No fue un partido fácil. Tampoco se puede decir que haya sido bonito para los celestes y que su juego proliferó por el Coliseum como tiene acostumbrado. Tal vez pudo ser el campo, algo alto y seco, tal vez la forma física del equipo por acumulación de minutos, o que el Getafe planteó el partido como más le duele al Celta: robándole la posesión del balón. Un equipo de Fran Escribá que, necesitado de puntos, salió ante su afición con la premisa clara de competir la posesión y durante grandes tramos del partido consiguió desquiciar a los celestes. Pero en el fútbol se vive de los goles, y si tu equipo encadena cuatro jornadas consecutivas sin marcar el problema se vuelve viral. Si además enfrente aparece un mermado Nolito, lejos de su condición física idónea pero con la pillería que le caracteriza, el partido se te puede poner en tu contra.
No empezó bien el Celta, superado claramente por el Getafe en la posesión y en la sintonía del fútbol. Los de Escribá, frescos y vigorosos, combinaban en campo celeste con sus atacantes con relativa facilidad; los vigueses, alto más trastabillados y opacos, se conformaban con los chispazos de sus jugadores estrella que, en el día de hoy, no tuvieron ni suerte ni fuerza. Un remate de Yoda al travesaño y alguna ocasión aislada de Álvaro Vázquez y Víctor Rodríguez no encontraban portería ante el alivio de Sergio Álvarez. Pudo cambiar el devenir del encuentro si Fernández Borbalán señala un penalti claro en el área azulona por manos de Juan Rodríguez, muy protestadas por John Guidetti. El Celta de Vigo empezaba a desquitarse del dominio azulón a golpe de contra, con la velocidad de Bongonda y Iago Aspas, pero el tercer elemento de la ecuación, Fabián Orellana, no tuvo una buena vuelta a los terrenos tras su sanción. Sin más historia, Getafe y Celta tomaban camino a vestuarios tras una primera parte que el Getafe quiso y no pudo, y el Celta, sin un mediocampo de toque, se defendía con oficio de los tímidos ataques que el Getafe ofrecía, sobre todo por medio de un Víctor Rodríguez muy activo.
El mismo argumento con diferente desenlace
Comenzaba la segunda parte con un Celta más fresco. Empezaba a dominar la pelota pero con muchas imprecisiones en su juego, algo que no acostumbra el equipo del Toto Berizzo. Tuvo Bongonda el primer gol en sus botas con un disparo de volea que sacaba bajo palos Yoda, con Guaita batido. Segunda parte y misma jugada, una mano tan involuntaria como evidente de Víctor Rodríguez fue ignorada por árbitro y asistente, privándole a los celestes de abrir la lata. El Getafe mientras, con la misma tónica de la primera parte, buen juego en la creación y desastroso en la definición, con disparos que no tomaban portería pero alertaban a Sergio. Pero este año el Celta puede ganar partidos con meros chispazos aislados, y en un córner llegaba el único gol del partido. En el minuto 71, pelota botada por Orellana, Pablo Hernández (como siempre) peina el balón al área pequeña y Nolito, libre de marca, vuelve a peinar para batir a Guaita sin incurrir en fuera de juego. El juego no era brillante, incluso se podía decir que era apático, pero el Celta de Vigo se adelantaba en el marcador.
A partir de ahí, autobús ante las acometidas de un Getafe poco mordiente y buscar la velocidad de Iago Aspas para sentenciar el partido. Álvaro Vázquez pudo, por partida doble, batir a Sergio pero sus disparos no encontraron portería. También pudo sentenciar Daniel Wass en los últimos instantes, pero pecó de egoísta y buscó el disparo directo en vez que asistir a Hugo Mallo. Con ello murió el partido y los tres puntos que viajan a Vigo, venciendo por vez primera en el Coliseum en Primera División. Un Celta de Vigo que se afianza en zona europea pese a su escaso fútbol en Madrid, que no será suficiente para sus próximos dos encuentros la próxima semana (Villarreal y Real Madrid), mientras el Getafe continúa en caída libre por la clasificación encadenando seis jornadas consecutivas perdiendo.