno menos retiraba a Gameiro y metía como bálsamo a Tiago, el cambio le vino como mano de santo. El Atlético, acostumbrado a la tensión, no estaba dispuesto a renunciar a los tres puntos, así que Carrasco  -no podía ser otro- galopaba por la banda derecha y con su dulzura particular, la enviaba cruzadita –muy parecida a la que abría el marcador- al fondo de las redes de la portería de Kameni. El Atlético dijo allí su última palabra, los tres puntos no se le iban a escapar; ni con uno menos. Estrada, por su parte, no había dicho la última palabra y continuó con su festín de tarjetas, esta vez le enseñaba la roja a Chory al filo del descuento.

El conjunto boquerón trató de hacerse al agua dulce luchando por remontar el Manzanares y, a contracorriente desde el primer minuto del encuentro, el Atlético, no se lo permitió. Los rojiblancos defendieron los tres puntos como aquel que defiende a su hijo; volvió el Atlético de Madrid a la victoria y los malacitanos, por contra, sumaron la cuarta derrota. Al Calderón le gusta el Rock; el próximo martes lo tocará contra el Rostov.