Volvía la competición a Balaídos pero no se paseó por allí la justicia. Mala pareja de baile la que tocaba en el sorteo, emparejando a los gallegos con el Shakhtar Donetsk de Ucrania, un equipo que no perdía desde setiembre, encarrilando 24 partidos sin perder. Con una plaga de brasileños y ucranianos talentosos en sus filas, más su gran capitán Dario Srna. La salsa de los Tayson, Marlos, Fred o Bernard enmudeció el estadio olívico por partes, con un juego vertical y rápido de cara a la portería de Sergio. Fútbol no vistoso, sino efectivo, con síntomas de gran equipo con las cosas claras.

El baile daba comienzo, y las parejas empezaban a darse cariño. Los centrales celestes, Cabral y Roncaglia, muy contundentes en el corte, dando muchos problemas al debutante Blanco; Ordets y Rakitskyy se las vieron con Aspas y Guidetti, poco afortunados en el partido. Pocos compases tuvieron que pasar para ver cómo se iban a desarrollar los pasos, el Celta de Vigo con posesión de balón, mezclando balones en largo con largas transiciones, pero el miedo del novato, o la inexperiencia en la competición le pasaba factura. El Shakhtar, más experimentado en este tipo de guateques, se plantaba en el área rival con apenas tres pases. La primera la tuvo Bongonda, pero el belga sigue sin encontrar su momento y su lugar en el Celta.

Y así, a ritmo de salsa brasileña, llegó el primer y único gol del partido. Contragolpe brutal de los ucranianos tras una falta y robo a Radoja, Tayson conduce el balón, aprovecha un resbalón de Jonny como último hombre, pase a Marlos que falla en el mano a mano ante Sergio, pero el rechazo lo fusila Blanco que por allí pasaba. Tac, tac, tac...y los brasileños armaron la fiesta en apenas tres pases. No era merecedor del gol, pero todo el estadio visualizaba desde su inicio que este Shakhtar tiene mucho veneno arriba. Y arriba se fue el Celta, pero Aspas no estaba, Guidetti no tuvo el día, Wass no le salían las cosas y Bongonda seguía siendo un chiste para todo un veterano como Srna. Sin ni un ¡¡uy!! que llevarse el aficionado celeste a la boca, el descanso llegó con el resultado de 0-1.

A Rianxeira empieza a sonar...pero bajito

La segunda parte fue algo más atractiva para los intereses del Celta, en plena guerra por conseguir un gol que mitigase un poco el daño que "la salsa" había hecho en el marcador. Se expuso a las contras del rival, a la calidad de Tayson y los quiebros de sus colegas brasileños, pero Cabral y Roncaglia estuvieron sin miedo, muy atentos a cualquier síntoma de peligro. También lo estuvo Hugo Mallo, el posiblemente jugador más peligro por parte de los vigueses con sus subidas por la banda derecha, pero si tu jugador clave en ataque es un lateral, significa que algo malo pasa arriba. Mucha combinación en medio campo que finalizaba con falta colgada al área y despejada por los defensas visitantes. No hubo más peligro que eso hasta que Sisto entró en juego.

Necesitaba velocidad y el danés se la dio, pero sin precisión. Balones colgados al área que eran fácilmente despejados y se montaba la contra rival, subiendo hasta 6 jugadores al remate. El Celta no inquietaba a Pyatov, sin paradas de mérito por el internacional ucraniano, pero hubo tiempo para la polémica y el enfado del respetable. Guidetti recibe un gran pase de Aspas entre líneas y es derribado claramente por Rakitskyy, penalti que el árbitro no señala y que pudo cambiar el devenir del partido con 15 minutos por delante.

Sin el error del penalti, el partido siguió el mismo curso que la segunda parte. El Celta, colgando balones sin peligro y el Shakhtar, ya cansado físicamente, con contras cada vez menos peligrosas. Pero el resultado no se movió y en Balaídos sonó la salsa, que enmudeció a la típica Rianxeira que tanto gusta cantar al aficionado vigués. El partido de vuelta dictará sentencia, aunque el Shakhtar se lleva un gran resultado y el frío correrá a favor de los de Paulo Fonseca. La baza que, aunque se juegue en Jarkov, Donetsk o Lviv, con grados negativos o en estado de guerra, A Rianxeira puede que sea escuchada en Ucrania.